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jueves, 30 de julio de 2015

Gratitud


Gracias por cada gesto oportuno
por cada travesura cómplice
por tantas risas y sonrisas
por cada abrazo bálsamo
por los silencios que escuchan
por las lágrimas que redimen
por los mensajes en las redes
por las palabras que curan
por la magia que no se explica
por la solidaridad que nos une
por las copas que nos celebran
por los sueños que nos construyen...

(A mis amigos y amigas, en el Día de la Amistad).

martes, 28 de julio de 2015

Chicas Nuevas 24 horas: La película que nos desnuda

Mabel Lozano y su equipo, grabando en la zona de la Triple Frontera de Paraguay, Argentina y Brasil. 
La Policía española identificó a más de un millar de paraguayas como víctimas de tráfico y explotación sexual, pero aquí no se habla de eso. Una compatriota víctima de trata pudo ser salvada de una condena a muerte en China gracias a una campaña solidaria, pero seguimos sin abordar la cuestión de fondo: Nuestras niñas y mujeres –principalmente pobres y marginadas- siguen siendo “la materia prima” más codiciada para un oscuro negocio que mueve 32 mil millones de dólares al año. La excelente película documental Chicas Nuevas 24 horas, de Mabel Lozano, nos pone frente a ese espejo de verdad incómoda, frente a esa cruda realidad que pretendemos ignorar.

Por Andrés Colmán Gutiérrez 
@andrescolman

Sofía está allí, recostada contra la pared de un frío túnel, en  algún marginal punto de Madrid. Aunque su temblorosa voz todavía de niña imita el característico tono de hablar de los madrileños, es inevitable advertir detrás de ese barniz sonoro los ecos de su lengua guaraní, el acento campesino que trajo desde su Atyra natal.
Sofía es paraguaya y ahora tiene 17 años. Se fue a España cuando todavía era muy chica, una niña indefensa ilusionada en tener allá un trabajo digno y ayudar con el dinero a mantener a sus padres y a sus cinco hermanos más pequeños, pero el sueño se convirtió en dolorosa pesadilla: Sofía acabó encerrada en un sótano por su propia tía, la que le había ayudado a viajar, y que solo buscaba entregarla a una red mafiosa de prostitución y explotación sexual.
Sofía, en la película Chicas Nuevas 24 horas. 
La paraguaya Sofía es una de las principales víctimas de trata que ofrece su testimonio en la película documental Chicas Nuevas 24 horas, de la laureada cineasta española Mabel Lozano, que este miércoles 29 de julio se estrena en avant premiere en la sala del Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA).
Con mucha valentía y dignidad, Sofia ha aceptado dar la cara ante la cámara y relatar su historia sin maquillajes, aun sabiendo que eso pueda implicar que -según los antivalores de nuestra cultura popular paraguaya- ella quede estigmatizada por haber caído en las redes de la prostitución.
Como también ha aceptado dar su testimonio en la misma película otra valiente mujer compatriota que logró escapar de las redes de la mafia de trata paraguayo-española, Estela Santander, quien hoy está haciendo todo lo posible para llevar a juicio oral a los que la sometieron.


     El trailer de la película.

Una película valiente.

Una animada business speaker inicia una charla ante el auditorio de un lujoso salón: Describe un potencial negocio que mueve 32 mil millones de dólares al año, en donde la materia prima no se agota y siempre será codiciada.
Con esta peculiar forma de narrar, que parodia a las conferencias motivacionales del mundo empresarial, la cineasta Mabel Lozano nos introduce al submundo de la trata, mostrándonos la verdadera cara de un floreciente negocio que trafica con el dolor, con la necesidad, con los más bajos instintos del ser humano.
Rodaje en el Mercado 4 de Asunción.
De hecho, el principal ícono gráfico escogido por Mabel y su esquipo es el sello de un código de barras, con el que nos marcaron durante la presentación del proyecto en Paraguay, con la evidente intención de hacernos sentir en la piel lo que significa que el ser humano sea tratado como simple mercadería de un gran supermercado global.
La cámara de Rafa Roche (el director de fotografía del film) recorre las calles de pueblos y ciudades del Paraguay, Argentina, Perú, Colombia y España, mostrando lo que generalmente no vemos: el infame tráfico que se alimenta de las más indefensas, de la lacerante realidad de pobreza y marginación.
Esta es la tercera película documental de Mabel Lozano, que cierra su trilogía sobre la trata. Las anteriores, Voces contra la trata y Escúchame, abrieron el debate sobre un tema con el que muchos se horrorizan, pero son pocos los que están dispuestos a hacer algo para que esto cambie.

Una colaboración cercana.

Hace más de un año recibí un primer correo de Mabel Lozano, desde Madrid. Me contaba que había leído algunos reportajes investigativos míos sobre la trata de personas entre Paraguay y España, me habló del proyecto de su nueva película y me pidió ayudarla, incluso que aparezca en el filme.
Así empezó una colaboración cercana en el proyecto. Varios de mis reportajes se difundieron en la página web de Chicas Nuevas 24 horas, les ayudé con algunos contactos y finalmente me sumé al rodaje y la presentación en Paraguay.
Con Mabel Lozano y Rafa Roche, en Asunción.
El hecho de que la co-producción en nuestro país haya sido asumida por los chicos de Puatarará Films hizo aún más grata la experiencia. Con el equipo de Osvaldo Ortiz Faiman hemos trabajado además en el filme documental Desmontando Curuguaty, que él dirigió y del cual soy guionista.  
Empecé a involucrarme periodísticamente con el tema de la trata en 2003, con el caso de L. R., una chica de Independencia, Guairá, que logró escapar de una red mafiosa que la llevó con engaños a España, para obligarla a prostituirse. Ella pudo escapar de su encierro con la ayuda de un cliente y retornar al Paraguay, donde fue la primera en denunciar este oscuro negocio. Con la investigación que abrimos a partir de su caso pudimos hallar a varias otras víctimas y evidenciar los tentáculos de la operación criminal.
En 2008, a meses de haberme instalado en Ciudad del Este, al frente de la Redacción Regional de Última Hora en Alto Paraná, tuve otra perspectiva. Había leído en años anteriores unos estupendos reportes de mi colega y amigo Wilson Ferreira sobre la trata en la zona triple-fronteriza y con su asesoramiento iniciamos con la compañera Sofía Masi Verón una serie de reportajes investigativos, que publicamos a partir del 13 de enero de 2008, con el título Trata y explotación sexual de menores de edad en la Triple Frontera.
Nuestro primer reportaje, en 2008.
A través de la organización regional Ceapra, pudimos contactar con Graciela, una chica de 16 años de edad a la que habían llevado bajo engaños, con otras dos chicas menores, supuestamente para trabajar como mozas en un restaurant de Puerto Esperanza, Misiones, Argentina, pero acabaron encerradas como prisioneras en un galpón y fueron obligadas a prostituirse.
Rehicimos el camino que las tres chicas anduvieron hacia su propio infierno. Cruzamos en canoa el río Paraná desde la paraguaya localidad de Puerto Irala, a 70 kilómetros al Sur de Ciudad del Este, hasta la argentina Esperanza, en la misma canoa en que ellas fueron llevadas, sin pasar por ningún control, pagando solamente 5 pesos (en ese momento 7.500 guaraníes) por la travesía.
La serie de reportajes se publicó durante dos semanas, incluyendo testimonios de mujeres víctimas que habían sido llevadas a España, y tuvo mucha repercusión internacional. Varios equipos de televisión internacional como Infinito, TVE, Telecinco, nos contactaron y vinieron a realizar programas especiales.  
Estela Santander con Mabel Lozano, en Ciudad del Este,
En abril de 2010 publicamos el testimonio de Estela Santander, la valiente mujer que pudo huir de la misma red mafiosa, y que desde entonces está decidida a llevar a proceso judicial a sus tratantes, a pesar de los múltiples intentos en la Justicia alto paranaense porque no se realice el esperado juicio oral. Estela es otra de las protagonistas claves en la película de Mabel.

