A Mirta
Gusinky nunca luego le creí nada, así no que no tengo nada que reprocharle.
Todavía tengo en la memoria su lamentable tour televisivo en los trágicos y
gloriosos días del Marzo Paraguayo. Sentí mucho lo que le pasó a su hija
Cecilia, lo escribí en su momento y me solidaricé con su familia. Ahora le duró
muy poco la imagen de “política nueva y diferente” a esta señora…
Lástima
lo de Luis Alberto Wagner, un político contradictorio, con un heroico historial
de lucha contra la dictadura stronista, con muchas luces y sombras en sus
diversas gestiones, pero que generalmente se había sabido mantener cercano a
los intereses populares. Esta vez, parece que se fue al mazo.
Lástima
también lo de Adolfo Ferreiro, que aunque no está entre los 23, quedó muy mal
parado con esa surrealista explicación de porqué él no tenía que votar. Parece
que se olvidó de su escoba. Avanza País retrocedió bastante. Y encima que sea
Kalé quien lo ponga en su lugar, como que ya es mucho. Al final Adolfo votó por
el desafuero, pero dejó un mal sabor de boca a sus seguidores. A favor suyo,
que al menos Adolfo da la cara y trata de explicar. Pero ya nada será igual…
Lastima
aun más por Yoyito, Blas Llano y el resto de un gran sector de los liberales.
No terminan de seguir cavándose su propia tumba política. Lástima, porque el
sistema democrático paraguayo necesita que también haya una oposición
pluralista y fuerte ante los actuales gobernantes colorados, y el partido
liberal, por su historia, por su tradición, no debería borrarse del mapa
político nacional. Necesita regenerarse, que los dirigentes que cometieron
delitos sean juzgados y paguen sus culpas ante la Justicia, y que pidan
disculpas por sus grandes errores y se sometan al juicio del electorado. Por
suerte hay un grupo de liberales que mantienen una mínima cuota de dignidad.
Habrá que ver como salen de esta.
No les
creo nada a Kalé, ni a Saguier, ni a muchos otros senadores que hoy se
presentan a sí mismos como los baluartes de la honestidad y la democracia,
cuando tienen en su historial delitos tanto o más atroces que los de Bogado. Es
bueno que, al menos por esta vez, no avalen la impunidad y la desverguenza de
sus colegas. Pero que no se extrañen si la oleada de la indignación ciudadana
va creciendo y también los incluye.
El
debate parlamentario sobre el desafuero de Bogado me sirvió, además, para
reivindicarme con la figura del senador Eduardo Petta, del Encuentro Nacional.
En varios casos anteriores, sus acciones y posturas me parecieron populistas y
poco pensadas. Pero esta vez admiré la documentada exposición con que sacó a
luz la contundencia de los delitos cometidos por Bogado.
También
rescato la coherencia demostrada, al menos en todo este tema, por el liberal
Carlos Amarilla. Fue uno de los primeros en posicionarse claramente a favor del
desafuero y en romper lanzas contra sus colegas, mientras casi todos los demás
especulaban, incluyendo a los senadores del Frente Guasu, que necesitaron no sé
cuantas reuniones internas para definir públicamente su postura. En cuestión de
principios, no habría que dudar. O se está en contra de la impunidad, o se está
a favor.
Sé que,
a pesar de todo lo que está sucediendo, muchos ciudadanos y ciudadanas
permanecen escépticos. No habrá justicia, dicen. Esto se acabará pronto y todo
seguirá igual, dicen. La indignación se disipará más temprano que tarde, como
el rocío de la mañana, dicen. Es todo una maniobra tras bambalinas de Cartes,
de Acero, de Vierci, de los sojeros, de la Cía, de Videla, de Massera, de los
marcianos…, dicen. Puede que sí, puede que no. Solo digo que hace mucho no me
sentía contento por la reacción indignada de la gente, sean del color
partidario que sean, tengan o no colores partidarios. Tampoco les creo mucho a
varios de los dueños de locales comerciales que se plegaron a la onda de reservarse
el derecho de admisión a los 23 senadores, porque probablemente lo hacen más
por un marketing oportunista, o por congraciarse con la ciudadanía, o porque le
resulta funcional a sus intereses, pero se siente bien que así sea. Es la
primera vez que ocurre algo así, al menos en esta dimensión masiva. Habría que
pedirles que sigan la campaña de saneamiento moral, cumpliendo además con las
leyes laborales hacia sus trabajadores y pagándoles un salario digno.
También
me preocupa que otros temas más o igualmente importantes no aparezcan en las
movilizaciones, como la represión contra campesinos e indígenas, o la ley de
Alianza Público Privada, o la corrupción judicial, o tantas cosas más. Pero ya
irán apareciendo, me dicen.
“Codo
con codo/ paso con paso”, dice la canción Multiviral, de Calle 13, que no me
cansé de escuchar en estos días.
También
dice: “Crece la ola/ crece la espuma/ cuando cada vez más gente se suma”.
Por las
dudas, ya tengo otro rollo de papel higiénico preparado…
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