miércoles, 12 de marzo de 2014

Periodismo, azúcar y ética




Mucho lectores y lectoras me preguntan cuál es mi posición sobre el decomiso -durante un operativo gubernamental- de 160,5 toneladas de azúcar, presumiblemente ingresadas de contrabando, en un depósito de la firma Retail SA, en Itauguá, empresa perteneciente al Grupo Vierci, al cual también pertenece el diario ÚLTIMA HORA, medio periodístico al cual estoy vinculado laboralmente desde que un 1º de junio de 1979 ingresé como novato redactor aprendiz. En pocos meses se cumplirán 35 años de mutua convivencia, aunque hubo periódicos divorcios y alejamientos.
Por eso, les comparto algunas expresiones del gran maestro colombiano Javier Darío Restrepo, experto en ética periodística de la Fundación Nuevo Periodismo, de Gabriel García Márquez:

-“Un periodista les debe lealtad a sus lectores y a nadie más. Ni siquiera al dueño del medio que le paga”.
-“Privilegiar los intereses, afectos o desafectos de los dueños convierten al medio de comunicación en caja de resonancia de una familia, o de una empresa, pero no de una sociedad”.
-“Los intereses de la fuente, los del propio periodista o de su medio, están subordinados al servicio que se le debe prestar al lector”.

En la medida de lo posible, estos principios guiaron mi trabajo en todos estos años -al igual que el de muchos colegas hombres y mujeres con quienes me tocó compartir en este medio-, desde la época de su primer director propietario, Demetrio Papu Rojas, y no ha variado en la moderna época Vierci.
En contra de lo que muchos anunciaban ayer en las redes sociales: (“Seguro que ÚLTIMA HORA no va a publicar nada sobre este tema…”), hoy he visto con mucha satisfacción que la edición impresa dedicó las dos principales páginas de su sección Economía (incluso más páginas que la competencia) a brindar amplia información sobre el tema, incluyendo tanto la versión oficial como la versión de la empresa afectada, con un destacado título en portada: “Enorme contrabando de azúcar burla todos los controles aduaneros”.
En lo personal y profesional, admito que lo sucedido me produce dudas, preguntas e incomodidad, al igual que a muchos de mis colegas. Por más que digamos que el caso todavía está en fase de investigación, y que los periodistas no tenemos responsabilidad en lo que eventualmente la Justicia pudiera determinar acerca de lo que hayan cometido (o no) otras personas que pertenecen al mismo grupo empresarial, la sospecha está instalada, y el daño a la imagen ya es inevitable.
Aunque mi olfato de viejo sabueso periodístico me dice que detrás de este tema hay mucho más de lo que parece a simple vista, no voy a ponerme a defender a una empresa que tiene demasiados recursos para defenderse a sí misma, y para aclarar todo lo que deba ser aclarado, ni me voy a sumar al coro de quienes ya condenan a priori, o buscan utilizar esta situación para tratar de poner en cuestión la reputación de otros colegas periodistas. Hay en los códigos de ética periodística también una cláusula de "conflicto de intereses", que nos impide investigar los temas que nos tocan muy de cerca, ya que no hay garantías de suficiente objetividad e imparcialidad. Lo preferible es dejar que lo hagan otros colegas, de otros medios, con más distancia profesional.
Solo espero que la verdad –sea cual sea- prevalezca, que las instituciones hagan bien su trabajo (aún con toda la desconfianza que generan, y con la vulnerabilidad que tienen a las presiones políticas y económicas en este país). Y también que ÚLTIMA HORA lo siga informando todo, veraz y objetivamente, como lo está haciendo, como una noticia más, aunque esta afecte a su propia empresa propietaria.
En lo personal, solo puedo comprometerme con ustedes a seguir haciendo mi trabajo, como antes, como siempre. Soy periodista y hago periodismo, con la utópica pretensión de que lo que hago les resulte útil, a los lectores y lectoras, a la sociedad, al país.
Mientras ÚLTIMA HORA me siga brindando las mismas condiciones de libertad, dignidad y responsabilidad que me ha brindado en estos 35 años, lo seguiré haciendo aquí. Y también en las redes, en los blogs, en los libros, en las paredes…


P.D.: (Además soy diabético. No consumo azúcar).


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