Domingo 24 de enero, cerca de las 19, regresando de Encarnación a Ciudad del Este por la ruta Sexta, a dos kilómetros de Maria Auxiliadora, el horizonte me regaló este paisaje. Detener el auto, apuntar la cámara, medir la luz y la velocidad... y tomar la foto. Y luego quedarme allí, recostado sobre el capot, contemplando esta fugaz obra plástica de la naturaleza, hasta que el rojo se fue volviendo negro, y en algun punto se encendieron las estrellas. Son momentos así los que te reconcilian con la vida.
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