A 150 años, la muerte de
López todavía conmociona al Paraguay
Andrés
Colmán Gutiérrez - @andrescolman
Fotos: Andrés Catalán
DESDE CERRO CORÁ, AMAMBAY
El
Aquidabán Nigui es apenas un delgado hilo de agua que se desliza entre
pedregullos y matorrales. Un arroyo tan pequeño, todavía limpio y transparente,
que en su rumoroso fluir puede relatar sin embargo una historia tan inmensa,
tan trágica y gloriosa a la vez, para quien sea capaz de comprender su hídrico
lenguaje.
Así lo
confirma la canción Cerro Corá del recordado poeta guaraní Félix Fernández y
del gran músico Herminio Giménez:
“Osyry pe Aquidabán
culantrillomi apytépe
iñe’ême omombe’u
ñanderu omano hague”.
(Corre el Aquidabán
entre las hierbas de culantrillo
y en su lenguaje cuenta
que ha muerto nuestro padre).
–Fue
aquí, en este mismo lugar, en donde mataron al mariscal López– dice Perla
Vázquez, jefa del Parque Nacional Cerro Corá, señalando un punto entre los
matorrales, a orillas del arroyito.
En el
lugar señalado hay un monolito de piedra que envuelve a un busto de metal del
mariscal Francisco Solano López, el presidente y jefe del Ejército paraguayo
que resistió durante más de cinco años, desde 1864 hasta aquel 1 de marzo de
1870, a las tropas aliadas de Brasil, Argentina y Uruguay, en una de las
guerras más cruentas y desiguales de la historia latinoamericana.
Fue aquí,
hace exactamente 150 años, en donde la Guerra Guasu llegó a su fin.
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La tumba del Mariscal López y su hijo Panchito, en el Parque Nacional Cerro Corá. |
EL CERCO FINAL.
Son pocos
los testimonios de primeras fuentes acerca de cómo fue la muerte de López en
Cerro Corá, aquel 1 de marzo de 1870 y no siempre coinciden.
El
sacerdote Fidel Maíz, que acompañó a López en gran parte de la contienda, narra
en sus memorias que López y su ejército llegaron al valle rodeado de cerros el
8 de febrero de 1870 “apenas con algo más
de 400 hombres, reducidos a la más postración, sin ropas ni víveres, sin más
esperanza que sucumbir bajo la presión del hambre y de miserias increíbles”.
El
ejército brasileño, al mando del general José Antonio Correa da Cámara, se
había desplazado a la caza de López, junto a otros jefes militares como
Floriano Peixoto, Francisco Antonio Martins, Silva Tavares y Silva Paranhos.
López
instaló fuerzas para intentar contener el avance, pero los defensores nada
pudieron hacer ante la superioridad numérica de los atacantes.
El
general Isidoro Resquín, uno de los sobrevivientes, relata que “este último y sangriento combate en Cerro
Corá duró nada menos que unos quince minutos (...) fue derrotado y vencido por
completo el ejército (paraguayo), después de haber luchado cinco años,
defendiendo la honra e integridad de su patria”.
En un
primer enfrentamiento, el mariscal López, montado sobre su caballo, se enfrentó
a golpes de espada con varios atacantes, ocasión en que fue herido de un
lanzazo en el vientre por el brasileño Francisco Lacerda, el célebre Chico
Diabo. También recibió un hachazo en la sien. Dos de sus oficiales lo
cubrieron, para evitar que sea ultimado en ese lugar.
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La cruz de los héroes, en un sector central del Parque. Derrama agua como lágrimas a una fuente. |
LA MUERTE DE LÓPEZ.
El
coronel Silvestre Aveiro, otro de los que acompañaron al mariscal López en ese
momento final, cuenta que él le pidió que lo siga para salvarlo.
Se
internaron a caballo en la espesura, hasta que ambos cayeron. Siguieron a pie,
ayudándose, hasta orillas del Aquidabán Nigui. Se les unió el soldado Ignacio
Ibarra. Fue allí donde fueron alcanzados por los brasileños. Apareció el
general Cámara, quien según versiones le intimó a López a rendirse.
