Páginas

lunes, 28 de enero de 2008

Para qué escribo...



Escribo para dejar salir a esos extraños bichitos que siempre llevo adentro y que me roen permanentemente las entrañas, los muy malditos.
Escribo para exorcisar a mis demonios privados. Para asustar a mis fantasmas favoritos. Para purgar las culpas propias y ajenas. Para dejar que estallen mis crisis de conciencia. Para aliviar las heridas del alma y las del corazón.
Escribo para encontrar una forma de pagar las cuentas a fin de mes. Para que las chicas me digan ¿en serio pio sos escritor?, y me regalen un beso... y algo más.
Escribo para disfrazar mi inutilidad más absoluta de plantar mandioca, hacer carrera como diputado colorado, traficar cocaína o mentir en los tribunales.
Escribo para complacer la vanidad de ver mi foto en la solapa de un libro, aunque después ese libro solo junte telarañas en la biblioteca.
Escribo porque creo que es mi manera de atravesar la niebla. De dibujar el país o el mundo que mejor o peor imagino. De arrojar mensajes en mis botellas de náufrago sideral.
Escribo para inventar el gran libro que tanto me gustaría leer, y que hasta ahora nadie ha tenido los huevos ni el talento suficientes para escribirlo... y después de terminarlo descubro que yo tampoco.
Escribo porque es mi manera de cometer el crimen perfecto. De matar sin mancharme las manos con sangre... aunque sí con tinta.

Escribo porque no me quiero morir, y tengo la terca ilusión de que con las letras y los mundos que invento voy a seguir viviendo cuando ya sea apenas polvo y nada y siempre.