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lunes, 25 de noviembre de 2019

Myra y Darío: Historia de amor y dólares en tiempos del Lava Jato



Myra se prestó a transferir y salvar los fondos que quedaban de su novio prófugo. Más que Romeo y Julieta, son los Bonnie & Clyde del Operativo Patrón – Lava Jato.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Darío Messer se mostraba nervioso y ansioso como un perro enjaulado. El doleiro dos doleiros (lavador de dinero) se sentía solo y abandonado. Era el 11 de julio de 2018 y él llevaba varias semanas escondido en una de las estancias de su amigo y socio, el empresario fronterizo Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um o El Jefe, en las afueras de la ciudad de Salto del Guairá, Canindeyú, esperando que sus aliados le ayuden a dar una salida a su situación de prófugo de la Justicia, pero “la solución” no llegaba.
Por sobre todo, Darío extrañaba a su joven enamorada, Myra de Oliveira Athayde, con quien llevaba pocos meses de relación, pero de quien estaba perdidamente enamorado. Había una gran diferencia de edad (ella tiene 27 años, él 61), pero Myra ya le había demostrado estar dispuesta a arriesgar todo para permanecer juntos. Por causa de ella, él se había peleado con su familia.
Su anterior esposa, Rossanne, y sus tres hijos, Dan, Débora y Denise, se mostraron molestos al descubrir que Darío andaba con la joven amiga de la esposa de Dan, cuando Myra llevaba poco más de un año de casada con el abogado Marco Aurelio Asseff, de quien luego se divorció.
Darío había viajado con Myra al Paraguay, en una fuga de luna de miel, cuando sorpresivamente, en junio del 2018, el juez federal Marcelo Bretas ordenó su detención junto a más de 60 personas por el caso Lava Jato. Dos de sus ex socios, Vinicius Claret (Juca Bala) y Claudio Barboza (Tony), habían caído presos y decidieron delatar a Darío y a sus demás cómplices. “Fui traicionado en el Brasil y me agarraron de sorpresa en el Paraguay.
Además arrastraron a Dan (hijo de Darío) en esa confusión. Mi relación con la familia ha quedado muy mal también. Ellos me culpan con razón por esa confusión”, relata Darío en la carta que escribe el 27 de junio desde la estancia en Salto del Guairá a Patrão, quien según la Fiscalía brasileña era el entonces presidente paraguayo Horacio Cartes, a quien pide que le envíe 500.000 dólares a través de Silveira, porque todos sus recursos fueron bloqueados por la Justicia.
Tras ser preso, su hijo Dan Wolf Messer se había acogido a la delación premiada y había brindado datos sobre las operaciones ilegales de su padre. Encuentro amorosoMientras elaboraba en su escondite la estrategia de pedir dinero a Cartes y negociar una posible entrega ante la Justicia paraguaya para obtener prisión preventiva, el 23 de junio de 2018, Messer preguntó vía WhatsApp a Roque Silveira: “¿Será que unos diez días antes de presentarme, puedo encontrarme con mi novia en tu local?”. Roque, con el nombre en código de Judeuzinho (pequeño judío), le contestó con risas de complicidad: “Kkkk. Sí, señor”.
El encuentro con la novia, al igual que la negociación de una posible entrega, demoró en cumplirse. El 11 de julio, Roque Silveira le escribió contándole que su “gran amigo” (HC, según los fiscales brasileños) le recomendaba que espere para entregarse a la Justicia después del 15 de agosto, cuando debía entregar el mando al nuevo presidente, Mario Abdo Benítez. “Sería mejor para todos”, habría sugerido Cartes. Aceptó a regañadientes. “Quiero martillar esta porra de una vez. Estoy ansioso”, le confesó a Roque.
“Mi cabeza está bien, estoy ajustado aquí, pero con mi enamorada que está viniendo, yo lo aguanto sin problemas”, aseguró. Unos días después, Myra logró llegar hasta la estancia de Silveira. Según las suposiciones, ingresó al país por algún punto de la frontera seca con el Brasil, desde la ciudad de Mundo Novo, Mato Grosso do Sul, sin hacer ningún registro de inmigración, ya que no hay datos en esa fecha.
Fue el primer reencuentro tras la huida apurada de hacía un mes. Aunque no estaban en su lujoso tríplex, junto a la playa de Leblón, para los enamorados fueron días de felicidad, aunque a la vez de preocupación.

