El médico nazi Josef Mengele, apodado el
Ángel de la Muerte, uno de los militares nazis más buscados por crímenes
cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, llevaba casi un año de sentirse
tranquilo y muy resguardado en la agreste región del Sur del Paraguay, que le
recordaba los aires de su Gunzburgo natal... cuando el miedo de ser atrapado se
instaló de nuevo, repentinamente.
#CrónicasDeLaMemoria
#CrónicasDeLaMemoria
Andrés Colmán Gutiérrez
HOHENAU, ITAPÚA
Fue en
una fresca noche de 1962. En la granja del colono Alban Krug, en Poromoko,
lugar también conocido como Hohenau Cuatro, a unos 16 kilómetros del centro
urbano de Hohenau, Departamento de Itapúa, se celebraba una cena a la luz de
las velas y lámparas a querosén. En un fonógrafo sonaban discos con canciones
en alemán.
Entre
los comensales, además de Mengele, quien se ocultaba bajo la falsa identidad de
Federico Fritz, estaban los dueños de casa, los Krug, unos pocos amigos y
parientes de la colectividad alemana, además de los Jung, de Asunción, pero el
principal agasajado era un visitante recién llegado de Alemania, que se apellidaba
Fritzke.
El
hombre traía recomendaciones de altos ex jerarcas del ejército alemán de Adolf
Hitler. Fue así como pudo contactar con quienes protegían al Ángel de la Muerte
y participar de una cena con el propio Mengele.
Pero
algo pasó esa noche, que hizo sospechar de que ese Fritzke no era quien decía
ser, relata Bonibaldo Junghanns, el ex capataz de la granja de los Krug, que
fue testigo de ese momento crucial.
–Entonces,
¿Fritzke era un doble agente? ¿Un espía que se había infiltrado para averiguar
el paradero de Mengele? –le pregunté.
–Evidentemente,
era así. Algo en él despertó la sospecha de los que protegían a este señor
(Mengele). Hubo mucha tensión. Entonces vinieron a llevarlo de la casa de Alban
Krug y no volvimos a verlo.
Bonibaldo Junghanns con el autor de esta crónica, junto a la casa que compartió con Mengele. (Foto: Desirée Esquivel) |
REGRESO. Bonibaldo Nissi Junghanns tenía 23 años de edad
cuando conoció al doctor Josef Mengele.
"Fue
el señor Jung, dueño de la Ferretería Alemana, de Asunción, quien lo trajo. Nos
lo presentó como el señor Federico Fritz, pero uno de los hijos de Alban Krug
me contó que era Mengele, y que teníamos que mantener su identidad en
secreto", recuerda, 55 años después.
Junghanns,
quien llegó a ser intendente municipal de Hohenau, de 1996 a 2001, empezó a
trabajar como capataz de Alban Krug en 1959 y ayudó a construir la vivienda
rural de estilo alemán que ahora se ha vuelto célebre como "la casa de Mengele". Nissi tiene un
establecimiento cerca de allí, pero llevaba décadas sin visitar la granja.
El
colega Narciso Meza, corresponsal de Última Hora en Colonias Unidas, logró que
Junghanns acceda a una detallada entrevista para el libro Mengele en Paraguay,
que prepara este equipo. Tras una extensa charla en Obligado, le pedimos que
nos acompañe hasta la casa en que vivió junto con el médico nazi. Se niega,
pero tras explicarle las razones por las que consideramos importante grabar
imágenes con él en el lugar, finalmente acepta llevarnos en su camioneta.
El
portón de la ex granja de los Krug está sin candado y podemos entrar sin
problemas. Nuestra fotógrafa Desirée logra captar imágenes de la llegada y de
nuestro primer recorrido, cuando el encargado sale a recibirnos y nos dice que
los actuales dueños de casa se niegan a que se graben entrevistas en el lugar.
Nos confirma que los Krug han vendido el establecimiento a la familia Heisecke,
pero hoy tiene otro arrendatario.
"Mucha
gente viene, quiere conocer y tomar fotos, pero a los dueños no les gusta que
salga en los diarios, con la fama de que aquí vivió Mengele, por eso no dejamos
que se entre", relata el encargado.
ABANDONO. Tras la promesa de
grabar la entrevista fuera de la propiedad, se nos permite recorrer la
vivienda. ¿Cómo negarselo a Junghanns, si él es parte de la historia del lugar,
constructor y protagonista?
La casa
principal, de material cocido, con clásico estilo de vivienda rural alemana,
rodeada de un amplio corredor, se mantiene igual que la época en que Mengele se
ocultó allí, asegura Junghanns. "La estructura es la misma, solo que está
muy abandonada", dice.
Pero el
médico nazi no vivió en la residencia principal, sino en otra secundaria, a
pocos metros. Es rústica y sencilla, de unos 10 por 12 metros, paredes de color
salmón, techo de tejas, puertas y ventanas de madera pintadas de verde.
