Socio de presidentes y generales, dominó Amambay y Mato Grosso durante tres décadas. Perseguido por la Justicia brasileña y el PCC, se entregó a pasar sus últimos días en prisión.
Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman
Octubre de
1978. A través de un desolado y polvoriento camino de tierra, cuatro camiones
que transportaban 1.200 bolsas de café trataban de cruzar la frontera seca
desde el Brasil al Paraguay, a unos 30 kilómetros de Ponta Porã (Mato Grosso do
Sul) y Pedro Juan Caballero (Amambay).
Al doblar
una curva, varias patrullas de la Policía Federal Brasileña les cerraron el
camino, con armas apuntando desde todas las direcciones. Los pistoleros que
acompañaban la carga decidieron rendirse ante la superioridad numérica.
La investigación, dirigida desde la Justicia federal, se encontró con muchos obstáculos de las autoridades regionales, pero en julio de 1980 derivó en la captura del dueño del cargamento: Fahd Jamil Georges, un poderoso empresario brasileño de ascendencia turca y siria, con varias propiedades en Brasil y Paraguay, a quien llamaban el Padrino, el Turco y el Rey de la Frontera.
CENSURA A LA PRENSA
De las fotos
de aquel apresamiento solo quedó una, publicada por la popular revista
brasileña Veja, con el título Rei na
cadeia (Rey en la cárcel). En ella se ve a Fahd Jamil, con 39 años de edad,
posando junto a otros cinco contrabandistas en una comisaría, en la ciudad de
Curitiba, estado de Paraná.
Los diarios
de Río y São Paulo fueron secuestrados antes de ser distribuidos en la región.
“Los ejemplares de Veja, que traían la foto de Jamil preso, fueron
interceptados en el camino del aeropuerto a Campo Grande”, narra la escritora
Marisa Bittar.
Las señales
de la Rede Globo y otros canales de televisión fueron cortadas antes de dar la
noticia. “A los medios locales llegó un memo del subjefe de la Casa Civil del
Gobierno estadual, recordando que se trataba de ‘la prisión de un amigo’ y que
no se publique nada”, destaca Edivaldo Bitencourt, editor del sitio
periodístico O Jacaré.
Jamil movió sus influencias y logró su libertad a pocas semanas. El gobernador de Mato Grosso do Sul, Pedro Pedrossian, lo recibió a la salida de la prisión y le pidió disculpas por no haber podido evitar que caiga preso. El Padrino prometió que nunca más volvería a pisar una cárcel, lo cual pudo cumplir hasta hace muy poco, cuando ya no pudo seguir escapando de su propia historia criminal.
IMPERIO DEL CRIMEN
Hijo de
Jamil Georges y de Zine Georges, pareja de inmigrantes de ascendencia siria y
turca que se establecieron en Ponta Porã, Brasil, frontera con Paraguay, en la
década de los 30 del siglo pasado, Fahd Jamil Georges, conocido como Fuad en su
círculo íntimo, tuvo otros siete hermanos. Uno de ellos, Gandi, llegó a ser
diputado federal por Mato Grosso do Sul entre 1983 y 1991.
“Fuad ganó
fama y poder en la región de Ponta Porã a partir de la década de 1970, cuando
se convirtió en contrabandista de whisky y café: trajo la bebida de Paraguay a
Brasil e hizo lo contrario con los granos. Durante las próximas dos décadas,
aprovecharía su logística para comerciar armas”, destaca una
investigación de Allan de Abreu, del diario Folha de São Paulo, publicado
en 2020.
La Fundación
InSight
Crime, especializada en el estudio de la mafia, lo cataloga como “veterano
narcotraficante”, indicando: “Jamil, quien en Paraguay se presentaba como un
acaudalado terrateniente y criador de caballos, tenía entre sus amigos al ex
dictador paraguayo Alfredo Stroessner y al ex presidente Andrés Rodríguez
(1989-1993). También hacía negocios con el ex presidente Horacio Cartes
(2013-2018), quien admitió haber recibido pagos de este”.
El entonces coronel Lino Oviedo, quien fuera jefe del destacamento de la Caballería en Amambay en los años 80, es mencionado como otro de sus amigos cercanos y socio comercial en los negocios ilícitos. También se cita que tuvo vínculos muy estrechos con el empresario y luego presidente Juan Carlos Wasmosy.
Fahd Yamil (derecha) con el general Andrés Rodríguez, en tiempos en que mantenían una estrecha relación. |
LOS AJUSTICIAMIENTOS
Dueño de
comercios, estancias y propiedades en el lado paraguayo, Jamil se volvió una de
las personalidades más poderosas a ambos lados de la frontera. En Pedro Juan
Caballero, el ostentoso Hotel Casino Amambay era su principal base de
operaciones, visitado por actores de cine y televisión, modelos y deportistas
famosos. Su fortificada mansión en Ponta Porã, a pocas cuadras de la avenida
internacional, es una réplica de la legendaria mansión Graceland, del cantante
Elvis Presley.
En los 80
era un secreto a voces que el Padrino
controlaba el tráfico de drogas, principalmente el de cocaína, en connivencia
con otro poderoso capo brasiguayo, João Morel, quien desde la región de Capitán
Bado monopolizaba la marihuana.
