Este
miércoles 1 de abril, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
condenó al Paraguay a pagar alrededor de USD 37.000 por la muerte del soldado
Vicente Ariel Noguera, quien falleció a los 17 años cuando realizaba el
servicio militar, en enero de 1996. Fue uno de los casos emblemáticos entre los
157 jóvenes (cifra oficialmente aceptada por el Estado paraguayo) que murieron durante el Servicio Militar Obligatorio (SMO) y que
pusieron en jaque a la estructura castrense.
Pueden
leer la noticia en este enlace.
Me
tocó hacer una investigación periodística junto al colega Arnaldo Alegre,
actual director periodístico de Última Hora, que en su momento tuvo mucha
resonancia. Ello hizo que María Noguera, la madre de Vicente Ariel, fundadora
de la Asociación de Familiares de Víctimas del Servicio Militar (Afavisem), me
pida comparecer como testigo en la causa ante la CIDH.
La
sentencia se produce en un momento crítico por la pandemia del coronavirus y
golpea aún más al Estado, pero es importante para afirmar que nunca más se deben permitir abusos como los que se cometían desde el poder militar en esa época,
el mismo que sostuvo a la larga dictadura de Stroessner y que siguió vigente
después. Era otro gobierno, es cierto (el de Juan Carlos Wasmosy), pero
respondía al mismo Partido Colorado que sostuvo a la dictadura y cubrió con la
impunidad, evitando que se haga justicia, y que sigue gobernando el país.
Ahora
que llega esta sentencia desde la CIDH, que también sigue trabajando aun en medio de la crisis
sanitaria global, les comparto lo que fue mi declaración a distancia, ya
anticipando el estilo de presencia virtual. Es un aporte a la memoria y a la
justicia, en homenaje a Vicente Ariel y a la lucha de su madre, como a todas
las víctimas, 24 años después.
***
DECLARACIÓN DE ANDRÉS COLMAN
GUTIÉRREZ ANTE LA CIDH
1.-Diga el testigo: ¿Fue testigo
presencial de los hechos?
-Si
se refiere al hecho de la muerte del joven cimeforista Vicente Ariel Noguera,
ocurrido el 10 de enero de 1996 en el cuartel del Tercer Cuerpo de Ejército, en
Mariscal Estigarribia, Chaco Paraguayo, no fui testigo presencial de la muerte,
pero si pude recabar mucha información posteriormente, en un trabajo de investigación
periodística realizado para el diario Última Hora de Asunción, en una serie que
publicamos con el colega Arnaldo Alegre (actualmente jefe de Redacción del
diario) a partir del 7 de setiembre de 1996, luego de que la madre del joven,
María Noguera, haya presentado una querella criminal por homicidio ante la
Justicia paraguaya.
2.-Diga el testigo: ¿Cómo se
enteró de los hechos y cuándo?
-Me
enteré el mismo día en que se conoció la noticia, el 11 de enero de 1996, a
través de un dato que llegó a nuestra Redacción. Me interesó particularmente,
porque desde el equipo de investigación periodística del diario Última Hora
veníamos haciendo un seguimiento a los numerosos casos de soldaditos muertos en
los cuarteles, en muchos casos por situaciones de maltratos y abusos por parte
de sus superiores. Acudí a la casa de la
familia Noguera y conversé con la madre. Ante los indicios de que se trató de
un caso de muerte por maltrato violento, decidimos iniciar una investigación.
3.-Diga el testigo: ¿La señora
María Noguera, en su carácter de víctima o querellante, le ofreció como testigo
en el expediente judicial?
-En
la querella criminal ante la Justicia paraguaya no fue así, aunque sé que
nuestras publicaciones sobre el caso fueron tenidas en cuenta, al igual que las
publicaciones de otros medios periodísticos. En el caso de la denuncia ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos sí, la señora María Noguera me ha pedido
que participe como testigo, a fin de ratificar los elementos que habíamos
podido comprobar y que en su momento ya habíamos publicado en nuestra
investigación.
4.-Diga el testigo: ¿Usted prestó
declaración testifical en la causa penal que investigó la muerte de Vicente
Ariel Noguera?
-No
fui convocado como testigo en esa oportunidad, por tanto no presté declaración
testifical. Sé que nuestras publicaciones periodísticas, al igual que las de
otros medios de prensa, fueron tenidas en cuenta en el proceso.