La situación sigue…

Desde entonces, la situación no ha variado mucho. Esta sigue siendo una de las regiones del mundo donde más se reclutan mujeres niñas, adolescentes y adultas, para el gran mercado internacional de la prostitución. Por la dura realidad de pobreza y de ignorancia en que viven miles de familias, pareciera que hay como un inmenso cartel globalizado, que dice: “Se venden niñas, tratar en Paraguay”.
La historia de Estela Santander. 
Aunque a nivel gubernamental local se ha incrementado mediáticamente la acción contra la trata, la situación no ha cambiado mucho. Hay mucha mentira e hipocresía. Se gastan millones en realizar congresos, seminarios, conferencias, estudios, encuestas, investigaciones, confeccionar y distribuir publicaciones, carpetas, folletos, afiches, cedés y devedés promocionales… que repiten lo mismo de siempre, pero casi nada se hace para atacar los puntos críticos de la frontera, por donde numerosas niñas y adolescentes mujeres paraguayas siguen siendo llevadas ilegalmente, para ser sometidas a una inhumana explotación sexual en los prostíbulos de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, México, Estados Unidos y España, principalmente.
Hay esfuerzos heroicos y casi solitarios, como los de la fiscala Teresa Martínez, que son reconocidos en la película de Mabel. Pero sin recursos suficientes, sin verdadera voluntad política, la cuestión de fondo permanece inalterable.
Chicas Nuevas 24 horas, es una película que nos desnuda en la pantalla grande, permitiendo dar mucha más visibilidad al drama que aquí seguimos escondiendo bajo la alfombra. Porque en realidad el tráfico de niñas y mujeres con fines de explotación sexual está también muy vinculado a otras actividades del crimen organizado, como el narcotráfico, el contrabando, el tráfico de armas, el lavado de dinero y sus profundas ramificaciones en el poder político y en todos los poderes de nuestro Estado. Lo que ahora llamamos narcopolítica.
Por todo eso, hay que ver la película de Mabel Lozano.

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Les dejo algunos enlaces a los reportajes publicados:






sábado, 18 de julio de 2015

Dos reflexiones sobre la violencia criminal


Son dos artículos escritos y publicados en el diario Última Hora, en distintos momentos, pero que se complementan.
El primero se publica este sábado, 18 de julio, luego del asesinato -en dos atentados- de cinco policías, y en que una verdadera crisis de inseguridad se instala en el país, a pocos días de que se haya vivido una especie de éxtasis con la visita del Papa Francisco.
El segundo de ellos se publicó cuatro meses antes, tras el asesinato de tres peones en la Estancia Alegría. Una lectora lo rescató este sábado, vía Twitter.
Son dos reflexiones sobre una misma problemática: La espiral de violencia armada, junto a la amenaza de la narcopolítica, que nos va consumiendo. 
Peones o policías, gente humilde, gente del pueblo, cuyas vidas parecen no importar mucho.
Rápido se acabó la euforia de la visita papal. 
La cruda realidad está aquí, de nuevo. 
¿Qué hacemos, al respecto...?

