Una de
mis frases preferidas del gran escritor y periodista británico George Orwell es
la siguiente: “El periodismo consiste en decir cosas que alguien no quiere que
digas: todo lo demás son relaciones públicas”
La
otra, muy similar y también de Orwell, es esta: “Si la libertad significa algo,
es el derecho de decir a los demás lo que no quieren oír“
El
sábado pasado, 16 de abril, dediqué mi columna de opinión en Última Hora a la
gran movilización de los campesinos y cooperativistas, con un doble tono
crítico, dirigido tanto al Gobierno y a la clase política, por su reiterada
insensibilidad ante el drama campesino, como también a los dirigentes y
organizadores, porque desde mi particular lectura me pareció que estaban
desperdiciando la gran fuerza que habían logrado aglutinar, al equivocarse de
antagonistas, decidiendo confrontar no solo contra la gente del Gobierno y el
Congreso, sino con la misma ciudadanía y con los periodistas y medios de
prensa, cuando podríamos ser también sus potenciales aliados.
Si, sé
que es un texto muy básico y breve, por lo reducido del espacio en la página,
por la premura con que producimos en los diarios, y por algunas cosas más. Sin
embargo, es un texto sincero.
Quienes
conocen mi trayectoria profesional y mi forma de pensar, saben que me siento
más cerca de las históricas luchas populares que de las movidas de los
poderosos (aunque a veces no lo parezca). También saben que, con el paso de los
años, me voy sintiendo más libre a la hora de escribir, menos populista y menos
maniqueo, tendiente a valorar las cosas no solo en blanco o negro, no solo
bueno o malo, sin términos medios, sino teniendo en cuenta sus más diversos
matices.
Hubiera
sido fácil y más cómodo escribir un artículo que solo aplauda la movilización y
quizás quedar como un ídolo antes quienes la impulsan y la apoyan, pero me
parecía que había cosas que se debían apuntar, aun dejando claro que uno está a
favor de estas cosas, siempre.
Había
percepciones sobre actitudes o errores de estrategia que me pareció necesario
poner de resalto, aun dentro de lo reducido del espacio de la columna, y que
quizás merezcan más atención cuando uno las dice desde cerca, desde el afecto
solidario pero también desde la observación crítica, y no precisamente desde el
otro lado de la trinchera.
Sabía
que el artículo no iba a agradar mucho a los compañeros y compañeras de buenas
causas compartidas, y de hecho me lo hicieron saber. Me reprocharon que estaba
siendo ingenuo, o deliberadamente “un elemento de la oligarquía, o de la prensa
burguesa”, o que “hay cosas que pueden ser ciertas, pero no se dicen para no
dar elementos al adversario”. Me acusaron de ser parte del cuestionado “cerco
mediático”.
Aguanté
el chubasco, como siempre hago. Hace rato que le perdí el temor a estas cosas.
Pero también recibí varios mensajes de personas que se prendieron al debate y
enriquecieron mis premisas básicas.
Hoy,
además, recibí una grata sorpresa, cuando me trajeron personalmente a la
Redacción una nota firmada por los máximos dirigentes de cuatro organizaciones
sociales: la Federación Nacional Campesina (FNC), el Partido Paraguay Pyahura
(PPP), la Organización de Trabajadores de la Educación del Paraguay - Sindicato
Nacional (OTEP SN) y la Corriente Sindical Clasista (CSC).
Me
parece que tiene que ver con lo que decía en el artículo, lo de la “diferencia
con otras organizaciones campesinas que buscan empatía y adhesión ciudadana en
sus movilizaciones”. Tiene que ver con estilos distintos de construir proyectos
y de concebir la militancia. Tiene que ver con no meter a todos en la misma
bolsa, con aprender a distinguir y a construir sobre las críticas y
diferencias. Tiene que ver con todo eso y mucho más...
Sinceramente,
gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario