Mis
queridos y queridas:
Lo he escrito
antes, lo reafirmo ahora: Cumplir años es solamente marcar una nueva estación
en el Viaje de la Vida. Más que preocuparte por saber a donde vas, el placer
está en viajar y en disfrutar plenamente del viaje. No dejar que el expreso de
medianoche parta sin nosotros. No quedarnos en la Estación como Penélope,
esperando por algo o por alguien que quizás nunca volverá.
No dejar
que el conformismo o la mediocridad nos detengan. Viajar siempre, con nuestros
sueños vivos a bordo, abriendo los ojos a nuevos paisajes desde la ventanilla, dejando
que el Sol nos acaricie la piel, la lluvia nos moje el alma, el viento nos
acaricie el rostro y la noche nos cubra de misterios y calidez humana, mientras
hacemos -como diría el poeta- caminos al andar.
Habrá
quienes digan que este es mi cumple-viajes número cuarenta y once… pero en
realidad es el primero de mi nueva vida.
Hoy se
cumple exactamente un mes del día en que mantuve un encuentro cara a cara con
La Muerte, a quien pude decirle “todavía no”… y decidir volver a nacer, en este
proceso de lenta pero segura recuperación.
Y
aunque mi cédula de identidad diga que nací en Yhú, el 13 de noviembre de 1961,
en realidad hoy cumplo el mes primero del año primero… ¡y todavía hay tanto por
vivir y por hacer!
Así que,
una vez más... gracias por tantos atentos saludos, y por tan lindos mensajes. Espero
poder ser realmente merecedor de tanto cariño y de tanta estima, que
seguramente es el retorno por algunas de esas pequeñas cosas que intento dar
-con mis humanos errores y aciertos- día tras día, noche tras noche, desde mi
particular y pasional oficio de comunicador, y desde mis opciones personales, políticas
y humanas.
A ver
si seguimos andando juntos y haciendo caminos en todo lo que resta aún de este
lindo aunque azaroso gran Viaje que es vivir.
Brindo
por eso con mi copa de jugo dietético.
¡Salud…!
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