martes, 20 de agosto de 2019

¡Chake los terroristas...!



El reciente decreto del Gobierno paraguayo en el que reconoce a Isis y a Al Qaeda como “organización terrorista global” y a Hamas y Hezbolá como “organización terrorista internacional”, además de convalidar el libreto que viene repitiendo el Informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos desde hace más de una década, sosteniendo que existirían bases de algunas de estas organizaciones infiltradas en el seno de las comunidades árabes migrantes en la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina (sin que se haya exhibido hasta ahora pruebas convincentes, más que algún envío de remesas de dinero), es una evidente concesión por parte del presidente Mario Abdo Benítez a su actual nuevo protector, el expresidente Horacio Cartes, para favorecer a sus relaciones políticas y comerciales con el Estado de Israel.
Se produce de este modo el inicio de un brusco viraje en la política exterior del actual Gobierno, que había empezado anulando la mudanza de la embajada paraguaya de Tel Aviv a Jesuralén, dispuesta por Cartes en sus últimos meses de Gobierno (con clara intromisión paraguaya en el conflicto palestino-israelí), que había provocado el enojo y el retiro de la Embajada de Israel en Asunción, y había abierto nuevas relaciones diplomáticas con países del mundo árabe.
Acerca de este tema, habíamos escrito en setiembre de 2018 el artículo “Adiós, Israel; hola Palestina” en Última Hora. (Lo puedes leer aquí). 
Más allá de la percepción que cada uno tenga acerca de cuál de las medidas (la de Cartes primero, la de Marito después, la de Marito ahora) sea la más correcta para el país, lo que ahora queda en evidencia es que Cartes ya ha empezado a cobrar por su actual apoyo a Marito para salvarlo del juicio político, lo cual demuestra que el argumento de que ese generoso apoyo a su hasta hace poco principal adversario político es solo "por la patria" y a cambio de nada... es una soberana mentira.
La comprensión de los conflictos en el Medio Oriente resulta compleja para quienes manejamos distintas percepciones políticas, culturales y religiosas desde la distancia. Algunas de las organizaciones de violencia armada que actores políticos gobernantes de Estados Unidos e Israel consideran abiertamente como organizaciones terroristas, son vistas sin embargo por ciudadanos palestinos –el caso de Hamas- y libaneses –el caso de Hizbolá-, como movimientos armados de resistencia ante lo que consideran una invasión de sus antiguos territorios, y desde ese punto de vista, muchas familias islámicas migrantes consideran incluso un “deber patriótico” contribuir a estas causas, enviando remesas de dinero. Ignorar este sentimiento que anida en algunos miembros de las colectividades árabes establecidas en la zona de la Triple Frontera es ver solo una parte del problema, principalmente cuando se ignoran enormes operaciones de tráfico ilegal (narcotráfico, tráfico de armas, tráfico de personas, mega-lavado de dinero, contrabando de cigarrillos y productos electrónicos) por parte del crimen organizado transfronterizo que tienen consecuencias mucho más directas en la realidad social, política y económica de nuestros países.
Probablemente en los próximos meses veremos que todos los avances de contactos con países del mundo árabe que había iniciado el entonces canciller Luis Castiglioni, van a empezar a cortarse nuevamente y se reanudarán los lazos con Israel. Son opciones diplomáticas, solo que los referentes del actual Gobierno tendrán que asumirlos, con sus inevitables consecuencias. Esperemos que una de ellas no sea el aumento de la estigmatización y criminalización de las comunidades islámicas migrantes que habitan en el Este del país, mientras no existan pruebas concretas de que hayan cometido algún delito.

P.D.: El abogado José Alejandro Sánchez agrega: “La Organización de Naciones Unidas ubica al movimiento palestino Hamas como Parte Beligerante en un conflicto colonial (Resolución Consejo de Seguridad 2334/2016) Es un estatus legal internacional, no mi opinión. En cuanto a Hezbolá, este partido político armado del Líbano representa actualmente al 55% del parlamento libanés (en su alianza con los cristianos católicos maronitas) Ambos movimientos políticos armados son aliados tanto de Turquía como de Siria e Irán, así que en este punto puede haber consecuencias económicas para el recientemente abierto mercado turco a la carne paraguaya”.




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