Relata el
general Isidoro Resquín: “Al oír el
mariscal López proferir semejantes palabras, les contestó con toda la energía
de un valiente que no se rendía y que estaba dispuesto a sacrificar todo por su
querida patria. Inmediatamente (...) recibió con heroísmo las balas de la
fuerza de Brasil, con lo que entregó su vida al Creador”.
El
coronel Silvestre Aveiro relata que Cámara intercambió algunas palabras con
López, pero solo alcanzó a escuchar la palabra patria. “Después en Río de
Janeiro se publicó y supe que cuando fue a intimarle rendición el general
Cámara, había dicho López: ‘¿Me garante lo que le pido?’ Y con la repuesta de
que no podía garantizarle más que la vida, había dicho: ‘¡Entonces muero con mi
patria!’, levantando su espadín”.
Hasta
ahora, 150 años después, se sigue discutiendo si López realmente pronunció la
frase “muero con mi patria” o “muero por mi patria”.
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Reliquias en el museo de entrada al Parque Cerro Corá. |
MEJORAS EN EL PARQUE.
El lugar
en donde el mariscal López fue ultimado, ocasión en que se puso fin a la Guerra
Guasu, es hoy un Parque Nacional de 5.538 hectáreas, administrado por el
Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades).
El Parque
fue creado por decreto del dictador Alfredo Stroessner en 1976. Está ubicado en
el Departamento de Amambay, en el Noreste del Paraguay, a 494 kilómetros de
Asunción y a 40 kilómetros de la ciudad de Pedro Juan Caballero, junto a la
frontera con el Brasil.
Un equipo
de cinco guardaparques, dirigidos por una mujer, Perla Vázquez, se encarga del
manejo y del control del espacio histórico y ambiental. Perla es pilarense y
ocupa el cargo desde hace dos años. Es la primera mujer que dirige un parque
nacional, rompiendo un esquema que hasta entonces había sido manejado solo por
hombres. “Es una gran responsabilidad dirigir un espacio tan valioso, con tanta
significación en la historia nacional. Recibimos muchos visitantes, durante el
2019 llegaron 16.750 personas, incluyendo a muchos turistas brasileños,
argentinos y uruguayos, personas que son de países que pelearon contra el
Paraguay en la Guerra de la Triple Alianza, pero que sin embargo se declaran
admiradores del mariscal López y muy a favor de la causa del Paraguay”,
explica.
Ella
relata que suele ver cómo muchos visitantes se emocionan y derraman lágrimas al
llegar al lugar en donde López fue muerto por los soldados brasileños. “Es
impresionante cómo la gente se sigue conmoviendo con esta historia, aunque haya
transcurrido un siglo y medio”, apunta.
El Parque
Cerro Corá, cuya infraestructura suele quedar olvidada durante gran parte del
año, ha recibido un fuerte espaldarazo en obras de mejoramiento en la semana
previa al 1 de marzo.
Cuando
visitamos el lugar, varias cuadrillas de obreros trabajaban contra reloj,
incluso con turnos nocturnos, para poder acabar a tiempo la reconstrucción de
un sistema de pasarelas de metal, denominado Paseo de los Héroes, que conduce
al sitio donde mataron a López, como a la simbólica tumba que le rinde homenaje
a él y a su hijo Panchito, el coronel Juan Francisco López Lynch, asesinado a
pocos metros de donde murió su padre, cuando solo tenía 15 años de edad.
Además, se restauró el sistema hidráulico que arroja agua desde la gran cruz en
el centro del parque y se dotaron rampas inclusivas al monumento principal, en
donde se llevará a cabo el acto de evocación por los 150 años.
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Visitantes en Cerro Corá, el mayor Hugo Ojeda y su familia, |
EL MARISCAL EN LA MEMORIA.
A 150
años de su muerte, Francisco Solano López sigue provocando pasiones, dividiendo
a sectores del Paraguay, como a los propios historiadores, en “Lopistas” y
“antilopistas”, entre quienes lo consideran “héroe máximo” como a quienes lo
llaman “tirano” y el principal responsable de una guerra que diezmó al
Paraguay.
