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lunes, 24 de agosto de 2015

La carencia de buenos guiones en el cine paraguayo

Escena de la película "Mangoré, por amor al arte", de Luis R. Vera.
La decepción provocada por el costoso filme Mangoré, por amor al arte, pone de nuevo en foco una de las principales necesidades del siempre naciente cine paraguayo: la escasez de buenos guiones en los proyectos audiovisuales. “En Paraguay no tenemos guionistas”, justifican. Es una verdad a medias, pero tampoco los directores y productores –casi siempre enamorados de sus propios guiones, que los conducen a fracasos- se ocupan de que existan. A los pocos guionistas casi nunca los convocan a dar trabajo.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

En mayo de 2013, luego del estreno de la película Lectura según Justino, ópera prima de nuestro meritorio actor compatriota Arnaldo André, escribí un breve posteo en Facebook, que en ese momento provocó polémica: “…le falta lo que le sigue faltando a la mayoría de las películas paraguayas de ficción: un buen y sólido guión”.
Sostenía en dicho texto que “a la mayoría de los realizadores, en Paraguay, todavía les pasa lo mismo: Se preocupan en contemplar todos los detalles que hacen a una buena película… menos en buscar la perfección de la factura del guión. Se enamoran de sus proyectos de historias, creen que la tienen totalmente resuelta, y son reticentes a sumar aportes que puedan enriquecerlas desde una técnica más elaborada, más profesional. Le pasó a Libertad, quizás una de las películas con mayor y mejor producción del cine paraguayo, pero con un guión muy malo. Le pasó a Felipe Canasto, probablemente el film paraguayo de fotografía más deslumbrante, pero con una historia que no logra meternos adentro. No le pasó, obviamente, a 7 Cajas, el mejor ejemplo de un filme nacional pensado a partir de una buena idea y de un mejor guión desarrollado, que puede salir dignamente de la Isla Rodeada de Tierra a competir en las ligas mayores de la producción audiovisual, a nivel internacional. Ojalá aprendamos, para no seguir quedándonos solamente en buenos intentos”.
Desde entonces han corrido muchos metrajes en las pantallas, pasando por la interesante Luna de cigarras, de Jorge García de Bedoya, y la aún más meritoria Latas vacías, de Hérib Godoy, y aunque algo hemos avanzado, la carencia de buenos guiones en el cine paraguayo sigue siendo un tema fundamental.
Las decepciones que está provocando la muy promocionada y costosa Mangoré, por amor al arte, no hacen más que reafirmar un tema que debería ser analizado, debatido y encarado con más seriedad: cómo crear una escuela local de guionistas, hombres y mujeres, que puedan aportar mejores historias, para elevar el nivel de los próximos proyectos audiovisuales, y no seguir quedándonos en buenos intentos, mientras le pedimos casi por caridad al público: “apoyá lo nacional”, ignorando los muchos vicios y defectos.

El guión, ignorado o poco valorado.

Aunque ahora hay universidades y escuelas en nuestro medio, que enseñan diversas aristas del oficio audiovisual, entre ellas el de escribir guiones, todavía no se ven buenos resultados. 