Para
afianzar su poder, según los expedientes de la Justicia de Campo Grande, Jamil
disponía de una banda de sicarios, bajo órdenes directas de su hijo Daniel
Alvares Georges, Danielito, y su sobrino Luiz Henriques Rodríguez Georges,
alias Tulú, que asesinaban a quienes eran considerados como obstáculos para sus
negocios, con violentos ajusticiamientos en los caminos desolados de la
Frontera Seca.
Prácticamente nadie cuestionaba su imperio del crimen, hasta que un temerario periodista paraguayo llamado Santiago Leguizamón empezó a mencionarlo en sus reportes.
La mansión de Fadh Jamil en Ponta Porá, réplica de la mansión Graceland, de Elvis Presley. |
JUSTICIA CÓMPLICE
Diversos
indicios lo involucraron como autor moral del asesinato del periodista Santiago
Leguizamón, ocurrido el 26 de abril de 1991, en Pedro Juan Caballero, pero el
padrino Fahd Jamil Georges nunca fue procesado por ese crimen. Por el
contrario, en lugar de intentar descubrir el crimen, la Justicia paraguaya se
ocupó casi siempre de encubrir las fechorías del Rey de la frontera.
Los únicos
jueces paraguayos que se atrevieron a dictar medidas judiciales contra Jamil
fueron: el pionero Adalberto Fox, en plena dictadura, y el juez José Gabriel
Valiente, en el 2005.
En la década
de los 80, cuando era juez en Pedro Juan Caballero, Fox intentó enfrentar a los
capos de la droga. “En esa época, el primero en la jerarquía del narcotráfico
era Fahd Jamil Georges; el segundo era Joaquinzinho Da Mota; el tercero era
Adilson Rosatti y el cuarto era João Morel. Yo los procesé y por eso fui
destituido del cargo”, explicó a Última Hora.
El 9 de
junio de 2005, luego de que el famoso juez brasileño Odilón de Oliveira se
atrevió a condenar a Jamil Georges a más de 20 años de cárcel, por “tráfico
internacional de drogas, evasión fiscal y lavado de dinero”, dictando una orden
de captura internacional, el entonces juez de garantías de Pedro Juan
Caballero, José Gabriel Valiente, dictó también una orden de prisión en
territorio paraguayo, ante la presunción de que el capo se había refugiado en
nuestro país.
“Tras ordenar la captura de Jamil, recibí muchas amenazas de muerte. Más de una vez fui llevado a Asunción, para protegerme”, explicó Valiente, quien actualmente es presidente de la Circunscripción Judicial de San Pedro. En intervenciones sobre el caso Leguizamón, el magistrado sostuvo que la estrecha conexión de Jamil con el ex presidente Andrés Rodríguez (un hijo de Jamil fue ahijado del general) y otras altas autoridades paraguayas influyó en que el narcotraficante no sea detenido en el país.
IDAS Y VUELTAS CON LA JUSTICIA
Tras
permanecer dos años prófugo y mover su influencia desde la clandestinidad,
Jamil consiguió en 2007 que el Superior Tribunal de Justicia lo absuelva de los
cargos y le permita regresar a la vida pública, pero su inmenso poder en el
crimen organizado comenzaba a declinar.
“El gran
problema de Fahd fue aparecer involucrado en el asesinato de Santiago
Leguizamón, debido a la gran repercusión que tuvo. Las denuncias lo afectaron
mucho, sus adversarios aprovecharon eso y le robaron el mercado, especialmente
los del PCC (Primer Comando da Capital) y el Comando Vermelho”, explicó el ex
gobernador de Amambay y ex presidente del Congreso paraguayo Robert Acevedo,
recientemente fallecido.
En el 2019,
una nueva ofensiva de la Justicia brasileña, denominada Operación Omertá (con
referencia al tradicional pacto de silencio de la mafia siciliana), lo fue
arrinconando. Diversos testimonios ligaron a Jamil y su socio Jamil Name como
jefes de un comando de exterminio. El Gaeco (Grupo de Actuación Especial de
Combate al Crimen Organizado) consiguió probar que Jamil ordenó varios
asesinatos en venganza por el ajusticiamiento de su hijo, Daniel Alvares
Georges, secuestrado el 3 de mayo de 2011 al salir de un shopping de Campo
Grande.
En junio del
2020, el juez Marcelo Ivo de Oliveira, de Campo Grande, dictó la orden de
captura de Fahd Jamil y de su hijo, Flavio Correia Jamil Georges, Flavinho, por
participar de una organización criminal con prácticas de homicidios, milicia
armada, corrupción activa y pasiva, entre otros delitos. Más de 200 policías
allanaron la mansión en Ponta Porã y varias propiedades, en su búsqueda.
Tras casi un
año de huir de una intensa cacería, tanto por parte de la Policía como de sus
rivales del PCC, Jamil finalmente decidió entregarse a las autoridades el
pasado lunes 19 de abril, en un aeropuerto cercano a Campo Grande.
Con 79 años
de edad y una deteriorada salud, el llamado Vito
Corleone fronterizo, se mostró abatido y cansado.
Había asegurado que nunca más pisaría la cárcel. No le fue posible cumplir su promesa.
El padrino de la frontera (a la derecha) con su socio Jamil Name y un hijo de este, ambos ahora bajo la mira de la justicia brasileña |