El
historiador Hérib Caballero Campos declaró al periódico británico The Guardian
que ningún otro país latinoamericano ha pasado por lo que pasó el Paraguay con
la Guerra de la Triple Alianza. “Es por eso que (la Guerra) ha dejado una marca
tan fuerte en la conciencia colectiva paraguaya”, indicó.
La figura
de Francisco Solano López, declarado oficialmente como “Héroe Nacional sin
Ejemplar” por el Gobierno del general Rafael Franco, en 1936, que decretó el 1
de marzo como el Día de los Héroes, ha sido reivindicado por gobiernos de
grandes estadistas demócratas como el liberal Eligio Ayala, por dictaduras de
derecha como la del general Alfredo Stroessner, mientras en las antípodas
ideológicas, el entonces clandestino Partido Comunista Paraguayo mantenía un
grupo de guerrilla que combatía a Stroessner con el nombre de Columna Mariscal
López, bajo el mando del legendario comandante Agapito Valiente. También el
actual grupo armado criminal denominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP)
adopta como símbolo al Mariscal López.
“El
Lopismo es una construcción ideológica estructurada en los años 20, como forma
local del nacionalismo. Como muchos nacionalismos, porta contenidos fuertemente
antidemocráticos y militaristas, defendidos primero por los colorados, asumidos
desde la década del 30 por el partido comunista paraguayo y por la derecha
nacionalista liberal” ha señalado la historiadora Milda Rivarola, una de las
investigadoras con posturas críticas ante la figura del mariscal.
Desde
otro ámbito, el político e historiador uruguayo Vivia Trías, ha señalado que “los
López demostraron que era posible y viable un modelo de desarrollo liberador de
nuestras patrias. Probaron el acierto de Moreno y Artigas. Para que su
experiencia fracasara hubo que aniquilarla con una guerra implacable y
abrumadora. Pero la propia guerra demostró cuán difíciles, arduos e inciertos
son el desarrollo y la liberación sin la unidad continental; en especial para
las naciones pequeñas. La idea vive y es más necesaria que nunca. Hoy hay que
unir patrias y no provincias. El problema es distinto, pero la solución es la
misma: Unidad y liberación. Es un largo y dramático proceso, plagado de
esperanzas y desengaños, de sombras y de luces. Entre las últimas, pocas tan
deslumbrantes y alentadoras como el Paraguay de los López”.
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La lista de los principales oficiales caídos en Cerro Corá. Monumento en el lugar. |
CERRO CORÁ, A 150 AÑOS.
El mayor
de Caballería Hugo Ojeda es uno de los visitantes a quien encontramos en Cerro
Corá. Aprovechando días libres, él ha llegado desde Pilar con su esposa y su
hija para conocer por primera vez el sitio donde murió el mariscal.
“Como
paraguayo y como militar, admiro la manera en que defendió la soberanía
territorial de nuestro país, el principio de nuestra independencia. Se puede
hacer muchas críticas, pero tenía valores que pocos gobernantes tuvieron
después”, señala.
Detrás de
él y sus familiares encontramos a un grupo de visitantes brasileños. “A
nosotros, en el Brasil, nos enseñan en la escuela que la Guerra del Paraguay
fue para liberar al país de un tirano, pero creo que esa no es la verdad. Leí a
otros autores que muestran que Solano López fue un héroe. Por eso venimos a
conocer el lugar donde murió”, relata Moacir Ferreira, comerciante de Corumbá,
Mato Grosso do Sul.
Tanto el
militar paraguayo como el comerciante brasileño han coincidido aquí, 150 años
después. Ambos se mantienen en silencio mirando al busto de metal de aquel
hombre odiado o admirado, dejando que el rumor de las aguas del Aquidabán Nigui
les cuente su propia historia.
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Perla Vázquez, jefa encargada del Parque Nacional Cerro Corá, con su equipo de guardaparques. |
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(Crónica publicada en la
edición impresa del diario Última Hora
de Asunción, sección Política, edición del domingo 1 de marzo de 2020).