La sangre de los policías caídos exige justicia digna

Por Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

El avión del papa Francisco apenas había despegado de territorio paraguayo, en la noche del domingo, cuando ya la ingrata noticia estallaba en las redacciones: En la zona de Ko'ê Pyahu, San Pedro, acababan de ser ejecutados a balazos los policías Adalberto Candia y Egidio Ramón Chávez, y la camioneta patrullera en que viajaban fue quemada por los atacantes, presumiblemente miembros del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
La tregua ante la violencia criminal duró poco. La ciudadanía aún se hallaba en una especie de éxtasis colectivo tras la visita papal, cuando ya la muerte instalaba de nuevo su trágica realidad, la que intentó ser ignorada por las autoridades del Gobierno y por los referentes de la Iglesia Católica durante los actos con el Papa.
El grito colectivo de "¡Edelio! ¡Edelio!", con que la multitud clamó ante Francisco en el encuentro con la sociedad civil, encontró una respuesta confusa por parte del ilustre visitante: "Alguien me dijo, mire, fulano de tal está secuestrado por el Ejército, haga algo... Me lo dijeron cuando entraba, me lo dijeron acá, y que pidiera por no sé quién, no oí bien el apellido".
¿No hubo nadie cercano que le explique bien al Papa la situación del policía Edelio Morínigo, secuestrado desde hace más de un año por el EPP? ¿No hubo nadie capaz de contarle qué es el EPP, qué hace la Fuerza de Tarea Conjunta, qué es lo que pasa en el Norte, qué es lo que pasa en gran parte del Paraguay...?
Aun así, la respuesta del Papa resultó clave: "Para que haya una verdadera cultura en un pueblo, una cultura política y del bien común: Rápidos, juicios claros, juicios nítidos. Justicia digna".
Es lo que falta en el Paraguay. Allí tenemos el caso Curuguaty, o los casos de los 17 periodistas asesinados por el narcotráfico, o los casos de 115 líderes campesinos asesinados, según el Informe Chokokue. Sin olvidar el caso del Marzo Paraguayo, el caso Ycuá Bolaños, el caso Rosa Rodríguez, tantos casos, tantas muertes sin castigo, o con castigos a medias, tanta impunidad... ¿Rápidos juicios justos...? ¿Juicios nítidos...?
Este viernes, otro criminal atentado contra otra patrullera policial, esta vez en la zona de Yaguareté Forest, también en San Pedro, ha cobrado la vida de otros tres policías: Agustín Romero, Roque Salinas y Crispín Rojas. Ya son 18 los policías asesinados, presuntamente por el grupo armado.
Cómo ignorar el dolor y la indignación, la fuerte crítica a la incapacidad del Gobierno por detener la ola de violencia. La destitución del ministro del Interior es un reclamo lógico. Pero la cuestión de fondo sigue resonando con las palabras de Francisco: Rápidos, juicios claros, nítidos. Justicia digna.

(Publicado en la columna “Al otro lado del silencio”, sección Opinión, diario Última Hora, sábado 18 de julio de 2015).
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Aprender a vivir con un conflicto armado

Por Andrés Colmán Gutiérrez – Twitter:@andrescolman

Aunque muchos se resistan a admitirlo, hace rato que el Norte del Paraguay sufre una situación de conflicto armado, que genera víctimas y tiene efectos directos o colaterales no solo en los pobladores campesinos, sino también en los ganaderos y empresarios rurales, perjudicando a la economía regional.
El ajusticiamiento de tres peones de la estancia Alegría, en Tacuatí, crimen presuntamente cometido por miembros del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), muestra los niveles de violencia desmedida a los que han llegado los integrantes del grupo armado, que insisten en presentarse como guerrilleros, aunque desde el Estado se los acusa de ser criminales terroristas.
De confirmarse la responsabilidad del EPP en el asesinato de los peones, se establece una vez más la grave contradicción de un grupo de hombres y mujeres que dicen alzarse en armas en defensa de los más pobres, pero que terminan asesinando impune y cobardemente a humildes obreros asalariados, por más de que estos hayan violado las "leyes revolucionarias", que mandan no realizar desmontes, ni cultivar transgénicos ni utilizar agrotóxicos, sin importar que solo cumplían con sus patrones en el duro oficio de ganarse la subsistencia.
Lo más terrible es que la muerte de los tres peones –Cipriano López, Eladio Pavón y Ramón Aguilar– no ha producido ninguna conmoción en la sociedad paraguaya. Aunque hayan merecido destaques informativos en los medios de prensa, esta vez no hubo indignación, ni actos públicos ni marchas de protesta ni misas solidarias, ni siquiera pronunciamientos, como en otros casos. ¿Será que acabamos acostumbrándonos a la violencia y a los asesinatos, como quien se acostumbra a ver caer la lluvia?
Es lo que les sucede a los pobladores del Norte. Ante la ineficacia del Estado en resolver el conflicto, se adaptan a la situación para sobrevivir: callan ante los abusos, se hacen cómplices, sufren en silencio y acaban justificando lo injustificable.
El Estado sigue perdiendo la guerra ante los grupos armados, como ante los grupos del narcotráfico. Y lo más preocupante: según las más recientes denuncias de los comisionados del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, los miembros de las Fuerzas de Tarea Conjunta cometen abusos y violaciones de derechos humanos contra la población civil.
Es el terrible escenario en que se está convirtiendo la región norte del Paraguay. Y si no nos involucramos activamente en la búsqueda de respuestas, acabaremos todos atrapados por el infernal círculo de la violencia.

