miércoles, 16 de abril de 2014

Sangre de Luna


La Luna está herida y bañada en rojo.
La Luna llora sangre… o sangra lágrimas.
Quizás le duele el mundo.
Quizás le duele la vida.
O quizás le duele lo que hacemos nosotros, los seres humanos, con nuestro mundo y con nuestra vida.
Los astrónomos dicen que es solo el efecto cromático de un eclipse total de Luna, y que este fenómeno sideral ocurre apenas siete veces en el siglo, ¿pero… qué saben los astrónomos de la Luna?
¿Acaso la conocen mejor que los perros callejeros, los lobos esteparios, los poetas malditos y los escritores noctámbulos?
Ni siquiera la conocen bien los astronautas, que tanto se ufanan de haber caminado sobre su superficie... pero nunca han podido acariciar su alma.
Luna roja, no llores más, no sangres más…
Déjame enjugar tus lágrimas y restañar tu sangre.
Déjame imaginarte otra vez toda de queso, como cuando era mita’i, allá en mi valle lejano, y te cantábamos jasy moroti, jasy memby, jasy kañy, jasy pehengue...
Déjame sentirte otra vez Luna de gitanos, como te idealizó el poeta desterrado.
Déjame cantarte Luna lunera, cascabelera, con cadencia de románticos boleros.
Déjame que, como el canalla Sabina, recueste mi cabeza en el hombro de la Luna/ y le hable de esa amante inoportuna/ que se llama soledad.
Luna roja, no nos prives de tu luz blanca, ni de tu magia azul.