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sábado, 14 de febrero de 2009

Carta de amor


Mi querido amor:

Quién fuera Neruda para escribirte veinte poemas de amor y una canción desesperada
Quién fuera Flores y Ortíz Guerrero para imaginarte etérea panambi vera danzando sobre las gotas de rocío y ser enterrado bajo la sombra de tu profunda mirada. 
Quién fuera Sabina para abominar de este catorce de febrero a cambio de matarme contigo si te matas y morirme contigo si te mueres.
Más de una vez escribí que el Día de los Enamorados es un invento de la sociedad de consumo para hacer negocios con los sentimientos. ¿Quién puede sustraerse a tanto bombardeo publicitario, a tantas postales edulcoradas con forma de corazón a ritmo de bolero...?
Amar es nunca tener que pedir perdón, decía aquel clásico film Love Story, pero no hay amor que te perdone si hoy te olvidás de regalarle alguna flor, quizás una tarjeta con versos de Benedetti, una caja de bombones suizos, una salida a cenar o a bailar, un collar de brillantes...
Por ello, querida mía, déjame ensayar estas líneas apasionadas y cursis, para expresarte todo mi amor inmenso, sufrido, inevitable.
No sé cuando fue el momento en que me enamoré de vos.
Quizás lo traía en la sangre, desde antes de nacer. 
O fue probablemente un enamoramiento a primera vista, cuando mi ser se adhirió a tu esencia, cuando te respiré en el aire y te acaricié en el tiempo.
No es fácil amarte, vida mía. 
Duele mucho compartir cada día tus problemas y tus miserias, tus necesidades y tus defectos. 
Duele ver lo que hicieron contigo, lo mucho que te han robado y prostituido, mi amor. 
Pero hay momentos mágicos en que toda tu belleza y tu riqueza interior salen a luz. 
Cuando te acaricio en lo más profundo y me haces cosquillas en el alma, en ese antiguo lenguaje que es un secreto entre los dos.
¡Cuántas veces me desilusioné de vos, y seguramente vos de mí...! 
¡Cuántas veces te vi en brazos de otros, ajena, perdida... y decidí abandonarte, porque sentí que en tu corazón ya no había sitio para mí...! 
Pero la distancia solo me hizo reafirmar lo mucho que te amo, y descubrir que es doloroso vivir contigo... pero es imposible vivir sin ti.
Hoy sé que amarte es una lucha cotidiana. 
Tu futuro es el mío y el de nuestros hijos, de todos tus muchos enamorados. 
Amarte es construir juntos el mañana, con voluntad y sacrificio. 
Amarte es no desesperar, no desencantarse fácilmente. 
Amarte es seguir imaginándote digna y libre, justa y solidaria.
Amor de mi vida... Patria mía querida... Paraguay de mi dolor y mi alegría... en nombre de todos los que nos desvivimos de pasión por vos: ¡Feliz Día de los Enamorados...!

Sinceramente tuyo.

Andrés