Nuestro mayor escritor de ficciones, Augusto Roa Bastos, aprendió a escribir guiones de cine más por necesidad que por vocación, en sus años de exilio en Buenos Aires (años 50 a 70 del siglo pasado), cuando otros escritores notables como Tomás Eloy Martínez, le recomendaron dedicarse a dicho “curro” para “ganarse unos pesos”.
Roa inició haciendo “concesiones muy comerciales” a la industria, adaptando en 1957 su propio cuento El trueno entre las hojas a la forma de un folletín tele-novelesco, para que el popular cineasta Armando Bo dirija una película homónima, en donde la escena más recordada es la de la diva Isabel Sarli bañándose desnuda en un arroyo.
Más allá de otros olvidables guiones, como el de la película Sabaleros, Roa aprendió el oficio y dejó excelentes textos para películas, como Shunko (1960) de Lautaro Murúa, o la impactante Hijo de Hombre (o La Sed, 1961), de Lucas Demare, basada en un capítulo de su célebre novela.
Desde entonces, pocos escritores paraguayos han sobresalido en el oficio de guionista de ficciones.
En 1993, el gran escritor Helio Vera aceptó escribir los guiones de los 20 episodios de Verdad Oculta, una pionera serie policial dirigida por Ray Armele, que se emitió primeramente por Canal 9. Por considerar quizás que era más un “trabajo de encargo”, realizado con urgencia y con méritos más comerciales que artísticos, Helio no quiso firmar con su nombre verdadero y figuró con el seudónimo de Héctor Vargas. Sin embargo, con su ajustada simplicidad y su abundante colección de clisés, la serie revela la maestría de un escritor y aún hoy se deja ver como una deliciosa obra de culto.
Otro caso singular que debe rescatarse es el de la serie de ficción televisiva -ahora legendaria- "Sombras en la noche", que se emitió por Canal 13 desde 1993 hasta 1996, combinando los mitos guaraníes con el folclore, el misterio y el terror. Hecha con la precariedad marcada por el estilo "a lo Paraguay", tuvo sin embargo buenos guiones con historias atrapantes, nacidos principalmente del genio de Hernán Jaeggi, con el aporte de Carlos Tarabal.   

Mi experiencia con “Mis Ameriguá” (1993).

Fue en esos años cuando me tocó aceptar mi primer empleo profesional como guionista. Hasta entonces solo había escrito guiones de historietas y estaba intentando sacar a luz mi primera novela (El último vuelo del Pájaro campana), alejado temporalmente del periodismo para cerrar un breve ciclo como comunicador institucional en la Municipalidad de Asunción, cuando el recordado Carlos “Patapila” González Brum me invitó a sumarme a tiempo completo al staff de su empresa Alta Producciones, para escribir los guiones de El Ojo, el primer ciclo de periodismo investigativo en la TV paraguaya (Canal 13), con la conducción de Menchi Barriocanal, y un equipo técnico que reunió a talentos como Juan Carlos Maneglia, Tana Schémbori, Paz Encina, José Elizeche, Malu Vázquez, Marcelo  Martinessi, entre otros.
No conozco otro caso en Paraguay de un escritor que haya trabajado durante más de dos años como guionista a tiempo completo, cobrando un buen sueldo fijo por ello.
Escena de la película "Miss Amerigua", de Luis R. Vera.
Los guiones que me tocó realizar fueron más periodísticos y documentales, para El Ojo, y para otro bizarro programa de entretenimiento que desarrollamos luego, Noche tranoche, con Mario Ferreiro, para Canal 9, con la dirección de Tito Chamorro. En el medio de esas ocupaciones cotidianas, empecé a escribir algunos proyectos de ficción, como una serie de acción televisiva que iba a llamarse Latino King, la historia de un animador de música tropical, que quedó en el congelador por falta de recursos.
Fue el borrador de uno de esos guiones el que en 1993 llegó a manos de Luis R. Vera, el director chileno que en esos momentos venía con mucha asiduidad a Asunción, quien me comentó que iba a rodar su primera película paraguaya, Miss Ameriguá, y me preguntó si estaba dispuesto a colaborar con el guión, ya que le había gustado mi planteamiento para Latino King.
Obviamente, le dije que sí. Empezó así mi primera aventura de escribir un guión “de cine de verdad”, que resultó bastante singular. Luis ya tenía fecha para rodar la película, pero aún no había desarrollado su guión. Tenía un bosquejo general de historia y personajes, una “escaleta” de dos o tres páginas y muchas buenas ideas, pero faltaban las situaciones y los diálogos. Nos escapamos durante un fin de semana al Hotel Condovac de San Bernardino, donde en mi entonces pionera powerbook Apple Macintosh, entre tragos de cerveza junto a la piscina y algunos pausas para admirar a las chicas, acabamos de darle forma a la acción fílmica.
No hay manera de precisar que porcentaje del guión me correspondió realizar. Si recuerdo que me preocupé de darle “sabor paraguayo” a la historia e inventé el mito indígena del caracol azul, que fue el que más ponderaron los críticos de la película. También recuerdo la presión de  escribir luego en carrera contra el tiempo, ya que Luis y su equipo ya estaban filmando en Areguá, mientras yo escribía en un hotel vecino los diálogos de la escena siguiente. Además recuerdo mi decepción cuando el director muchas veces se “olvidaba” de mencionar a su co-guionista en las presentaciones con la prensa, atribuyéndose todo el logro, aunque luego si se preocupó de que mi nombre figure en los créditos finales del film, como de retribuirme con una suma de dinero que no estaba originalmente presupuestada.
Aprendí muchas cosas de aquella experiencia. Viendo la película hoy, más de dos décadas después, reconozco lo que nunca tendría que haber escrito, y las diferencias entre lo que se escribe y luego se ve en pantalla. Luis me invitó a colaborar aquella vez en el guión de su siguiente película, La isla, que iba a rodarse en Europa, pero empezó una absurda pelea con los productores paraguayos de Miss Ameriguá, de la que no quise participar, y –como diría Mangoré- “me abrí”.
Desde entonces, mi oficio de guionista estuvo canalizado en proyectos más documentales y periodísticos –obviando aquella bizarra experiencia que significó escribir guiones del día a la noche para la inclasificable serie Colegio de Señoritas, de American TV para Canal 13-, hasta el más reciente corto documental Desmontando Curuguaty, dirigido por Osvaldo Ortiz Faiman, para la organización Serpaj Py.
En agosto de 2014, cuando se realizó una exhibición especial por los 20 años de Miss Ameriguá, me reencontré con Luis Vera, quien tuvo la gentileza de invitarme y de reconocer mi aporte al guión. Me habló entonces con mucho entusiasmo de Mangoré como su película más ambiciosa y supe que este nuevo guión lo había escrito él íntegramente. “Con los años, uno aprende mucho con este oficio”, me dijo. Y realmente deseé que fuera así.
Esta mañana escuché que Denisse Hutter decía en Telefuturo que el guión de Miss Ameriguá le parecía mejor que el de Mangoré, y me entró de nuevo una gran desazón.