El chat en que Darío pide a Silveira que su novia pueda visitarla en la estancia donde estaba oculto.
 SOCIA EN NEGOCIOS. Fue allí en donde Darío le confió a su amada Myra lo que podía disponer de sus operaciones. Ella empezó a viajar: Asunción, Pedro Juan Caballero, Ponta Porá, Río de Janeiro, São Paulo, Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Miami, realizando retiros de dinero y transferencias, tratando de salvar lo que podía ser salvado.
Para ello contó con la ayuda de los amigos y socios de Messer y sus aliados en cada destino, e incluso con la colaboración entusiasta de sus propios padres, los nuevos suegros de Darío. El padre de Myra, Carlos Jader, es un dentista y empresario que fue vereador (concejal municipal) en el estado de Río de Janeiro. Su madre, Alcione Athayde, fue diputada y estuvo presa en el 2008 por un caso de desvío de fondos.
Según la acusación fiscal, ambos también se hicieron cómplices de Darío y Myra. Para facilitar sus trámites, Myra recurrió a los servicios de la empresa Inmigra Paraguay Relocation Company, que le ayudó a obtener la cédula de identidad paraguaya número 8.475.004, el 12 de noviembre de 2018.
El 4 de enero de 2019, Myra creó en Miami, Florida, la empresa GoodHope Consulting LLC, para servicios de consultoría, donde ella figura como gerente y única directiva. Es una de las empresas que usó para mover el dinero y abrir cuentas en el Bank of America. A través de un socio brasileño residente en Brasil, Roland Gerbauld, realizando varias transferencias para intentar ocultar el dinero de Messer.
En medio de las idas y vueltas por el mundo, encontraba tiempo para acudir al encuentro de su amado Darío, quien por razones de seguridad se había mudado de la estancia de Silveira a la finca de otro amigo, el empresario fronterizo Antonio Joaquin Da Motta, en la zona de Pedro Juan Caballero (Amambay), quien también posee una tienda de carnes en Ponta Porá, Brasil.Según el expediente de la acusación fiscal, hay registros de la presencia de Darío y de Myra en propiedades de la familia Da Motta, por el uso de sus redes de wifi, en diversos momentos del 2018.
Incluso hay una fotografía tipo selfie de Darío Messer que se obtuvo durante su estadía en una de las fincas de los Da Motta. La acusación fiscal sostiene que “las conversaciones indican que Antonio Motta ocultaba 232.000 dólares de Darío Messer con el compromiso de entregar mensualmente 10.000 dólares a Myra Athayde”.
En un audio, Myra le comenta a Darío: “No consigo ni raciocinar tanto dinero por minuto, kkkk. Solo quiero los 10 (mil) de Toño”.

La cédula paraguaya que Myra pudo obtener para facilitar sus movimientos en el país.
EL FINAL. Además de la generosa protección de que le brindaron sus amigos con poder en el Paraguay, fue la eficaz asistencia de Myra la que permitió que Darío Messer pudiera escapar durante más de un año de la persecución de la Justicia brasileña. Finalmente, tras detectar quién era la mujer que lo acompañaba y ayudaba, se le pudo seguir la pista y descubrir que ella había viajado en aviones al Paraguay al menos cuatro veces entre noviembre de 2018 y enero de 2019.
Finalmente, ante el cambio político en el Paraguay, Messer decidió regresar a ocultarse en Brasil. Myra alquiló un lujoso departamento en un condominio de São Paulo, donde él quedó encerrado, con el pelo pintado de rubio, tupida barba y la nariz retocada con cirugía estética, mientras su novia salía a hacer vida social.
Pero ya la policía le seguía la pista a ella y así, el 31 de julio de este año, se logró capturar a Darío. Ahora también Myra está presa. La historia de la pareja, más Bonnie & Clyde que Romeo y Julieta, seguramente seguirá en prisión.
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(Una primera versión de este artículo fue publicada en el diario Última Hora, página 4 Política, edición del domingo 24 de noviembre de 2019)


Myra (a la derecha) con sus padres y uno de sus hermanos.

