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domingo, 30 de diciembre de 2012

Un brindis por la esperanza

Brindo por el Paraguay que nos aguarda al otro lado del tiempo. Un país que todavía no conocemos y sin embargo extrañamos, cuya geografía pertenece al intangible territorio de los sueños. Un país cuya belleza no se puede pintar sobre el papel, porque está dibujado en el mapa de las emociones. Un país que está hecho con la madera de nuestras mejores utopías e iluminado con el sol de nuestros recuerdos más felices, incluso con los recuerdos de los momentos que todavía no sucedieron.
Brindo por los hombres y mujeres que ya no están físicamente con nosotros, pero que nos iluminan con su grandeza humana desde la profundidad de la memoria. Aquellos y aquellas que prefirieron sacrificar su vida antes que traicionar sus ideales, para que hoy podamos estar aquí, brindando en estas últimas horas del año con nuestros sueños aún en deuda.
Brindo por quienes se disponen a pasar estas fiestas en alguna fría y distante ciudad europea o norteamericana, a medio mundo de distancia de su tierra natal y de sus seres más queridos, con el corazón oprimido por el insalvable techaga'u. Brindo porque en un futuro próximo tantos hombres y mujeres ya no tengan que marcharse en busca del sueño de vida digna que su propia patria les niega.
Brindo por las familias de los campesinos y policías muertos en Curuguaty. Que por encima de los encontrados intereses y de los intentos de manipulación política, logren sobreponerse al sinsentido de tanta violencia y dolor, y que podamos llegar a conocer la verdadera verdad y la verdadera justicia.
Brindo por quienes probablemente no tengan con qué brindar. Por los incontables compatriotas que se debaten en la necesidad y en la pobreza. Por los niños y niñas condenados a pasar hambre y soledad por culpa de la ambición y el egoísmo, de la indiferencia y la ineficacia estatales. Brindo por que desde nuestros respectivos lugares en la sociedad seamos un poco más activos en las búsquedas de soluciones a los profundos dramas sociales del Paraguay.
Brindo por los que brindan. Por los admirables seres humanos que en medio de la adversidad logran conservar intactas la sonrisa y la ternura, la alegría y la esperanza.
Por los que en esta noche de Año Nuevo elevarán sus copas a la luz de las estrellas y decidirán que -al margen de los tiempos políticos y de las aventuras electorales- un nuevo tiempo se inicia al estrenar las hojas de un flamante calendario.
Que entre todos y todas hagamos posible un 2013 que valga la pena. ¡Salud...!

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