Perdió
la vista, pero no ha perdido su genio musical. El creador de la legendaria
Banda Koygua cumple 84 años de edad y sigue esperando que el Estado le otorgue,
al menos, una pensión graciable.
Sus
manos escarban en el aire, como si buceara en un mar imaginario. Su búsqueda
sabe que en algún rincón de la sala está su viejo saxofón, el mismo que lo
acompañó en tantas serenatas, en tantas fiestas patronales y conciertos
populares. El mismo glorioso instrumento musical, al que ahora ya no puede ver,
pero aún puede sentir con toda el alma.
"¡Aquí
está...!", exclama, y una ancha sonrisa se enciende en su rostro moreno
aindiado, cuando sus manos lo encuentran, acunado en el sofá. Sus dedos lo
acarician, le sacan brillo. Es el mismo con el que dio su último gran concierto público, la noche del gran festival del Vy'a Guasu, en el Bicentenario de la Independencia, en mayo de 2011, en la costanera del Palacio de López, cuando hizo delirar a la multitud con su particular versión en solo de saxo, de la romántica canción de Maneco Galeano, Soy de la Chacarita.
"¿Quieren escuchar esa misma versión...?", ofrece ahora el maestro Alejandro Cubilla, sentado en la sala de su modesta vivienda, en Lambaré.
Tiene 84 años, los que cumple este 9 de julio. Está ciego desde hace más de un año, por causa del glaucoma y de las secuelas de golpes recibidos en la época de la dictadura. Pero el genio musical sigue allí, tan vivo como siempre, a medida en que inicia esa peculiar versión con arreglos de jazz, en donde le brota toda la vivencia de su infancia y de su juventud, vividos en el mismo legendario barrio que cantó Maneco, y en donde también vivieron el creador de la guarania, José Asunción Flores, y el músico y actor teatral Arturo Pereira.
Como ellos, como muchos otros, Alejandro Cubilla proclama con el mismo orgullo: Soy de la Chacarita.
La música, una pasión, una vida
"Hetama
aikó, hetama aguata chamigo, pero ajapogueteri la música (ya he vivido mucho,
he caminado mucho, pero sigo haciendo música). Ahora cumplo 84 años y aunque me
he quedado ciego, sigo teniendo mucha pila, sigo trabajando y componiendo, enseñando
música y actuando. Quiero dejar un legado a las nuevas generaciones", dice
el maestro.
Nacido
el 9 de julio de 1929, en Asunción, hijo de un militar y también músico,
Alejandro Cubilla creció en el entorno humilde del barrio de la Chacarita y tuvo que trabajar desde niño como
lustrabotas. A los 12 años ingresó a la célebre Banda de la Policía, donde
empezó a forjar su genio musical.
"Siempre
fui un folklorista, un amante de nuestra cultura paraguaya, campesina y
popular, pero también se me despertó la pasión por la cultura universal,
especialmente por el jazz", recuerda.
Su
primer recordado éxito fue, justamente, la de una orquesta de jazz que creó en
la década del 50. Se llamó "Alex Cull y sus Caballeros del Jazz" y
fue la sensación de las grandes fiestas en las noches asuncenas.
Pero un
sueño cambiaría radicalmente el rumbo de su carrera musical. "Fue mi papá,
Rogelio Cubilla, quien se me apareció en sueños y me dijo que yo tenía que
hacer algo por nuestra música folklórica, porque estaba decayendo mucho. Me
pidió formar una banda de música bien popular", narra.
Así
nació la legendaria "Alejandro Cubilla y su Banda Koygua", con músicos
de formación académica, interpretando polcas y guaranias con aires de banda de
pueblo.
"Adoptamos
el sombrero pirí, la faja, la camisa de aho po'i y el poncho de sesenta listas.
Pero, sobre todo, la forma de interpretar nuestra música con gran alegría en
las fiestas patronales, en las manifestaciones populares. Le llamé koyguá a
nuestra banda, que significa kokue guá, hombre de la chacra, para honrar al
campesino", explica.
Con la Banda Koygua, Cubilla recorrió todo el
Paraguay y viajó a varios países del mundo. Surgieron muchas otras bandas que
lo imitaron y el estilo se volvió un género artístico. Pero el maestro nunca
dejó de hacer jazz y de fusionar estilos.
"Paraguay Sax Club", su actual
legado.
"Aunque
haya perdido la vista, no me retiré de la música. Con los muchachos de la Banda
Koyguá seguimos haciendo actuaciones, pero mi proyecto más reciente es Paraguay
Sax Club, un club de saxo donde enseño a tocar este instrumento a varios músicos
más jóvenes", cuenta Alejandro Cubilla.
El
maestro imparte clases en su propia casa, cada semana, y está con planes de
grabar un disco con los integrantes del club. Pero aunque admite que sigue sintiendo el cariño del público y de sus seguidores, no oculta su malestar por la falta de apoyo de las autoridades a los creadores.
"Por mi estado de salud, tengo muchas necesidades. Me hubiera ayudado mucho contar con una pensión graciable del Congreso. Pero es muy humillante tener que pedir. Ojalá se acuerden más de los artistas", señala.
Las manos vuelven a bucear en el aire, buscando otra vez a su viejo e inseparable compañero. Esta vez nos regala un aire de música folklórica popular, reminiscencias de la Banda Koygua, y desde algún lugar del tiempo llega un eco de aplausos de multitudes.
¡Feliz cumpleaños, maestro...!
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(Reportaje realizado para UltimaHora.Com,
junto a un material documental audiovisual. Julio de 2005).
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