El empresario que dicen ocultó a Messer y retiró el dinero de Cartes



Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um o El Jefe, es requerido por asesinatos en el Brasil. Darío Messer se ocultó en su estancia y le pidió que retire 500 mil dólares de Horacio Cartes.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Un enorme galpón sin carteles visibles, semioculto entre la vegetación, a un par de kilómetros del centro urbano de Salto del Guairá. Del interior salían camiones cargados con cajas de cigarrillos envueltas en plástico negro que se dirigían a la frontera con el Brasil.
En la tarde del miércoles 16 de agosto de 2005 pudimos fotografiar cómo los paquetes de cigarrillos se alzaban en lanchas en el puerto de Salto del Guairá y cruzaban el río Paraná hacia la ciudad brasileña de Guaíra, ante la mirada cómplice de los soldados y oficiales de la Armada.
El entonces director de Aduanas, Enrique Casaccia, nos confirmó que no había exportación autorizada de cigarrillos por Salto del Guairá, por tanto, las cargas salían en forma totalmente ilegal.
Aunque muchas de las marcas de cigarrillos eran fabricadas por la tabacalera del Grupo Cartes, al preguntar quién era el dueño de los cargamentos se mencionaba el mismo nombre: Roque Fabiano Silveira, más conocido como Zero Um o El jefe. Un empresario brasileño que no podía regresar a su país porque la Justicia lo requería por dos asesinatos. En el Paraguay, en cambio, Silveira era considerado un gran empresario tabacalero y próspero ganadero. Aquel galpón en las afueras de Salto del Guairá era una de sus tabacaleras clandestinas, tal como nos lo confirmó en una entrevista el entonces presidente de la seccional colorada local, Marciano Godoy, quien había vendido la propiedad al ex ministro del interior del gobierno Wasmosy, Carlos Podestá, quien a su vez lo volvió a transferir a Silveira.
Catorce años después, el nombre de Roque Fabiano Silveira vuelve al ruido mediático al ser incluido en la lista de 20 personas con orden de detención de la Justicia brasileña por el Operativo Patrón-Lava Jato, pero principalmente por ser acusado como el hombre que presuntamente ocultó en su estancia de Canindeyú al “doleiro” Darío Messer y quien habría hecho de intermediario para llevar una carta al entonces presidente de la República, Horacio Cartes, y retirar 500.000 dólares para ayudar al prófugo de la Justicia.

