Hace ya varios años
atrás publiqué este artículo en ÚH. Lo rescato ahora desde el arcón de los
recuerdos, para alimentar el blog. ¿Ustedes creen que hubo algún cambio
sustancial entre lo que se describe aquí, y lo que ocurre actualmente, sobre
todo en la televisión?
Ese Paraguay fashion,
despreocupado y divertido, que difunden con tanto entusiasmo los conductores y
conductoras de los programas de verano en la televisión, que transmiten a cada
rato en algunas radios efe eme, o que reflejan con tanto colorido las páginas
sociales de diarios y revistas... ¿en dónde demonios queda?
Debe ser el paraíso
terrenal, ni más ni menos. Porque allí se los ve a todos muy felices y
sonrientes, muy tiernos y bronceados, muy atléticos y esculturales, muy
relajados y ganadores (winner totales, bolúo), como si ellos y ellas conocieran
el secreto de la felicidad que al resto de los mortales se nos escapa.
O como si ellos y ellas
no supieran absolutamente nada de este otro Paraguay de verano en crisis. De
niños indígenas mendigando junto a un semáforo. De familias enteras revisando
tachos de basura para encontrar algo que les permita subsistir. De hospitales
públicos abandonados y vacíos. De trabajadores de salud reprimidos por exigir
más presupuesto. De nostálgicos gorilas autoritarios que vuelven con impunidad
a las calles para agredir cobardemente a un anciano defensor de los derechos
humanos, como el profesor Luis Alfonso Resck.
¡Ah no...! En los
deslumbrantes espacios que inundan las pantallas, el dial y las páginas, las
preocupaciones más trascendentes –según las sesudas preguntas que los
reporteros y reporteras de verano formulan a sus entrevistados–, no tienen nada
que ver con la suba del costo de vida, el crimen ecológico en el río Tebicuary,
o el alevoso despilfarro de recursos del Estado en las internas coloradas.
¡Nooo, por favor...!
¿Para qué preocuparse por esas trivialidades, cuando hay cosas más importantes
que preguntarle a la gente? Por ejemplo: ¿Cuánto medís de cola? ¿Te pondrías
silicona en las tetas? ¿Cuál es tu marca preferida de bronceador? ¿Cuánta
cerveza sos capaz de beber en una noche? ¿Cuáles son las tres cosas que no
deben faltar en una fiesta divertida?
¡Qué maravilla...! ¡Qué
derroche de periodismo inteligente, creativo y comprometido con la realidad del
país!
¿Dónde está ese país fashion
que brilla en la tele casi todo el tiempo? ¿Cómo se llega a esas espectaculares
playas y balnearios de tanto ruido y glamour, de top infartantes y péndex
musculosos, de premios y concursos inacabables, de ríos de cerveza y fiestas
que duran hasta el amanecer?
Debe quedar lejos, muy
lejos, en alguna realidad alternativa. Porque si uno se fija en los últimos
informes de la Senasa y la Seam, todas esas playas y esos balnearios que sirven
de escenario a los programas televisivos y radiales, o a las producciones
fotográficas, se encuentran absoluta y totalmente... ¡contaminados! Es decir,
las aguas no son aptas para el baño, ni para el uso de la población, por
contener un alto porcentaje de coliformes fecales (vulgo: caca), y constituyen
un grave peligro para la salud pública.
¿No lo saben acaso los fashion
que concurren a esas playas? ¿Por qué no dicen nada sobre el tema los
conductores y conductoras de los programas de verano? ¿O es que acaso ellos
tienen la vacuna contra la polución ambiental?
De todos modos, da gusto
oír y ver esos programas con tanta "buena onda", porque nos hablan de
otro país posible, el país sin problemas al que algunas vez todos quisiéramos
llegar.
Por favor, chicos y
chicas, estimados colegas comunicadores y comunicadoras superstars de los
programas de verano en el país del vyrorei... ¿podrían hacer el favor de
mostrarnos el camino?
Puede atestiguar que personalmente no veo mas desde hace mucho tiempo los programas de canal abierto porque es denigrante y con propagandas políticas vergonzosas y procuro que mis hijos apunten a lo mismo.
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