(Publicado en la columna “Al otro lado del silencio”, sección Opinión, diario Última Hora, sábado 28 de marzo de 2015).


martes, 14 de julio de 2015

¿Quién dijo que el retablo de maíz va a desaparecer…?


Recuerdo una anécdota que explica muy bien la idea que Koki Ruiz tiene acerca del arte.
Estábamos en el anfiteatro al aire libre de La Barraca, en Tañarandy, Misiones, hará unos 5 o 6 años atrás, con mi socio y compañero de andanzas periodísticas René González, una noche de Jueves Santo, asistiendo al ensayo y a la prueba de luces de los cuadros vivientes que se mostrarían al público a la noche siguiente, y René enloquecía por tomar fotos de cada maravilla que se iba revelando en cada fugaz encendido de luces: obras y cuadros de Da Vinci, Dalí, Gaudí, Miguel Angel… que cobraban vida de modo alucinante, representados por los jóvenes lugareños, en medio de deslumbrantes decorados.
A nuestro lado estaba Koki, dirigiendo todo, y René le pedía, por favor, maestro, que no apaguen tan rápido las luces, por favor esto, por favor aquello, mientras seguía disparando su cámara de modo frenético, hasta que en un momento, Koki lo mira, le toca el hombro, y le dice: 
-¿Sabés qué…? Me encantan tus fotos. Tomá todas las que quieras, pero me gustaría que en luego guardes tus cámaras por un instante y te pongas a contemplar las obras, porque esto no va a durar físicamente, es un arte fugaz, pero sí va a durar por siempre en tus emociones y en tu memoria….
René no se olvida de aquellas palabras de Koki, ni yo tampoco, porque encierran la clave de los 23 años de experiencia artístico-social-cultural en Tañarandy, y que ahora tuvo su expansión y su máximo apogeo con la construcción del Retablo de Maíz -o “Altar de Maíz” como lo llamaron originalmente-, para la misa del Papa Francisco en Ñu Guasu, una obra que despertó la admiración de todos, y fue alabado por enviados de grandes medios internacionales como The New York Times, The Washington Post, CNN, L’Osservatore Romano, entre otros.
Por eso, aunque este miércoles 15 de julio empiecen a desarmar el retablo –en contra del reclamo generalizado de la gente, que pide que se conserve al menos una semana más, o que se busque la forma de preservarlo y guardarlo en un museo- les digo que esta gran obra artística no va a desaparecer, porque va a permanecer por siempre en la memoria y en las emociones de todo un pueblo, que la hizo suya desde el momento en que se esbozó el primer dibujo o se recolectó el primer coco, o se cosechó la primera mazorca de maíz, o se arrancó desde alguna chacra la primera calabaza.

BARROCO EFÍMERO: EL ARTE QUE SE HACE CON LA GENTE.