En un reportaje de Última Hora, en el 2005, ya mostrábamos el tráfico de cigarrillos por Salto del Guairá.
ANTECEDENTES. Roque Fabiano Silveira nació el 20 de marzo de 1965 en Bituruna, estado brasileño de Paraná. Su madre, Ada Mafalda Venassi da Silveira, fue prefeita (intendenta municipal) de la ciudad de Guaíra, en la frontera con Paraguay, entre 1993 y 1996, quien luego fue procesada por presunto desvío de fondos del municipio.
En esa época, el nombre de Roque Fabiano, con poco más de 30 años de edad, ya aparecía ligado al tráfico de cigarrillos ingresado desde Paraguay, a través de una organización que él manejaba desde la ciudad de Guaíra.
Tras aparecer involucrado en el asesinato de un empresario en la ciudad gobernada por su madre, en 1996, se estableció en el Paraguay, donde se asoció a fabricantes de cigarrillos.
En 1999 instaló la Tabacalera Central SA en San Lorenzo y otras menos visibles en la zona de Canindeyú, donde manejaba valiosos contactos.
En 2006 la Justicia brasileña lo involucró como autor moral del asesinato de Carlos Renato Zamo, funcionario de la Receita Federal, hallado quemado en su auto cerca de El Dorado, en Brasil.
"Zamo era auditor fiscal de la Receita Federal, él recibía 8 mil dólares por mes para dejar pasar las cargas ilegales al Brasil, pero pretendía abandonar los negocios. El ex-prefeito (intendente municipal) de Eldorado (MS), Pedro Luiz Balan había ofrecido a Zamo un reajuste de la propina y una mayor participación en los negocios. Él se recusó. Estava decretada la sentencia. El cuerpo fue encontrado carbonizado el día 27 de octubre de 2006 en una camioneta S10, en la rodovía MS-295, entre las ciudades de Iguatemi y Eldorado. La Polícia Federal (PF) identificó a seis personas involucradas em la muerte y acusó a Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um, y Alcides Carlos Grejianin, “El Polaco”, como los líderes de la banda”, relata el periodista brasileño Mauricio Konig, en una serie de reportajes periodísticos de investigación sobre el tráfico de cigarrillos desde el Paraguay al Brasil que publicó en 2014 en el diario Gazeta do Povo, de Curitiba, con el título Imperio das cinzas, que ganó varios premios internacionales, y que identificaba al entonces presidente paraguayo Horacio Cartes como uno de los principales impulsores de la actividad ilícita. La serie de reportajes se puede leer aquí.
Silveira es mencionado también en varias investigaciones brasileñas como socio de Horacio Cartes en el esquema de inundar el mercado brasileño con cigarrillos fabricados en Paraguay.  Al igual que Cartes, Silveira ya figuraba como uno de los investigados en el informe de la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre Piratería del Congreso Brasileño dada a conocer en 2004, (la célebre CPI da Pirataría).
Poco antes, en 2002, familiares de Tito Ojeda, un humilde trabajador de la zona de Salto del Guairá, denunciaron que el mismo había desaparecido en la estancia de Silveira, tras la presunta caída de una avioneta con carga ilícita.
En abril  de 2005, Roque Silveira fue detenido en San Antonio, Texas, Estados Unidos, como parte de un grupo de diez paraguayos y brasileños que formaban parte de una presunta red internacional de contrabando y falsificación de cigarrillos. El empresario permaneció varios meses en prisión, hasta que logró recuperar su libertad y volver al Paraguay.
Paralelamente desarrolló su imagen de empresario con su empresa Agropecuaria Campo Verde, con la que tuvo visible participación en la Expo Canindeyú 2019, destacando los logros en la cría de ganado Nelore. La revista de la Asociación Rural del Paraguay (ARP) le dedicó un reportaje como ganadero estrella.
También aparece mencionado en el estupendo reportaje investigativo realizado en 2012 sobre el contrabando de cigarrillos desde Paraguay por los colegas Marina Walker (ICIJ - EE.UU.), Marcelo Soares (Brasil) y Mabel Renhfeldt (Paraguay), que pueden leer en este enlace.
Ahora la Justicia brasileña revela que con el alias de Judeuzinho (pequeño judío) mantuvo contacto con Darío Messer, lo ocultó en una de sus estancias, le facilitó encuentros con su novia y, por sobre todo, llevó una carta de Messer a Horacio Cartes para retirar del entonces presidente paraguayo 500.000 dólares para el prófugo. Una situación judicial que de nuevo le obliga a permanecer oculto, esta vez en el Paraguay.
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(Una primera versión de este artículo fue publicada en el diario Última Hora, página 5, Política, edición del jueves 21 de noviembre de 2019)

Una de las conversaciones via chat entre Darío Messer y Roque Silveira (Judeuzinho).

Roque Fabiano Silveira, en un reportaje de la revista de la Asociación Rural del Paraguay. 


sábado, 16 de noviembre de 2019

Serrat, Sabina y una vieja guarania



Vuelven a cantar en Paraguay después de siete años. Historia de una relación esporádica y solidaria con los más literarios autores de la canción en español.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

“Uno aprende siempre la vieja guarania/ que el maestro Flores enseñó/ ningún escenario es tierra extraña/ y es un lujo volver a Asunción” proclamaba la voz desgarrada de Joaquín Sabina la noche del 17 de abril de 2011, durante su segundo concierto bajo una luna bohemia a orillas del río Paraguay, pero quien antes la aprendió a cantar en guaraní fue su primo El Nano, Joan Manuel Serrat, cuando incluyó en su disco Cansiones (2000) una peculiar versión de Che pykasumi, guarania con letra de Cecilio Valiente, música de Eladio Martínez y del propio creador del género musical, el maestro José Asunción Flores, en parte traducida y adaptada al español por Serrat con ayuda de nuestro querido poeta Rubén Bareiro Saguier.
Aquella fue la primera vez que el autor de Mediterráneo grabó en una lengua indígena, otorgando una dimensión más universal a la ancestral cultura paraguaya. “Elegí Che pykasumi como homenaje a un pueblo que supo mantener viva su propia lengua nativa, tal como lo hemos hecho los catalanes. Deseo coronar ese homenaje yendo a Asunción a cantar al pueblo paraguayo en su propia auténtica lengua”, le dijo El Nano a Bareiro Saguier, quien por entonces oficiaba de embajador paraguayo en Francia.
Serrat vino a Asunción y ofreció un recital en el estadio León Condou, entonando Che pykasumi con voz emocionada, deslumbrando al público con su casi correcta pronunciación de las vocales nasales y guturales del guaraní. Acabó de ganarse el corazón de los paraguayos, aunque la relación a distancia había empezado antes, quizás en los duros años de la dictadura stronista, cuando sus clásicas canciones circulaban clandestinamente entre las de Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Víctor Heredia, junto a los de artistas locales como Juglares, Sembrador, Vocal Dos, Pato Brítez, Ñamandú, Gente en Camino.
En 1990, tras la caída de la dictadura, los músicos Jorge Garbett y José Antonio Galeano, metidos a empresarios de espectáculos, se animaron a organizar el primer concierto de Joan Manuel en el país, una emotiva noche en el estadio del Club Olimpia. No les resultó buen negocio, pero aquel abrazo fundacional de Serrat con el público paraguayo quedó para la historia.
Serrat y Sabina cantarán juntos por segunda vez en Asunción en el concierto “No hay dos sin tres”, esta noche, en el Arena SND. Es la quinta visita de Serrat y la cuarta de Sabina. Buena oportunidad para repasar la esporádica y solidaria relación del Paraguay con los más literarios autores de la canción en español. 