En busca del guión perdido.

Hay demasiadas falencias en Mangoré, por amor al arte, que no justifican los un millón quinientos mil dólares que dicen que costó la película.
Obviamente, un alto presupuesto no necesariamente garantiza que una película será buena, pero probablemente sea el momento de darnos cuenta de que la carencia de buenos guionistas es uno de los principales desafíos a enfrentar, si buscamos que la industria audiovisual se desarrolle de mejor manera en nuestro país.
Para ello hay que romper esa tendencia a creer que sos el genio que lo podés hacer todo solo: dirigir, escribir, producir, actuar... Tu idea original puede ser muy buena, pero si no buscás la ayuda de quienes pueden ayudarte a contarla mejor, algo te puede faltar, y ese “algo” puede significar el fracaso de tu proyecto.
Conozco a pocos directores que a la vez pueden ser buenos guionistas. Juanca Maneglia lo demostró con 7 Cajas –y con muchos de sus precursores cortos-, pero incluso él recurrió al oficio siempre preciso del gran Tito Chamorro para enriquecer su historia. A ver cómo le va en su siguiente película con Tana, Los buscadores.
También Pacita Encina ha demostrado ser muy buena escribiendo sus propios guiones –Hamaca Paraguaya, Viento Sur y la ahora en proceso Ejercicios de la Memoria-, aunque lo suyo sea una exquisita vertiente de cine-arte que seguramente no arrastra multitudes a las salas, como lo ha hecho 7 Cajas, pero se lleva el primer premio de la crítica en Cannes.
El ovetense Hérib Godoy, que en sus primeros cortos demostró ser buen escritor, buscó la ayuda del internacional Nestor Amarilla para el guión de su ópera prima Latas vacías, y el resultado acabó siendo más que interesante, aunque hayan quedado muchos detalles que afinar.
La divertida Luna de Cigarras, en donde el director Jorge Díaz de Bedoya tuvo el apoyo del también actor Nathan Christopher Haase para escribir su historia, también nos dejó con esa sensación de que “pudo estar mejor escrita”.
(No menciono aquí a los y las guionistas de documentales, que los hay varios y muy buenos).
Así que aquí estamos… algo desencantados, debido a la gran expectativa que nos crearon respecto a Mangoré y un poco hartos de que nos pidan que perdonemos las falencias porque “es una película paraguaya” y “hay que apoyar lo nacional”.
Podríamos sumarnos al coro de críticas, o tomar el tema como un desafío….
¿Y si trabajamos en una escuela de guionistas…?
¿Y si aportamos cada uno desde lo poco o mucho que sabemos, y vamos creando como un banco de valores y experiencias, que ayuden a enriquecer las próximas historias audiovisuales que se están planteando…?
Por allí anda mi amigo Javier Viveros, que ya demostró ser un muy buen cuentista, que aprendió muy bien el oficio de guionista de cómic con la serie Pólvora y Polvo y Epopeya, y que tiene muchas ganas de ser también guionista de cine, habiendo incluso ganado el certamen Roa Cinero adaptando un cuento de Blas Brítez, y que Jorge Díaz de Bedoya se propone filmar con el título El supremo manuscrito.
No sé… quizás si nos juntamos uno de estos días a tomar un par de birras y a echar más ideas sobre el asunto, algo podemos avanzar…