Alguien le dijo una vez a Koki Ruiz: tu arte es un “barroco efímero”. 
A él le gustó la idea y se la quedó, bautizando así a su manera de concebir el arte social.
Se lo explicó hace algunas semanas al filósofo y periodista Juan Andrés Cardozo, cuando visitó durante la construcción del retablo en el taller El Molino, en San Ignacio: 
-Cualquiera puede ser un artista. La cuestión no pasa, sin embargo, por saber pintar o dibujar. Tampoco por una auto-consagración, ni el elogio del grupo filial, amical. La estética es socialmente vivida y realizada. El arte es la proyección del talento que nace de una concepción del mundo y adquiere una creatividad social. Esta poética social me ha llevado a trabajar para la re-presentación existencial de la realidad humana y transhistórica. Partiendo originariamente de un imaginario colectivo y de una práctica genuinamente social. En esta dimensión aparece la veracidad estética peculiarmente universal, cimentada en una acción y valoración públicas.
Es decir, el arte de Koki está estrechamente ligado a la participación de la gente y al proceso social que eso desencadena en una comunidad, como en este caso la pequeña aldea rural o compañía de Tañarandy, la que tiene su propia historia como “tierra de los irreductibles”.
Aunque Koki es un gran pintor y escultor, que a veces se encierra en su estudio a crear en solitario cuadros de gran valor estético -con cuyas ventas financia gran parte de la intervención artística en Tañarandy-, la mayor parte del tiempo está trabajando con los pintores populares, como lo hizo con el inolvidable Cecilio Thompson, que dejo su sello naif en todo Tañarandy, o con el siempre vigente Teodoro Meza, el del hiper-realismo en las paredes de la capilla local; o formando a nuevas generaciones de artistas, desde el inicial taller Felipe Santiago Apocatú a los actuales equipos de La Barraca y El Molino, de donde ha surgido toda una nueva generación de artistas, como sus hijas Macarena y Almudena, o la brillante Chely Thompson (hija del desaparecido Cecilio), o Ramonita Meza, hija del pintor popular Teodoro, quien junto a Macarena hizo los enormes cuadros con semillas de San Ignacio y  San Francisco para el retablo de Ñu Guasu.
Gran parte de los integrantes del mismo equipo de jóvenes y colaboradores de Tañarandy y San Ignacio, que cada año trabajan por el montaje de las puestas en escena para la Semana Santa, son los que trabajaron incansablemente junto a Koki para construir el retablo del maíz, haciendo una versión modificada y actualizada –y muchísimo mayor- de aquel primer Altar de Maíz que fue presentado hace más de un año, en la Semana Santa de 2014, en Tañarandy.
Son una veintena de hombres y mujeres, principalmente jóvenes, que pusieron talento, pasión y empeño incansable durante más de dos meses, para concluir la construcción del retablo por piezas en Misiones, trasladarlo a Ñu Guasu y terminar de montarlo un par de días antes de la llegada del Papa. 
En su mayoría trabajaron día y noche, bajo la lluvia y con el frío, quedaron engripados, pero nunca se rindieron: Muñe Rodríguez, Roberto Cardozo, Jesús Ortega, Rolando Corvalán, Derlis Romero, Ramona Meza, Dasy Galarza, Analía Thompson, Gloria Vázquez, Lourdes Medina, Norma Ortega, Fidel Ramírez, Samuel del Puerto, Mirna Bordón, Norberto Bordón, Julio Cardozo, Carlos Bogado, Antonio Rodríguez, Marcial León, Joel Oviedo, Edgar Maldonado y el comandante Koki.
