Foto: René González. |
1). LOS COLORADOS GANARON.
Trabajaron
mejor, pusieron pasión, además de mucho dinero, con muy larga experiencia en
los manejos de la política criolla. Los unió de nuevo la vocación de poder, y
se impusieron de manera avasalladora en las urnas.
Para
lograrlo, supieron dejar de lado sus conflictos internos, aggiornarse y modernizar su lenguaje, apropiarse mejor de las
modernas técnicas de propaganda, imagen y comunicación social, adaptarse con más
rapidez que otras fuerzas políticas, tragarse el sapo de que no iban a ser sus
caudillos y líderes históricos los que conducirían el retorno al poder, sino un
acaudalado empresario outsider, con
una leyenda negra sobre el origen de su fortuna, que hasta hace menos de cuatro
años ni siquiera era colorado, nunca había votado ni estaba inscripto en el
Registro Electoral.
Pero lo
hicieron, y dieron una gran lección de realpolitik.
Felicito
al pueblo colorado que ayer acudió a votar masivamente, y que aprendió muchas
de las nuevas reglas de la democracia, aunque en lo personal me incomoda que se
les haya dejado volver tan rápido, y con tanta fuerza electoral, sin haberles
exigido que hagan una autocrítica a fondo, pidiendo disculpas por los muchos crímenes
contra los derechos humanos, y contra el Patrimonio del Estado, que cometieron
o avalaron en los años de Gobiernos dictatoriales o seudodemocráticos.
En lo
profesional, sostengo ante la figura del nuevo presidente electo la misma
actitud crítica y vigilante que mantuve durante mi carrera periodística ante
todos los anteriores Gobiernos, sean del signo que sean. Creo en el periodismo,
especialmente en el periodismo investigativo, como “el perro guardián de la
democracia”. No seré un periodista “opositor” ni “oficialista”. Seguiré siendo
simplemente periodista. Seguiré haciendo el mismo o mejor periodismo que mis
humanas cualidades o limitaciones me permitan hacerlo, como sé que lo seguirán
haciendo muchos de mis más queridos colegas, hombres y mujeres.
2). LOS LIBERALES PERDIERON.
Los
principales dirigentes del PLRA, con el presidente Federico Franco y los
referentes del actual Gobierno, incluyendo a sus ocasionales aliados (PDP y
UNACE, fundamentalmente) son los grandes perdedores de esta contienda electoral,
no solamente ante los colorados, sino ante la ciudadanía, ante su propio
pueblo.
La
arbitraria y polémica ruptura que cometieron contra sus ex aliados de la
izquierda en el Gobierno de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC),
posibilitando no solo la destitución de un presidente de la República a través
de una “avivada”política -un golpe parlamentario revestido de presunta
legalidad-, sino generando en cierta
forma el aislamiento político internacional regional del Paraguay, aunque les
haya generado el aplauso del sector más reaccionario y conservador, al mismo
tiempo los marcó ante un electorado más crítico y consciente. No solo fueron
perversos (“traicioneros”), tampoco fueron inteligentes. Ya se ha demostrado
históricamente que los liberales solos no ganan elecciones, pero con la
izquierda sí. La soberbia los perdió.
Inicialmente,
a pesar de considerarlos “golpistas”, muchos ciudadanos y ciudadanas parecían
estar dispuestos a votar por Efraín Alegre y Rafael Filizzola, “solo para que
no ganen los colorados”, pero las groseras acciones políticas de los liberales
desde el Gobierno, en los últimos meses, fueron alejando cada vez más este voto
potencial. La alianza a toda costa con los oviedistas –aprovechando en forma oportunista
la trágica muerte de Lino Oviedo-, ofreciendo como moneda de cambio un
millonario negociado de tierras, tan torpemente realizado que quedó expuesto
ante la ciudadanía, sumado a otros escándalos de corrupción, como el uso de
recursos estatales en campaña proselitista, acabó generando una corriente de “voto
castigo”. A los colorados ya se los conocía y de ellos se esperaba que hagan
estas cosas, pero un gran sector del liberalismo se presentaba como la opción
diferente, y descubrirlos con las manos en la lata, resultó decepcionante.
A pesar
de que queda posicionado nuevamente como el principal partido de oposición, en
un deja vu político hacia antes del
2008, el liberalismo deberá hacer un gran ejercicio autocrítico y de mea culpa
para volver a ganarse la credibilidad y la confianza de un gran sector del
electorado. Los meses que le quedan de Gobierno a Federico Franco no les serán
muy fáciles.
3. LA IZQUIERDA, TERCERA FUERZA, DIVIDIDA Y
REDUCIDA.
Aunque
creció electoralmente y conquistó espacios importantes, me atrevo a incluir a
los sectores de la izquierda paraguaya, contradictoriamente, tanto en la lista
de ganadores como en la de perdedores.
Por una
razón sencilla y de sentido común: Si conquistaron los espacios que
conquistaron presentándose tan peleados y por separado, ¿cuánto hubieran
logrado, si se presentaban unidos?
Sobre
todo, cuando uno advierte que las razones de la división ni siquiera fueron
ideológicas y programáticas, sino esencialmente por los primeros lugares en las
listas para el Parlamento.
Expulsados
arbitrariamente de su primera experiencia de Gobierno compartido, en lugar de
reponerse y construir alternativas convocantes, los partidos y movimientos del
Frente Guasu se desgastaron peleándose, hasta dividirse y generar la opción
disidente Avanza País. Mario Ferreiro quedó tercero, muy lejos, logrando menos
impacto electoral del que se esperaba, y Carrillo quedó cuarto. Pero los
espacios logrados por ambos en el Parlamento son valiosos e importantes. ¿Conseguirán
trabajar juntos?
Ante un
panorama de una ANR avasalladora, con dominio pleno del Ejecutivo y mayoría
simple en el Congreso, será fundamental que la oposición pueda ser sólida. Ante
la cuasi desaparición de Patria Querida y el Unace, la izquierda tiene la
oportunidad de consolidarse como tercera fuerza, pero eso solo será posible si
supera los traumas del guerrillerismo mediático juvenil y los esquemas del
catecismo marxista de los años 60.
Frente
al retorno de un modelo de Gobierno mucho más liberal y neo-conservador, los
movimientos sociales, principalmente campesinos, tendrán un gran desafío y un
rol fundamental. Pero será saludable ver que evolucionen hacia formas de
representación política más modernas y con mayor inserción social.
Rescato,
en este terreno de las nuevas prácticas políticas, la linda experiencia
demostrada en esta campaña por el Movimiento Kuña Pyrendá, especialmente de
mujeres luchadoras, a quienes –como ciudadano elector- les otorgué mi voto con
mucho entusiasmo, sabiendo que íbamos a ser poquitos en el mar de votos
azulgranas, pero estábamos apoyando una candidatura hecha a pulmón, con mucha
frescura y creatividad, sostenida por personalidades dignas y con gran
trayectoria, aunque invisibilizadas en los medios de comunicación. Personalmente
creo que aún tienen que superar cierto discurso con mucho clisé feminista, pero
hay en este movimiento una opción potencial, que si se sigue construyendo tras
la marea electoral, puede aportar una interesante y renovadora alternativa política
a la momificada clase política paraguaya.
¿Qué voto castigo? Los guarismos son los mismos para el 2003, solo que la autodenominada "izquierda" se llevó los votos de PQ y algunos pocos más. Si sumamos los votos de los 3 presidenciales principales no colorados, juntos no superan a Cartes. ¿Qué golpe parlamentario? El golpe golpe es, es uso de fuerza, el 22 de Junio de 2012 no hubo militares que salieran a las calles a derrocar a gobierno alguno. Si fuera un golpe, hace tiempo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana se hubiesen pronunciado (como pasó en Honduras) Te recomiendo consultar con distintos constitucionalistas de todos los colores para poder dar una mejor categoría jurídica a lo del 22 de Junio de 2012. Claro que yo tampoco lo llamo un juicio político regular, pero golpe no fue.
ResponderEliminarAlejandro Sánchez