Ahora
es una cocina, pero en 1961 tenía dos habitaciones. En la principal dormía
Mengele y en la contigua Junghanns. "Éramos vecinos, solíamos conversar
hasta tarde, pero él nunca me contó nada de lo que le pasó en la guerra. Se
encerraba a leer o escribir, pero en ocasiones salía con nosotros al campo, en
un tractor, a ver cómo manejábamos los animales y pasábamos la noche en un
retiro, en un sitio llamado Morena'i", narra.
La vivienda en que durmió Josef Mengele. Actualmente las habitaciones fueron trasformadas en cocina. |
HISTORIA. Hasta ahora, los
detalles acerca de los años en que el doctor Mengele vivió oculto en Paraguay
permanecen desconocidos en la mayoría de los libros sobre su vida.
Nacido
el 16 de marzo de 1911, en Gunzburgo, Baviera, Alemania, Josef Mengele estudió
antropología y zoología en Munich y Viena. Se unió al Partido Nazi en 1937 y se
graduó de médico en 1938, año en que se unió a las SS.
Durante
la Segunda Guerra Mundial pidió ser médico del campamento de exterminio de
Auschwitz / Bikernau, donde diversos testimonios lo acusan de haber realizado
terribles experimentos médicos con prisioneros judíos, que le valieron el mote
de Angel de la Muerte.
Se
obsesionó por experimentar con gemelos, buscando purificar la raza aria. Se le
acusa de haber enviado a la muerte a unas 400.000 personas en la cámara de gas.
Tras la
guerra, llegó a la Argentina en 1949, con un pasaporte falso de la Cruz Roja a
nombre de Helmut Gregor. En febrero 1959, al sentirse perseguido en Argentina,
huye al Paraguay, donde obtiene cédula de identidad y carta de nacionalización.
PROTECTORES. El
colono de ascendencia alemana Alban Krug, ex presidente de la Cooperativa
Colonias Unidas, de Obligado, fue quien brindó su casa en Poromokó, Hohenau,
para dar refugio y mantener oculto al médico nazi Josef Mengele, entre 1961 y
1962, pero fueron otros influyentes inmigrantes, el alemán Werner Jung y el ruso-alemán
Alexander von Eckstein, quienes actuaron como testigos para conseguirle la
ciudadanía paraguaya, protegiéndolo mientras el criminal de guerra permaneció
en el Paraguay.
Alban
Krug nació en Brasil y llegó al Paraguay con el primer grupo de familias de
ascendencia alemana que desembarcó en Hohenau en Josef Mengele, en 1960.El
investigador norteamericano Gerald Astor, en su libro Mengele, el último nazi,
sostiene que Krug era “el jefe del partido nazi clandestino en la época”.
Bonibaldo
Junghanns asegura que quien trajo a Mengele a la casa de Krug, en Hohenau, fue
Werner Jung, conocido comerciante alemán, dueño de la Ferretería Alemana en
Asunción y cónsul del Paraguay en Alemania Occidental.
Jung,
junto con el barón Alexander von Eckstein, nacido en Estonia, Rusia, pero de
ascendencia alemana, se prestaron como testigos para que la Corte Suprema de
Justicia otorgue la carta de ciudadanía paraguaya a Josef Mengele el 27 de
noviembre de 1959. Jung iba a visitar a Mengele a la casa de Krug en Hohenau
casi cada mes, o a veces cada tres meses, según Junghanns.
Izquierda: la apariencia de Josef Mengele en 1960, cuando vivía en Paraguay. Derecha: nota en la que Augusto Montanaro, ministro del Interior de la dictadura stronista, comunica que el criminal nazi ya no estaba en el país y pide revocar la nacionalidad paraguaya. |
ESCAPE. "Desconozco si
Mengele vivió en otras partes del Paraguay, pero con nosotros estuvo oculto por
más de un año, hasta que apareció el tal Fritzke, que levantó la alarma y
nuevamente lo hicieron desaparecer", cuenta Bonibaldo.
En esa
época, probablemente alertados por Fritzke, también llegaron otras personas en
busca de Mengele. Junghanns cree que eran miembros de los equipos de cazadores
de nazis e incluso cree recordar que se hacían llamar Los Casaca Negra.
"Conmigo
hablaron en la Municipalidad. Me ofrecieron dinero: 100.000 dólares si les
decía en dónde estaba Mengele y otros 100.000 dólares si les daba documentos
que le pertenecían. Les dije que nunca iba a hacer eso, que nunca le vendería a
nadie. Esa fue la oportunidad en que pudieron capturarlo en el Paraguay",
cuenta Junghanns, actualmente con 78 años de edad, con una lucidez notable,
dispuesto a romper los pactos de silencio y a preservar la memoria con un tema
todavía polémico.
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Las crónicas anteriores sobre Mengele en Hohenau las podés leer aquí.
También una crónica sobre el criminal nazi Eduard Roschmann, El carnicero de Riga, quien murió en Asunción en 1977, la podés leer aquí.
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Las crónicas anteriores sobre Mengele en Hohenau las podés leer aquí.
También una crónica sobre el criminal nazi Eduard Roschmann, El carnicero de Riga, quien murió en Asunción en 1977, la podés leer aquí.
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