Lo interesante es que nunca estuvieron solos o solas. Desde que se supo, primero toda la región de Misiones, y luego todo el Paraguay, se fueron sumando, en distintos niveles. Desde los productores campesinos que donaron el maíz y las calabazas, los que entraron a los campos, machete en mano, a cortar miles de racimos de cocos. Los que venían al taller del Molino a traerles comidas y refrescos, a ver si necesitaban algo, o simplemente darles aliento. Los que empezaron a escribir sus nombres en los cocos, hasta llenar los 200 mil. Los herreros, carpinteros, constructores. Los que pusieron los camiones y organizaron las caravanas. Y la gente que salió en forma masiva a la ruta, con banderas, pañuelos y fuegos artificiales a expresar su entusiasmo, el día en que se trasladó la obra hasta Ñu Guasu.
Pero la historia del retablo no empezó con el anuncio de la visita del Papa, sino mucho más atrás. Empezó hace 23 años, con aquella primera procesión entre los candiles encendidos, en los caminos de La Barraca, en la Semana Santa de 1992, cuando todavía muy poca gente sabía quién era Koki Ruiz, ni que existía un lugar en el mundo que se llama Tañarandy.
Me siento honrado de haber sido parte de esa historia casi desde sus inicios. De haberla podido contar en tantos reportajes para Última Hora y principalmente en el libro “Tañarandy: La revolución del arte”, que hicimos con texto mío y las fantásticas fotos de René González, en 2012. De ver como otros colegas y amigos, comunicadores y fotógrafos, se iban sumando a extender la leyenda de lo que estaba ocurriendo en esa pequeña comunidad.
En esta última etapa, me ha maravillado el trabajo –además del de René-, del querido Zenoura, y sobre todo el de Joel Oviedo, el gran fotógrafo misionero que tiene el más completo registro fotográfico de todo el proceso, y sé que se están preparando para hacer un aporte fundamental que ayude conservar en la memoria esta gran epopeya.
Me congratulo con Koki, gran amigo y maestro. Él nos contaba en el libro que su sueño de juventud era emigrar a París o Nueva York, donde estaban las vidrieras del arte, para dar a conocer su obra, pero cuando quedó atrapado por el embrujo de Tañarandy decidió quedarse allí, y tratar de ser profeta en su tierra. Hoy su arte –y el de su gente- ha encarnado definitivamente aquella frase célebre de León Tolstoi que habíamos rescatado en el libro: “Pinta tu aldea de blanco y serás universal”.
Y así como en otros puntos he cuestionado la utilización política de la figura del Papa por parte del presidente Horacio Cartes y su entorno, sin embargo aplaudo que él, y sectores de la Iglesia y del Gobierno, esta vez hayan apostado por rescatar y dar realce a la obra de Koki Ruiz. Es un gesto estatal que reivindica plenamente a un modo de concebir el arte y la cultura, que hasta ahora se ha mantenido al margen de lo oficial, o más allá de lo oficial.
Es una práctica de arte social que nació en Tañarandy, pero que hoy es de todo el Paraguay, ofrecido al mundo entero.
Sé que nada de esto cambiará la forma de ser y el modo de concebir el arte de Koki. Sé que seguirá creando arte y haciendo revolución con la gente, desde la gente, para la gente. Arte efímero, pero esencial. Y aunque el retablo de maíz ya no esté en Ñu Guasu desde este miércoles 15 de julio, no va a desaparecer. Seguirá estando en el mejor lugar donde se guardan las cosas que amamos: en nuestro corazón, y en nuestra memoria.
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Les dejo un par de enlaces a reportajes anteriores, por si quieren saber más sobre la historia de “la revolución del arte” en Tañarandy, y en particular sobre la historia del Altar del Maíz:



Las fotos que incluyo, algunas son mías, otras de René, de Zenoura y de Joel. Gracias a ellos por la gran amistad y la solidaridad compartida, siempre.  

lunes, 13 de julio de 2015

Una "cáscara de banana" para el Papa


Ahora que pasó el vendaval mediático de la visita del papa Francisco al Paraguay, ahora que se disipan un poco más las emociones y vuelve a instalarse de a poco la aparente normalidad de nuestra vida cotidiana, quedan muchos detalles que en su momento no pudimos resaltar, atrapados por el vértigo de la cobertura papal.
Como en todo gran acontecimiento, quedan imágenes maravillosas, pero entre ellas también otras que pueden resultar tristes, o lamentables, o indignantes, aunque probablemente no empañen el conjunto de los muchos logros.
Más allá del entusiasmo o del fervor religioso o humano que nos haya inspirado la figura del Pontífice, a quienes somos periodistas se nos pide tener siempre una mirada más crítica y profesional, que ayude a leer mejor los signos tras los hechos.
En ese sentido, hay una imagen que en especial nos indignó a quienes desde hace tiempo venimos reclamando justicia para los 17 periodistas asesinados hasta ahora (ver informe), y a los que reclamamos una actitud más firme de las instituciones del Estado -en especial de la Justicia-, ante los siniestros avances de la llamada “narcopolítica”.
Hablo de la escena que se vivió en la noche del viernes 10 de julio, cuando tras haber mantenido una reunión privada con el presidente de la República, Horacio Cartes, en el Palacio de López, el Papa fue conducido a los jardines para el acto público.
Fue en ese momento cuando, según la crónica de los reporteros presentes, Cartes detuvo la marcha y pidió al Papa que salude a la diputada colorada por Canindeyú, Cristina Villalba, quien recientemente había sufrido la pérdida de su hijo adolescente en un trágico accidente de tránsito en la zona de Ypejhú.
La foto de ese preciso momento en que el Papa consuela a la legisladora e incluso le acaricia el rostro, sin duda muestra el lado humano y caritativo del Santo Padre, lo cual es coherente con su personalidad.
Lamentablemente, esa imagen también tiene un sentido, un efecto y una interpretación política.
La diputada Cristina Villalba –con quien humanamente uno siente pena por la trágica muerte de su hijo- es también una de las figuras más cuestionadas de la llamada “rosca de la narcopolítica”, ese mismo sector al que, poco minutos después, Francisco estuvo fustigando en su primer discurso en Paraguay (“¡Que no haya más víctimas de la violencia, la corrupción o el narcotráfico!”).
¿Sabía el papa Francisco que la misma legisladora a quien estaba consolando, bautizada popularmente como “la madrina del Norte”, es una de las incluidas en el polémico informe de la Comisión Bicameral de Investigación del Congreso Nacional, por sus conexiones con los narcotraficantes acusados del asesinato del periodista Pablo Medina, ese quemante documento que el Ministerio Público y la Justicia siguen ignorando olímpicamente? (Esto lo escribí sobre el tema en ÚH)
Obviamente, en la acción del presidente también había un gesto político: buscar reivindicar, a través del acercamiento con el Papa, a quien fue su amiga y gran aliada, su principal operadora política durante su campaña electoral en Canindeyú.
Esa foto del Papa consolando a Cristina tiene en realidad la intención de lograr un blanqueo político y mediático de la legisladora, y que en la práctica refuerza la valla de impunidad por la que hoy fiscales y jueces evitan investigarla a fondo, al igual que a sus aliados también acusados, como el actual gobernador de Canindeyu, Alfonso Noria (Lean lo que escribe Mengo).
De alguna manera, al Papa le pusieron una “cáscara de banana” en este tema. Y es igualmente lamentable que la Jerarquía eclesial paraguaya lo permita, que sus miembros no hayan alertado al Papa, o al menos que no marquen una postura crítica ante la grosera manipulación de la figura del Santo Padre.
Dirán que fue apenas un “detallecito” anecdótico dentro de lo que fue la visita de Francisco, pero ese detalle sí tiene un fuerte efecto en la política interna para quienes seguimos bregando por un Paraguay sin narcopolítica, sin más asesinatos violentos por la acción criminal de las mafias y de sus referentes políticos.
Por fortuna, los mensajes y otras acciones que nos dejó Francisco si animan a seguir luchando por ese ideal –y por el país que queremos dejarle a nuestros hijos-, a pesar de quienes desde el poder amparan a los corruptos y criminales, con el silencio o la complicidad de muchos referentes religiosos.