5.-Diga el testigo: ¿Su
investigación periodística acerca del caso fue publicada?
-Así
fue. Se publicó a doble página, con una llamada en portada, con la volanta
“Investigación: ¿Quién mató a Ariel Noguera?”, a partir del sábado 7 de
setiembre de 1996, en la páginas 6 y 7 de la sección Política del diario Última
Hora, continuando las entregas durante una semana hasta el jueves 12 de
setiembre de 1996. En días posteriores publicamos más notas, ya en forma
suelta, a medida en que surgían más reacciones sobre la serie de reportajes.
6.-En el marco de la
investigación periodística, ¿Cuántas veces se constituyó en el lugar de los hechos?
-Si
se refiere como “lugar de los hechos” al cuartel del Tercer Cuerpo de Mariscal
Estigarribia donde fue hallado muerto el soldado Ariel Noguera, estuve
personalmente durante una jornada, pero otros miembros de nuestro equipo
periodístico estuvieron en varias otras circunstancias, incluyendo visitas
oficiales programadas por las Fuerzas Armadas. Sin embargo, permítanme apuntar
que un trabajo de investigación periodística no se basa solo en visitas al
lugar de los hechos, sino a indagaciones en varias otras esferas,
conversaciones con ex-camaradas de la víctima, familiares, superiores,
búsquedas de documentos, etc.
7.-Diga el testigo: ¿Con cuántas personas pudo
entrevistarse, que tuvieron conocimiento de los hechos?
-Pude
conversar personalmente con al menos una veintena de ex camaradas del
conscripto Ariel Noguera, además de oficiales superiores que aceptaron brindar
datos en forma confidencial, pidiendo no ser identificados, porque tenían mucho
miedo a posibles represalias de sus superiores. Además pudimos entrevistar a
muchas otras personas relacionadas al caso: familiares, médicos, fiscales,
policías, militares, como de acudir a diversas fuentes documentales. Fácilmente
hemos entrevistado a más de 40 personas relacionadas al caso. Los principales
acusados, el subteniente Fernando Mosqueda y el teniente primero Hernán
Alcaraz, los dos oficiales que habrían sometido al cimeforista a castigos
físicos, como sus superiores de las Fuerzas Armadas, se negaron sistemáticamente
a ser entrevistados, a pesar de nuestros insistentes requerimientos. Tampoco el
entonces comandante del Ejército, general Lino César Oviedo, aceptó dar una
entrevista o brindar declaraciones sobre la muerte de Ariel Noguera.
8.-Diga el testigo: ¿Entre las
personas que entrevistó se encontraban funcionarios públicos?
-Así
es. Una de las personas que aceptó conversar con nosotros fue el propio fiscal
general del Estado en ese entonces, el doctor Anibal Cabrera Verón, quien ayudó a reabrir el caso cuando ya se
consideraba cerrado judicialmente, logrando que se realice una nueva autopsia.
Su intervención no impidió sin embargo que sectores de las Fuerzas Armadas,
entre ellas el propio general Lino Oviedo, tengan éxito en bloquear las
investigaciones y en evitar que se pueda descubrir la verdad sobre la muerte
del cimeforista. También nos entrevistamos en su momento con el propio juez que
llevaba adelante la investigación, José Waldir Servin Bernal, quien se mostró
reacio a dar detalles del caso.
9.-Diga el testigo: ¿Dentro de su
investigación encontró algún indicio que ponga en duda la veracidad de
contenido del informe de la autopsia dirigida por el doctor Martínez Yaryes,
propuesto por la señora María Noguera?
-Así
es. Tal como lo revelamos en un anexo del primer reportaje publicado el 7 de
setiembre de 1996, bajo el título: “Categórico: El hanta virus no mató a
Ariel”, reproducimos un informe de laboratorio que el propio doctor Martínez
Yaryes había pedido, en donde el especialista Ralph Bryan, del Epidemiology
Branch de Albuquerque, Nuevo México, Estados Unidos, concluye que el resultado
del análisis inmunohistoquímico del paciente ha dado negativo con respecto al
hantavirus. Es decir, el estudio de laboratorio que había encargado Martínez
Yaryes desmintió que Noguera haya muerto por hantavirus, tal como el forense
atribuyó en un primer momento. Me tocó entrevistar a Martínez Yaryes tras este
informe, quien se mostró sorprendido por los resultados del laboratorio. “No he
visto golpes (en la autopsia realizada) pero no descarto que una situación
violenta pueda haber causado la muerte. De hecho, para mí, el caso sigue siendo
muy extraño”, declaró, tal como lo publicamos en su momento en el diario.
