Andrés Colmán Gutiérrez –
@andrescolman
Están
allí pero no los vemos o fingimos que no existen, como si no tuvieran rostros o
se hubieran vueltos incorpóreos, igual que el personaje de la novela Garabombo
el invisible, del escritor peruano Manuel Scorza. Otro escritor, el uruguayo
Eduardo Galeano, los denomina Los Nadies, “los hijos de nadie, los dueños de
nada... que valen menos que la bala que los mata”. En alguna rebelde canción,
Manu Chao les da otro nombre: Fantasmas en la ciudad.
Lorenzo era
uno de esos muchos Nadies.
Indígena del pueblo Mbya Guaraní, recorría las
calles de Asunción pidiendo limosnas, recogiendo cosas de la basura para
sobrevivir. Cuando podía inhalaba cola de zapatero para engañar al hambre.
Dormía en donde encontraba lugar. Fue así como esa madrugada del lunes 16 de
diciembre de 2019 se acostó en el banco de una parada de bus sobre la calle
Jejuí casi Montevideo, sin sospechar que el odio y la muerte andaban al acecho.
Las
grabaciones de una cámara de vigilancia muestran al lujoso auto sin chapas
pasar por el lugar a las 2.10 de la madrugada, detenerse, volver a circular
para regresar una segunda y tercera vez. Entonces se ven los fogonazos desde el
interior, certeros disparos que acabaron con la vida del indígena, cuya identidad
no pudo ser determinada durante varios días, porque no tenía cédula y sus
huellas digitales no figuraban en el sistema.
Era un perfecto Nadie.
Si no
fuera por la indignada presión de un reducido sector de la sociedad, no hubiera
existido el esfuerzo policial para averiguar que el indígena asesinado se
llamaba Lorenzo Silva Arce y había llegado desde una comunidad de Tacuatí, San
Pedro.
A más de dos meses, ni la Policía ni la Fiscalía han podido determinar
quién fue el asesino ni cuál fue el móvil, aunque se maneja la hipótesis
principal de que fue un crimen de odio. “Combata la pobreza: Mate a un indigente”, como pregonaba algún
grafiti en la pared.
Todo
hubiera quedado en el olvido y el opa rei, como acaban casi siempre los
asesinatos de los Nadies, si no fuera por un grupo de personas, principalmente
profesionales católicos, comunicadores, artistas e indigenistas, que decidieron
juntarse cada lunes en el lugar en que lo mataron para recordarlo con canciones
y oraciones, junto a reclamos de justicia. Como él no tenía familia conocida,
crearon una comunidad en Facebook que se llama “Colectivo Somos la Familia de
Lorenzo”.
La
trágica historia de Lorenzo ha vuelto a repetirse muchas veces, de otras
maneras. El caso más terrible es el de una niña indígena de 12 años, cuyos
restos fueron hallados este martes 25 de febrero, dentro de una mochila, en
posición fetal, con las manos atadas, en un baldío cerca de la Terminal de
Ómnibus de Asunción. Ella fue presumiblemente víctima de abuso sexual y
maltrato hasta morir. Fue identificada como Francisca Araujo, de pueblo Mbya
Guaraní, una de las tantas y tantos Nadies que recorren las calles pidiendo
monedas en los semáforos, expuestos a todo tipo de atropellos. Una más de los
muchos fantasmas en la ciudad.
Podríamos
cerrar esta columna con un justificado tono de trágico lamento y de indignada
denuncia ante estas y otras numerosas situaciones que nos muestran a una
sociedad podrida y deshumanizada, con personas que abusan y asesinan sin piedad
y con impunidad a los más débiles, ante un sistema de Justicia que no está ni
ahí, pero prefiero rescatar la otra cara: La de ese grupo de personas que se
juntan los lunes a rezar y cantar en el mismo lugar donde mataron a Lorenzo, o
la de quienes salieron a marchar pidiendo Justicia para la niña Francisca, las
que alzan su voz y no dejan de actuar ante cada uno de estos crímenes
horrendos.
Son estos
ciudadanos y ciudadanas las que nos permiten seguir creyendo que otro Paraguay
es posible. Los que le ponen nombres a los Nadies, los que hacen visibles a los
invisibles, los que les dan rostros concretos y humanos a los fantasmas de la
ciudad. Son quienes nos sostienen en la mejor esperanza.
_________________
Publicado en la sección
Opinión del diario Última Hora, columna “Al otro lado del silencio”, edición
del sábado 29 de febrero de 2020.
La foto es del Colectivo Somos la Familia de Lorenzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario