Myra se prestó a
transferir y salvar los fondos que quedaban de su novio prófugo. Más que Romeo
y Julieta, son los Bonnie & Clyde del Operativo Patrón – Lava Jato.
Andrés Colmán Gutiérrez -
@andrescolman
Darío
Messer se mostraba nervioso y ansioso como un perro enjaulado. El doleiro dos
doleiros (lavador de dinero) se sentía solo y abandonado. Era el 11 de julio de
2018 y él llevaba varias semanas escondido en una de las estancias de su amigo
y socio, el empresario fronterizo Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um o El
Jefe, en las afueras de la ciudad de Salto del Guairá, Canindeyú, esperando que
sus aliados le ayuden a dar una salida a su situación de prófugo de la
Justicia, pero “la solución” no llegaba.
Por
sobre todo, Darío extrañaba a su joven enamorada, Myra de Oliveira Athayde, con
quien llevaba pocos meses de relación, pero de quien estaba perdidamente
enamorado. Había una gran diferencia de edad (ella tiene 27 años, él 61), pero
Myra ya le había demostrado estar dispuesta a arriesgar todo para permanecer
juntos. Por causa de ella, él se había peleado con su familia.
Su
anterior esposa, Rossanne, y sus tres hijos, Dan, Débora y Denise, se mostraron
molestos al descubrir que Darío andaba con la joven amiga de la esposa de Dan,
cuando Myra llevaba poco más de un año de casada con el abogado Marco Aurelio
Asseff, de quien luego se divorció.
Darío
había viajado con Myra al Paraguay, en una fuga de luna de miel, cuando
sorpresivamente, en junio del 2018, el juez federal Marcelo Bretas ordenó su detención
junto a más de 60 personas por el caso Lava Jato. Dos de sus ex socios,
Vinicius Claret (Juca Bala) y Claudio Barboza (Tony), habían caído presos y
decidieron delatar a Darío y a sus demás cómplices. “Fui traicionado en el
Brasil y me agarraron de sorpresa en el Paraguay.
Además
arrastraron a Dan (hijo de Darío) en esa confusión. Mi relación con la familia
ha quedado muy mal también. Ellos me culpan con razón por esa confusión”,
relata Darío en la carta que escribe el 27 de junio desde la estancia en Salto
del Guairá a Patrão, quien según la Fiscalía brasileña era el entonces
presidente paraguayo Horacio Cartes, a quien pide que le envíe 500.000 dólares
a través de Silveira, porque todos sus recursos fueron bloqueados por la
Justicia.
Tras
ser preso, su hijo Dan Wolf Messer se había acogido a la delación premiada y
había brindado datos sobre las operaciones ilegales de su padre. Encuentro
amorosoMientras elaboraba en su escondite la estrategia de pedir dinero a
Cartes y negociar una posible entrega ante la Justicia paraguaya para obtener
prisión preventiva, el 23 de junio de 2018, Messer preguntó vía WhatsApp a
Roque Silveira: “¿Será que unos diez días antes de presentarme, puedo
encontrarme con mi novia en tu local?”. Roque, con el nombre en código de
Judeuzinho (pequeño judío), le contestó con risas de complicidad: “Kkkk. Sí,
señor”.
El
encuentro con la novia, al igual que la negociación de una posible entrega,
demoró en cumplirse. El 11 de julio, Roque Silveira le escribió contándole que
su “gran amigo” (HC, según los fiscales brasileños) le recomendaba que espere
para entregarse a la Justicia después del 15 de agosto, cuando debía entregar
el mando al nuevo presidente, Mario Abdo Benítez. “Sería mejor para todos”,
habría sugerido Cartes. Aceptó a regañadientes. “Quiero martillar esta porra de
una vez. Estoy ansioso”, le confesó a Roque.
“Mi
cabeza está bien, estoy ajustado aquí, pero con mi enamorada que está viniendo,
yo lo aguanto sin problemas”, aseguró. Unos días después, Myra logró llegar hasta
la estancia de Silveira. Según las suposiciones, ingresó al país por algún
punto de la frontera seca con el Brasil, desde la ciudad de Mundo Novo, Mato
Grosso do Sul, sin hacer ningún registro de inmigración, ya que no hay datos en
esa fecha.
Fue el
primer reencuentro tras la huida apurada de hacía un mes. Aunque no estaban en
su lujoso tríplex, junto a la playa de Leblón, para los enamorados fueron días
de felicidad, aunque a la vez de preocupación.
El chat en que Darío pide a Silveira que su novia pueda visitarla en la estancia donde estaba oculto. |
Para
ello contó con la ayuda de los amigos y socios de Messer y sus aliados en cada
destino, e incluso con la colaboración entusiasta de sus propios padres, los
nuevos suegros de Darío. El padre de Myra, Carlos Jader, es un dentista y
empresario que fue vereador (concejal municipal) en el estado de Río de
Janeiro. Su madre, Alcione Athayde, fue diputada y estuvo presa en el 2008 por
un caso de desvío de fondos.
Según
la acusación fiscal, ambos también se hicieron cómplices de Darío y Myra. Para
facilitar sus trámites, Myra recurrió a los servicios de la empresa Inmigra
Paraguay Relocation Company, que le ayudó a obtener la cédula de identidad
paraguaya número 8.475.004, el 12 de noviembre de 2018.
El 4 de
enero de 2019, Myra creó en Miami, Florida, la empresa GoodHope Consulting LLC,
para servicios de consultoría, donde ella figura como gerente y única
directiva. Es una de las empresas que usó para mover el dinero y abrir cuentas
en el Bank of America. A través de un socio brasileño residente en Brasil,
Roland Gerbauld, realizando varias transferencias para intentar ocultar el
dinero de Messer.
En
medio de las idas y vueltas por el mundo, encontraba tiempo para acudir al encuentro
de su amado Darío, quien por razones de seguridad se había mudado de la
estancia de Silveira a la finca de otro amigo, el empresario fronterizo Antonio
Joaquin Da Motta, en la zona de Pedro Juan Caballero (Amambay), quien también
posee una tienda de carnes en Ponta Porá, Brasil.Según el expediente de la
acusación fiscal, hay registros de la presencia de Darío y de Myra en
propiedades de la familia Da Motta, por el uso de sus redes de wifi, en
diversos momentos del 2018.
Incluso
hay una fotografía tipo selfie de Darío Messer que se obtuvo durante su estadía
en una de las fincas de los Da Motta. La acusación fiscal sostiene que “las
conversaciones indican que Antonio Motta ocultaba 232.000 dólares de Darío
Messer con el compromiso de entregar mensualmente 10.000 dólares a Myra
Athayde”.
En un
audio, Myra le comenta a Darío: “No consigo ni raciocinar tanto dinero por
minuto, kkkk. Solo quiero los 10 (mil) de Toño”.
La cédula paraguaya que Myra pudo obtener para facilitar sus movimientos en el país. |
EL FINAL. Además de la generosa
protección de que le brindaron sus amigos con poder en el Paraguay, fue la
eficaz asistencia de Myra la que permitió que Darío Messer pudiera escapar
durante más de un año de la persecución de la Justicia brasileña. Finalmente,
tras detectar quién era la mujer que lo acompañaba y ayudaba, se le pudo seguir
la pista y descubrir que ella había viajado en aviones al Paraguay al menos
cuatro veces entre noviembre de 2018 y enero de 2019.
Finalmente,
ante el cambio político en el Paraguay, Messer decidió regresar a ocultarse en
Brasil. Myra alquiló un lujoso departamento en un condominio de São Paulo,
donde él quedó encerrado, con el pelo pintado de rubio, tupida barba y la nariz
retocada con cirugía estética, mientras su novia salía a hacer vida social.
Pero ya
la policía le seguía la pista a ella y así, el 31 de julio de este año, se
logró capturar a Darío. Ahora también Myra está presa. La historia de la
pareja, más Bonnie & Clyde que Romeo y Julieta, seguramente seguirá en
prisión.
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(Una primera versión de
este artículo fue publicada en el diario Última Hora, página 4 Política,
edición del domingo 24 de noviembre de 2019)
Myra (a la derecha) con sus padres y uno de sus hermanos. |
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