15 comentarios:

  1. Dijiste muchas cosas que me parecen ciertas y debatimos con otras personas. Se nota la falta de profesionalismo y ubicación cuando Directores o Productores no saben delegar tareas ni aceptar que no son los más aptos para realizar Guiones, y además prefieren prescindir de las opiniones o aportes de quienes sí se dedican a eso. Hay escritores buenos en Paraguay que pudieron dar sugerencias o pulir su guión. Enamorarse tanto de un guión y encasillarse con él "sólo porque es nuestro", no conviene. Justamente lo que ayuda a madurar a una historia es que los propulsores estén abiertos a mejorar siempre todos sus aspectos. El ego debe acostumbrarse, debe ser auto-crítico por su bien. Y sobre todo debe saber cuándo pedir ayuda o contratar a un especialistas para cada área, no hay mejor inversión que esa para un proyecto tan importante y complejo.

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  2. Andrés Colman te olvidaste de wwww.sombrasenlanoche.com

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    1. Es cierto, Carlos. Sorry. Muy peculiares y atrapantes guiones de Hernán Jaeggi y Carlos Tarabal. Lo corrijo. Saludos!

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  3. Cómo es el mito indígena del Caracol Azul?

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    1. En la primera escena de la película, el protagonista niño Evaristo le regala a su amiga María Desamparo un caracol de color azul. Él le dice que esos caracoles son muy raros, y que según una leyenda de los guaraníes acostumbran aparecer solamente antes de una gran tormenta, junto a las raíces de los mbokaja, anunciando un acontecimiento extraordinario, que puede ser por igual trágico o maravilloso. Eso ocurre a poco de que un jefe militar de la dictadura asesine al padre de Evaristo, dirigente campesino de las Ligas Agrarias, y él tenga que huir del país.
      Dos décadas después, tras la caída de la dictadura, Evaristo regresa para vengarse. El elemento que le permite reencontrarse con su amiga, y que ella pueda reconocerlo, es el hallazgo de otro caracol azul junto a la playa del Lago Ypacaraí, en momentos en que se desencadenan por igual la venganza y la liberación. Eso.

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  4. #PazEncina escribió: En este último mes se estrenaron 3 películas paraguayas, algo inédito en Paraguay. Pienso que quizás uno puede quedar golpeado por las críticas, pero pienso también que está bueno recibirlas. Para hacer una película uno pasa miles de situaciones y además, en general, pasa mucho tiempo. Estaría bueno que todo lo que uno pasa, inclusive el tiempo, nos ayude a ser mejores personas a la hora de estrenar una película, porque si te va bien terminás una película en tres años o si no, por lo menos, tardás cinco... y en ese tiempo, con toda seguridad, uno comete desaciertos y quizás esos desaciertos se ven luego en la obra porque fueron parte del proceso de la película y también del proceso de uno... Claro que uno querría darse cuenta de esos desaciertos y salvar a su película de ellos, pero no siempre se puede, porque al fin de cuentas sabemos que el cine es un arte caro, hay mucho dinero encima de uno, existen intereses, y también somos personas llenas de limitaciones que intentamos vencer, a la hora de hacer aquello que soñamos. Pero uno llega también a esos momentos con toda una carga de limitaciones ajenas que exceden a las de uno.
    El cine es así y también la vida es así...

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  5. Documental: SANTO DE LA GUITARRA - LA HISTORIA FANTASTICA DE AGUSTIN PIO BARRIOS "MANGORE". https://youtu.be/v-OQ5GdT0qw

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  6. DEL VIERNES 21 AL MIERCOLES 26 DE AGOSTO DE 2015.En sus primeros seis días de exhibición, ocupa el primer lugar en la taquilla de Paraguay la película "Mangoré, por amor al arte" con una recaudación de más de G. 152.307.000 y con la asistencia de 5.641 espectadores, casi el doble que "Exorcismo en el Vaticano" y cinco veces más que "Misión imposible 5". Infografía: diario ABC COLOR. Top de películas.

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  7. hola la verdad que no existe "carencia" si no apoyo...! soy guionista y tengo varias obras de mi propiedad llame a casi todas las productoras de cine de Paraguay y nada solo se enfocan en las personas que los rodean o sea si no sos del clan fuiste...! tengo guiones para futuros audiovisuales de gran interés nacional que tratan acerca del contrabando, en Clorinda , en Ciudad del Este historias recolectadas del la ex cárcel de Panchito López , y varios mas soy Miguel Cano y estudie en Bs As .personalmente creo que debería de haber un centro cultural que recolecte guiones nacionales. que los analiza y fomenten la creatividad Paraguaya siempre hablamos de "carencia " en el país la verdad lo falta es "APOYO" GRACIAS... MUY BUENA PAGINA.

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  8. hola la verdad que no existe "carencia" si no apoyo...! soy guionista y tengo varias obras de mi propiedad llame a casi todas las productoras de cine de Paraguay y nada solo se enfocan en las personas que los rodean o sea si no sos del clan fuiste...! tengo guiones para futuros audiovisuales de gran interés nacional que tratan acerca del contrabando, en Clorinda , en Ciudad del Este historias recolectadas del la ex cárcel de Panchito López , y varios mas soy Miguel Cano y estudie en Bs As .personalmente creo que debería de haber un centro cultural que recolecte guiones nacionales. que los analiza y fomenten la creatividad Paraguaya siempre hablamos de "carencia " en el país la verdad lo falta es "APOYO" GRACIAS... MUY BUENA PAGINA.

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  9. la verdad que no existe "carencia" sino APOYO soy guionista y tengo varias obras de mi propiedad registradas. odio cuando dicen que Paraguay es un país" bananero" los bananeros son las personas estudie en BsAs cine pero me enfoco mas en los guiones como dije tengo varias historias acerca del contrabando, Panchito López y varias historias muy bien formuladas acerca de nuestra historia , contacte con varias productoras nacionales y ni bola .. la excusa "si te vamos a avisar" , "te vamos a llamar" pero nada, sin ni siquiera pedir una copia por lo menos para ver de que tratan mis historias. pero bueno todo bien seguiré intententando .... Gracias muy buena pagina....

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  10. El tráiler de Truenos me dio la impresión de tener un buen guión (y ser un poco sobreactuada), qué te pareció el tráiler?

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