“Yo quiero rezar a fondo
un Hijo Nuestro...”.
(Silvio Rodríguez,
"El necio").
#Navidad
Hijo
Nuestro que estás en el pesebre, rodeado de mansos animales y de la gente
humilde del pueblo.
Santificado
sea tu nombre, porque es un símbolo de justicia y libertad.
Venga a
nosotros tu mensaje de esperanza para este país que tanto necesita superar el
desencanto, la corrupción, la miseria, la impunidad, la ignorancia, la falta de
confianza de la gente en sí misma.
Hágase
tu voluntad, así en la tierra como en el cielo, sobre todo en esta tierra que
tiene todas las condiciones para ser un paraíso, pero que obstinadamente
buscamos convertirla en un infierno.
Danos
hoy nuestro pan de cada día. Principalmente el pan para tantos chiquitos y
chiquitas condenados a pasar hambre por culpa del egoísmo y de la indiferencia.
Perdona
a los que han transformado la Navidad en un gran comercio, a los que han
vaciado de contenido uno de los acontecimientos más bellos en la historia de la
humanidad, a los que hoy le ponen precio hasta al mismo Dios.
No nos
dejes caer en la tentación de creer que estas fiestas son solamente fiestas,
porque en realidad son una oportunidad para redescubrir los valores de la
solidaridad y del amor, para compartir nuestros sueños por encima de nuestras
diferencias.
Y
líbranos de los insulsos arbolitos de plástico y nieve artificial, de los
ridículos Papá Noel con abrigos de lana en medio del calor subtropical, de los
programas fashion de la televisión, de los petardos enloquecidos, de los
paranoicos cazadores de brujas, de los fabricantes de conspiraciones, de los
jueces vendidos al mejor postor, de los asaltantes y secuestradores, de los
eternos baches de nuestras calles, del dengue, de la crisis, de los
depredadores de la naturaleza, de los vendedores de ilusiones, de los ladrones
de sueños, de la cachaca estruendosa, del calor insoportable y de todo mal.
Amén.