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martes, 9 de septiembre de 2014

Caso Arlan: La diferencia entre redes sociales y periodismo

La ilustración corresponde a una de las fotos difundidas hoy, pero intervenida digitalmente en sentido artístico, para alterar su efecto.
Desde alrededor del mediodía de este martes  9 de setiembre, empezaron a circular profusamente, a través de los servicios de mensajería instantánea y las redes sociales en Internet, algunas fotos de personas extrayendo el cadáver de un ser humano de un curso de agua, y casi todos los reportes que acompañaban a las imágenes aseguraban que era el cuerpo del joven Arlan, secuestrado en manos del grupo armado EPP desde hace 160 días, y que presuntamente había sido sacado hoy de las aguas del río Ypané (frontera entre Concepción y San Pedro).
Numerosas personas, ansiosas de conocer más detalles, llamaban a las redacciones de los principales medios de comunicación a reprochar por qué se censuraba la información y no se publicaban las fotos.
Llevó tiempo chequear la falsedad de la versión que estaba corriendo por las redes, como reguero de pólvora. No había ninguna fuente identificada en el origen de la difusión de las fotos. Las autoridades no tenían ningún reporte del hallazgo de cadáveres en el río Ypané, ni en ningún otro curso de agua de la región, pero gran parte de la opinión pública ya daba por real el trágico hecho.
Hay que valorar que, esta vez, la mayoría de los medios periodísticos no se tragaron la kuriju. Algunos sitios web de noticias se limitaron a destacar que la versión corría en internet, pero que probablemente era falsa, y que la Fiscalía estaba investigando. Otros, al no poder confirmar la noticia, optaron por no publicar nada.
Ahora se sabe que las fotos no son del cuerpo de Arlan, ni han sido tomadas este martes, sino que corresponden al hallazgo de otro cuerpo, días atrás, en zona del Chaco. Alguien las difundió deliberadamente, buscando crear conmoción y zozobra, y muchas personas contribuyeron a ello, quizás sin proponérselo.
Es la otra cara de la comunicación digital instantánea en Internet, potenciada por las redes sociales, que son un instrumento maravilloso de contacto e información entre los seres humanos, pero que si no son utilizadas con responsabilidad, también pueden causar mucho daño.
Es también una situación así la que redefine el rol social de los periodistas y de los medios de comunicación en esta Era Digital, que aún con todas las crisis y los defectos que nos acosan, seguimos siendo necesarios y esenciales para separar y distinguir el chisme de la noticia, las mentiras relativas de las aproximaciones a (o al menos las búsquedas de) la tal "verdad". Ello debería llevarnos también a revalorizar el valor de la ética periodística, la responsabilidad y la constante capacitación con que debemos encarar este oficio.
Como sociedad, es bueno saber que la esperanza de que Arlan está vivo, sigue en pie. Lo que debe llevarnos a reclamar con mas convicción y solidaridad su pronta liberación, y exigir soluciones mas verdaderas a la cuestión de la violencia y la criminalidad en el Paraguay, especialmente en la región Norte.

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