La ilustración corresponde a una de las fotos difundidas hoy, pero intervenida digitalmente en sentido artístico, para alterar su efecto. |
Desde
alrededor del mediodía de este martes 9
de setiembre, empezaron a circular profusamente, a través de los servicios de
mensajería instantánea y las redes sociales en Internet, algunas fotos de
personas extrayendo el cadáver de un ser humano de un curso de agua, y casi
todos los reportes que acompañaban a las imágenes aseguraban que era el cuerpo
del joven Arlan, secuestrado en manos del grupo armado EPP desde hace 160 días,
y que presuntamente había sido sacado hoy de las aguas del río Ypané (frontera
entre Concepción y San Pedro).
Numerosas
personas, ansiosas de conocer más detalles, llamaban a las redacciones de los
principales medios de comunicación a reprochar por qué se censuraba la
información y no se publicaban las fotos.
Llevó
tiempo chequear la falsedad de la versión que estaba corriendo por las redes,
como reguero de pólvora. No había ninguna fuente identificada en el origen de
la difusión de las fotos. Las autoridades no tenían ningún reporte del hallazgo
de cadáveres en el río Ypané, ni en ningún otro curso de agua de la región,
pero gran parte de la opinión pública ya daba por real el trágico hecho.
Hay que
valorar que, esta vez, la mayoría de los medios periodísticos no se tragaron la
kuriju. Algunos sitios web de noticias se limitaron a destacar que la versión
corría en internet, pero que probablemente era falsa, y que la Fiscalía estaba
investigando. Otros, al no poder confirmar la noticia, optaron por no publicar
nada.
Ahora
se sabe que las fotos no son del cuerpo de Arlan, ni han sido tomadas este martes,
sino que corresponden al hallazgo de otro cuerpo, días atrás, en zona del
Chaco. Alguien las difundió deliberadamente, buscando crear conmoción y
zozobra, y muchas personas contribuyeron a ello, quizás sin proponérselo.
Es la
otra cara de la comunicación digital instantánea en Internet, potenciada por
las redes sociales, que son un instrumento maravilloso de contacto e
información entre los seres humanos, pero que si no son utilizadas con
responsabilidad, también pueden causar mucho daño.
Es
también una situación así la que redefine el rol social de los periodistas y de
los medios de comunicación en esta Era Digital, que aún con todas las crisis y
los defectos que nos acosan, seguimos siendo necesarios y esenciales para
separar y distinguir el chisme de la noticia, las mentiras relativas de las
aproximaciones a (o al menos las búsquedas de) la tal "verdad". Ello
debería llevarnos también a revalorizar el valor de la ética periodística, la
responsabilidad y la constante capacitación con que debemos encarar este
oficio.
Como
sociedad, es bueno saber que la esperanza de que Arlan está vivo, sigue en pie.
Lo que debe llevarnos a reclamar con mas convicción y solidaridad su pronta
liberación, y exigir soluciones mas verdaderas a la cuestión de la violencia y
la criminalidad en el Paraguay, especialmente en la región Norte.
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