La excavación en busca de plata yvyguy, dirigida por Juan Alberto Díaz, en Aldana Cañada, Capiatá. |
Son dos huecos abiertos casi al mismo tiempo en la piel de
la tierra, con dimensiones distintas, en geografías y circunstancias
diferentes. Están a unos cuantos kilómetros de distancia entre sí, pero de algún
modo expresan lo que somos, y nos enfrentan a la historia que padecimos y al
modelo de sociedad que –a pesar de todo– insistimos en construir.
El primer pozo se empezó a excavar la semana pasada, en
medio de un telenovelesco show mediático, en una polvorienta calle de Aldana Cañada,
Capiatá. Un ejército de obreros, dirigidos por Juan Alberto Díaz, un
surrealista buscador de plata yvyguy que cree en la transmutación de los
metales y en los espíritus vigías que descansan a la hora de la siesta, quien
asegura que allí hay enterrado un tesoro de 10.000 kilos de oro en lingotes.
La excavación del primer pozo se hizo con apoyo de
intendentes municipales, procuradores de Estado y políticos financistas, con
dos potentes retroexcavadoras y una motobomba, con la custodia de medio
centenar de policías y la presencia de una multitud de curiosos, que
concentraron la atención con transmisiones en vivo de radio y televisión, y
gran despliegue en diarios y sitios web de noticias.
El segundo pozo se empezó a excavar en medio de la soledad y
el silencio, en las ocho hectáreas de una propiedad rural, en el barrio San
Roque de Tava'i, Caazapá. Unos pocos hombres con palas, dirigidos por Rogelio
Goiburú, un obstinado e incansable buscador de la verdad, quien cree en la
Justicia, en la defensa de los derechos humanos y el rescate de la memoria
colectiva, y asegura que allí están enterrados varios compatriotas asesinados
por los esbirros de la dictadura stronista.
La excavación del segundo pozo se hizo sin máquinas
motobombas ni retroexcavadoras, ni ejércitos de policías antimotines
custodiando, ni multitud de curiosos ni gran cobertura de prensa ni
transmisiones en vivo.
El millonario tesoro del primer pozo finalmente no pudo ser
hallado. La Fiscalía suspendió la búsqueda cuando el cráter ya había alcanzado
25 metros de profundidad y 50 de diámetro, rompiendo varias venas del acuífero
Patiño.
En el segundo pozo se hallaron restos óseos de dos personas
asesinadas de disparos en la cabeza, que serán sometidas a identificación, y
que suman a 25 los restos hallados de las cerca de 500 personas consideradas
desaparecidas por la dictadura stronista.
Hay quienes lamentan que el tesoro de Juan no haya podido
ser encontrado. Quienes creemos que no todo lo que brilla es oro, estamos felices
por el nuevo hallazgo del tesoro de Rogelio.
(Publicado en la columna
"Al otro lado del silencio", sección Opinión del diario Última Hora,
edición del sábado 10 de agosto de 2013).
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