Al gobernador de Cordillera, Hugo Fleitas.
Al
intendente de Atyrá, Juan Carlos Matto.
Al
intendente de Caacupé, Diego Riveros.
Autoridades
del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
Y a
quienes más corresponda:
Desde hace casi un año, nos hicimos gratamente cordilleranos. Nos mudamos desde Asunción. Compramos un lote a cuotas y construimos una casita en un hermoso valle entre los cerros, en la fracción San Francisco, de Atyrá, límite entre la compañía Candia (Atyrá) y la compañía Cabañas (Caacupé), donde instalamos nuestro Ñe’e Raity – Espacio Creativo, un lugar desde donde trabajamos a distancia y desarrollamos nuevos proyectos periodísticos y culturales, donde próximamente inauguraremos una biblioteca callejera.
El lugar es un paraíso. Aquí se combina un nuevo loteamiento (en lo que fue parte de la estancia del famoso Francisco “Manito” Feliciano Duarte, durante la dictadura. El casco de la estancia, a donde concurría el dictador general Alfredo Stroessner para las famosas juergas entre amigos militares con niñas menores de edad, aún permanece en pie), con las viviendas de antiguos pobladores campesinos, principalmente chacras de agricultura familiar y pequeños tambos, en su mayoría gente muy buena y pacífica, con valores de profunda cultura rural paraguaya, que se han hecho nuestros mejores vecinos.
Aunque vivimos más cerca del centro de Caacupé (a apenas 15 minutos en auto) y pegados a la compañía Cabañas, pertenecemos administrativamente a Atyrá. Somos quizás el ultimo barrio de la ciudad más limpia del país, pero el Municipio casi no nos tenía en cuenta, hasta que hace poco conseguimos que por fin entren a recoger la basura. Un problema más que logramos solucionar.
Ahora solo nos quedan dos inconvenientes graves. Uno es el de la conexión de energía eléctrica muy precaria, que, a cada viento fuerte o lluvia o mucho calor, se corta (como bien saben los que nos siguen en las redes sociales). La potencia de los transformadores es insuficiente, muchos postes del tendido son de troncos de karanday y se están cayendo. Eso nos afecta mucho a quienes dependemos laboralmente de estar permanentemente conectados, ya que hacemos trabajo para medios y agencias internacionales, principalmente con sede en Estados Unidos y Europa. Pero con nuestros constantes reclamos e hinchar mucho desde las redes sociales a la ANDE, estamos logrando que se vaya solucionando (por las dudas, además, nos fuimos equipando con sistemas alternativos de luces y cargadores de baterías con energía solar).
El otro drama, que se ha agravado con las ultimas fuertes lluvias, es el pésimo estado del camino que nos conecta al resto del mundo. Vivimos a solo seis largas cuadras de la nueva ruta Caacupé-Atyrá por Compañía Candia, que se inauguró hace dos años. Una excelente obra del MOPC. Pero nuestra manera de conectar es una ruta vecinal de unos seis kilómetros de extensión, que une a esta nueva ruta con la vieja ruta Caacupé-Cabañas (el célebre Tapé Tuja de las peregrinaciones) y de allí a la Ruta PY2.
Esta ruta vecinal fue empedrada hace más de una década, pero cuando faltaban las seis cuadras para salir a la ruta Caacupé-Candia-Atyrá, aparentemente los fondos se le acabaron y las seis últimas cuadras (que son justamente las que nos conectan) sequedaron sin empedrar. Así que aquella estupenda obra de empedrado se quedó a medio camino en su último tramo, justamente frente al lugar donde vive una comunidad de inmigrantes inversores alemanes y suizos, donde la vía se convierte en un horrible trayecto de tierra, zanjas, piedras, que las últimas lluvias han vuelto mucho más intransitable. Los pobladores le llaman jocosamente a la obra “la Ruta Opa Rei” (se termina de balde).
Además, semanas antes de las últimas elecciones, la gobernación apareció a asfaltar superficialmente y a toda bala cerca de dos kilómetros de esta ruta vecinal, desde Cabañas, pero al parecer también se le acabó el dinero y el aslfalto quedó casi por la mitad. Así que, si hoy ustedes vienen a nuestro paraíso desde la ruta Cabañas Caacupé por la “Ruta Opa Rei”, vendrán por un buen tramo de asfalto, luego un empedrado muy deteriorado y finalmente por las seis cuadras s¿de un camino de tierra que hoy está totalmente intransitable.
Esta penosa situación no solo nos afecta a los pobladores del lugar, que hemos quedados medio aislados territorialmente, sino a numerosos sectores que estaban usando esta vía como un importante atajo para salir directamente desde Candia a la Ruta PY02, a la altura de Curusu Peregrino, sin tener que pasar por el centro de Caacupé. En nuestra zona hay dos fábricas de Yogur (Super Yo y Serranito), numerosos pequeños productores frutihortícolas y de leche, que tienen problemas para sacar sus productos.
Hoy nuestros vecinos acuden a nosoitrois. Me dicen que, como soy un escritor y periodista relativamente conocido, al igual que mi esposa y compañera Desirée, las autoridades nos hacen caso, como pasó con los reclamos por energía eléctrica, ya que ellos siempre habían reclamado pero su voz también se ha perdido en el Opa Rei. Ni creo sea realmente así, todos tenemos derecho a exigir lo que en justicia nos corresponde, pero si podemos colaborar en algo, nos sumamos a este reclamo colectivo.
Señores intendentes de Atyrá y de Caacupé, señor gobernador de Cordillera, señores del MOPC, respetuosamente les reitero el pedido que alguna vez ya les hemos hecho llegar en persona. Ayúdennos a reparar y mantener nuestra “Ruta del Opa Rei”. No será un favor personal, ni siquiera a nuestra comunidad, sino que beneficiarán a mucha gente para quienes esta vía puede dinamizar la comunicación vial para el departamento y otra gente del país.
Atentamente.
Andrés Colmán Gutiérrez
Desirée Esquivel
Ñe’e Raity, Cordillera, 29 de enero de 2021.
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