Del Poble Sec a Úbeda

Aunque llevan pocas diferencias en edad (Serrat tiene 75, Sabina 70), El Nano ya sostenía una dilatada carrera artística cuando Martínez Sabina empezó a componer y a cantar. Joan Manuel editó su primer disco en 1965 (Una guitarra), Joaquín lo hizo recién en 1978 (Inventario).
Sabina considera a Serrat su ídolo y maestro. En los escenarios que comparten el catalán caricaturiza su rol de gurú para burlarse de su compañero, quien acepta ser un canalla aprendiz.
En el 2000, cuando Serrat vino a su segundo concierto en Paraguay, un periodista le preguntó: “¿Qué opina de los nuevos artistas como Joaquín Sabina, que siguen su estilo y son como sus hijos en lo musical?”.
El Nano respondió: “Si Sabina fuera hijo mío, hace rato lo hubiera metido en un reformatorio”.
Sus historias son parecidas pero diferentes. Durante la dictadura del generalísimo Francisco Franco en España, Serrat fue perseguido y se exilió en México en 1974, en donde permaneció hasta el final del franquismo. Fue su etapa más latinoamericana, de un fuerte compromiso con las luchas democráticas. Temas como Para la libertad, Cantares, Algo personal, se volvieron himnos de resistencia. Los procesos de restauración institucional en Argentina y Chile le deben una activa  militancia.
Sabina, aunque escribió poemas en su juventud, no soñaba con ser artista, apenas un ilustrado maestro de literatura. Relacionado con grupos de izquierda, en 1970 lanzó un cóctel molotov contra la sede de un banco y tuvo que salir del país. Viajó a Paris y luego a Londres, en donde empezó a cantar en las calles y en tugurios para sobrevivir, hasta conseguir volver.
Mientras Serrat era ya un estandarte de la canción social en Iberoamérica, Sabina asomaba como un artista posmoderno, provocador y algo rockero, ofreciendo conciertos en el sótano de un bar madrileño, La Mandrágora. Las letras de sus canciones ya llamaban la atención por su calidad literaria y su ironía crítica, su desencanto poético y su desenfado.
En la medida en que creció su fama de cantautor, su relación con Latinoamérica prendió en Argentina, México, Perú, Chile, Uruguay, en donde sus admiradas referencias literarias, poéticas, políticas y musicales hacia figuras como Evita, Borges, Cesar Vallejo, Gardel, José Alfredo Giménez, Chavela Vargas, Violeta Parra, Gabo, Charly García, conquistaban a una creciente legión de fans. Su adhesión a causas como las de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y el eco solidario de sus canciones lo inscribieron tardíamente en los círculos de nuevas trovas o nuevos cancioneros, que para entonces ya sonaban con telarañas.

Las noches de Asunción

El tren de Sabina también llegó tarde al Paraguay. Su primer recital fue en el Club Sol de América, el 9 de julio de 1997, con un show acústico y minimalista. El músico canalla de chaleco multicolor y sombrero bombín se mostró sorprendido de que un público desconocido coreara de memoria sus canciones. “Tendremos que venir otra vez...”, anunció.
De aquel viaje quedaron rumores de andanzas en la madrugada asuncena, una visita al Karin Club donde quizás conoció a la Magdalena Guaraní. Son historias que alimentan una leyenda que ahora él lo niega todo.
Volvió a regalarnos su mes de abril en 2011, en el Yacht, cuando sorprendió con su poema a Asunción y a la guarania del maestro Flores. Un año después volvió, esta vez formando dúo con su primo El Nano, en aquel primer inolvidable concierto “Dos pájaros contracan”.
Serrat se involucró mucho más con la política y la historia paraguaya. En su tercera visita, en febrero de 2007, visitó el Museo de las Memorias, el otrora temible centro de detención y torturas conocido como La Técnica, abrazó a las víctimas de la dictadura y dejó un mensaje solidario a favor de la lucha por la democracia.
Serrat y Sabina son casi indiscutiblemente los más literarios autores de la canción en español. Como lo han hecho en inglés Bob Dylan o Leonard Cohen, en el mundo de la música pocos pueden alcanzar la excelencia en versos como “A tus atardeceres rojos/ se acostumbraron mis ojos/ como el recodo al camino” (Mediterráneo, Serrat) o “Desafiando el oleaje/ sin timón ni timonel/ por mis sueños va/ ligero de equipaje/ sobre un cascarón de nuez/ mi corazón de viaje/ luciendo los tatuajes/ de un pasado bucanero/ de un velero al abordaje/ de un no te quiero querer” (Peces de ciudad, Sabina).
En 2007 unieron sus historias, sus canciones, su creatividad, su humor y su desparpajo en una primera gira por España y Latinoamérica. Decían que era un matrimonio con fecha de caducidad, pero el éxito los obligó a replicar. En la segunda gira incluyeron al Paraguay. En esta “No hay dos sin tres” otra vez están aquí. 
Artistas inmensos, autores de canciones que marcaron épocas, será un lujo escucharlos. En sus anteriores actuaciones, Serrat siempre cantó la vieja guarania y Sabina lo acompañó respetuosamente con una copa de champagne. Ningún mejor símbolo de retribución a un público que  ama sus canciones y que admira tanta creatividad y compromiso solidario.
En Asunción siempre hay una calle melancolía y en el Paraguay también nacimos en el Mediterráneo.   
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(Publicado en la sección de “El Correo Semanal” del diario Última Hora, Asunción, edición del sábado 16 de noviembre de 2019).


Joan Manuel Serrar en su visita al Museo de las Memorias, en 2007.

martes, 12 de noviembre de 2019

La Justicia esconde su espada y su balanza para que no le roben



Ni el Poder Judicial se salva de los ladrones. En Caaguazú, la Dama de la Justicia debe guardar sus elementos tras haber sido despojada. En Luque y Encarnación también hubo robos.


Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Si usted pasa uno de estos días frente al coqueto Palacio de Justicia de la ciudad de Caaguazú, en la esquina de las calles Carlos Antonio López y Coronel Manuel Godoy, podrá ver a la clásica estatua de la Dama de la Justicia montando guardia.
Si acaso su visita se registra en días feriados o en horas no laborales, advertirá un detalle pintoresco: La mitológica mujer no lleva consigo ni la espada ni la balanza, los símbolos universales de su autoridad y de su necesario equilibrio al impartir sentencias.
De este modo, la pose de sostener apenas el aire con la mano izquierda o de apoyarse en el vacío con la mano derecha, lejos de infundir respeto, mueve a risas.
–¿Qué pasó con la espada y la balanza? –le preguntamos a Don Julio, el solícito vendedor de frutas que se aproxima a ofrecernos sus doradas mandarinas.
–¡O ñe monda pa ko! –responde, en su expresivo guaraní–. Unos motochorros le robaron. Ya te podés imaginar, si a la propia Justicia le roban todos sus elementos… ¿qué seguridad podemos tener nosotros, los humildes ciudadanos?

RECUPERADO. Lo llamativo es que si usted pasa por el lugar en horas laborales, de 7.00 a 13.00, de lunes a viernes, la estatua de la Justicia si exhibe una reluciente espada y una balanza de color plateado, pero apenas llega la hora de cerrar las oficinas y los despachos judiciales, dos guardias de seguridad se aproximan al lugar, sacan los elementos distintivos y los llevan a guardar en un estante con llave en el interior del edificio hasta la jornada siguiente.
“Es cierto, la espada y la balanza de la Justicia fueron robados en una ocasión, pero la policía logró recuperarlas. Desde entonces, se decidió que dichos elementos sean guardados en un lugar seguro mientras no hay actividad laboral en el Palacio, por temor a que los ladrones vuelvan a sustraerlos”, explica el abogado Fulgen Torres Godoy, vicepresidente del Colegio de Abogados de Caaguazú.
El robo se produjo hace un par de años, en horas de la noche. La señora Justicia –a la que muchos identifican como la diosa griega Astrea, pero en realidad es la representación de su madre, la diosa Themis– simplemente amaneció sin espada y sin balanza. El episodio despertó todo tipo de burlas y hasta memes en las redes sociales en internet: “En el Paraguay ni siquiera la Justicia puede protegerse a sí misma”.
Para escapar del bochorno, la Policía local desplegó un fuerte operativo de búsqueda, logró identificar a los ladrones y capturarlos. La jueza María Ignacia Franco estuvo a cargo del proceso. “Varios jóvenes resultaron imputados por el delito de hurto y sustracción”, confirma el abogado Torres Godoy. Intentamos conocer más detalles del hurto, pero en el archivo del Palacio de Justicia caaguaceño nos dijeron que, lamentablemente, el expediente fue extraviado.

MÁS ROBOS. El caso del robo en Caaguazú no ha sido el único. Un primer hecho similar conocido sucedió en la ciudad de Luque, en diciembre de 2016, cuando otra estatua de la Dama de la Justicia, la que se encuentra frente a la sede del Juzgado de Primera Instancia también amaneció sin su espada y su balanza. Los autores del robo luqueño no pudieron ser individualizados y la señora Justicia se quedó con las manos en el aire durante un largo tiempo, hasta que le pudieron comprar de nuevo sus herramientas.
En Encarnación ocurrió un episodio aún más pintoresco. Una noche del 2017, varios ladrones descendieron de un auto y le robaron la espada y la balanza no solo a la estatua más nueva que está en frente del Palacio de Justicia, sino también a otra más viejita, que se encuentra en la parte de atrás.
Lo llamativo es que nadie se dio cuenta del robo, hasta que un ciudadano le preguntó a uno de los guardias el edificio: “¿Qué pasó con la estatua y con la balanza de la Diosa Astrea?”. El guardia salió a mirar y comprobó la sustracción. Revisaron las filmaciones de las cámaras de seguridad de semanas anteriores, hasta encontrar la escena de los ladrones. Lamentablemente no se registraron con claridad los rostros ni la chapa del auto ni otros detalles para identificarlos.
Recién un año después, en octubre de 2018, el caso se divulgó en un reportaje del medio digital Itapúa en Noticias. Las estatuas seguían sin espadas y sin balanzas. Marisol Ferreira, funcionaria del Poder Judicial explicó que debido al costo, los elementos no se podían comprar de caja chica, por lo que había que prever una disponibilidad presupuestaria en los rubros de mantenimiento del edificio. “Cuando las intentábamos comprar, el rubro ya se había gastado todo y seguimos sin que nuestra Diosa Astrea tenga su espada y su balanza”, explicó.

SÍMBOLO. Probablemente nada resulta tan simbólico para la inseguridad ciudadana que ni la propia Dama de la Justicia esté a salvo de que le roben las herramientas que deben garantizar una justicia justa.
Por disposición de la Corte Suprema, todas las sedes importantes del Poder Judicial deben tener una estatua de “Astrea, la Diosa de la Justicia”, pero basta indagar en los sitios especializados sobre mitología griega para percibir que la mujer con túnica al cuerpo, ojos vendados (imparcialidad), balanza (ecuanimidad) y espada (autoridad) no es Astrea, sino su madre Themis, hija de Urano (cielo) y Gaia (tierra). Themis es la Diosa de la Justicia y Astrea es su hija, con quien comparte la responsabilidad de proteger a los jueces y los magistrados, pero a Astrea se la representa originalmente como un ángel con alas en la espalda y una antorcha en la mano.
Probablemente en este equívoco esté la explicación de muchos defectos de la Justicia paraguaya.

 En Caaguazú - Fotos: Desirée Esquivel.
La estatua frente al Palacio de Justicia de Encarnación (Foto: Itapúa en Noticias).