10.-Diga el testigo, ¿cómo era la
consideración pública respecto del doctor Miguel Ángel Martínez Yaryes?
-El
doctor Martínez Yaryes era un reconocido dirigente político opositor que
mantuvo una lucha heroica contra la dictadura stronista, además de un destacado
médico, pionero de la medicina forense en el Paraguay. Sin embargo, cuando le
tocó realizar la autopsia del cimeforista Noguera se encontraba ya en avanzada
edad y su primera conclusión, de que el cimeforista habría fallecido por la
enfermedad del hantavirus, fue desmentida por el informe de laboratorio que el
mismo encargó en los Estados Unidos, como por otros especialistas que aseveran
que es muy difícil que un caso e hantavirus se de en esa región del Chaco.
11.-Diga el testigo: ¿Realizó, en
su carácter de periodista, cobertura a los actos públicos de reparación
organizados por el Estado, vinculados al presente caso? En caso afirmativo,
¿podría indicar cuáles?
-No
lo hice, porque los periodistas de investigación no hacemos cobertura
informativa diaria. Si me enteré de estos actos por lo que se publicó en los
medios y también leí que los familiares no están satisfechos con lo que hasta
ahora hizo el Estado para reparar el hecho denunciado.
-Finalmente,
si se me permite, quisiera ampliar esta declaración destacando que la
investigación periodística sobre el caso Ariel Noguera la hicimos en un
contexto más amplio, en el marco de una realidad socio-política de los años 90,
a poco de haber sido derribada la dictadura del general Alfredo Stroessner, en
que el militarismo seguía siendo muy fuerte en la sociedad paraguaya, época en
que existían muchas denuncias de humildes familias campesinas sobre sus jóvenes
hijos, muchos de ellos menores de edad, que eran prácticamente cazados por pelotones
militares en el interior, movilizados a la fuerza para prestar el Servicio
Militar Obligatorio (SMO) y acababan muertos por haber sido sometidos a
castigos inhumanos o a prácticas de combate poco profesionales. Según el
registro oficial reconocido por el Estado paraguayo, desde la caída de la
dictadura (1989) un total de 157 jóvenes murieron durante el Servicio Militar
Obligatorio. Muchas de estas muertes no fueron investigadas por la Justicia o
los casos quedaron en el oparei, nombre que se da en el Paraguay a la palabra
impunidad en lengua guaraní.
En
el caso Noguera, nuestra investigación pudo constatar varias irregularidades,
tal como lo publicamos en su momento:
-En
su primer periodo de entrenamiento, cumplido en enero de 1995 en Villarrica, Vicente
Ariel Noguera tuvo un altercado con un oficial, el subteniente Fernando
Mosqueda, cuando al soldado se le cayó accidentalmente el fusil y golpeó en el
rostro al oficial. Sus camaradas relataron que desde ese momento Mosqueda juró
vengarse de Noguera.
-En
el segundo periodo como cimeforista, en enero de 1996, Noguera debía prestar su
servicio militar en Fortin Montanía, Chaco, pero para sorpresa suya cambiaron
su destino al tercer cuerpo de Ejército, en Mariscal Estigarribia, donde
también sorpresivamente se encontró de nuevo cara a cara con el subteniente
Mosqueda.
-En
Mariscal Estigarribia, Noguera tuvo otro altercado con otro oficial, el
teniente primero Hernán Alcaraz, el 10 de enero, cuando el oficial lo reprendió
en la formación, el soldado reaccionó y el oficial se cayó al suelo ante la
vista de todos, situación en la que se sintió ridiculizado. Según los
testimonios que recabamos de los camaradas, Alcaráz amenazó frente a varios
testigos con castigar a Noguera y las palabras que pronunció fue: “Ni él no va
a querer contar, como hombre, el castigo que va a recibir”.
-Aunque
las versiones de los camaradas difieren, la relación de hechos concluye que ese
10 de enero Noguera fue incorporado al llamado “pelotón jabón” -un grupo a
donde son conducidos los soldados bajo castigo- que dirigía el subteniente
Alcaraz, donde permaneció durante dos horas sometido al “descuereo” (ejercicios
físicos intensos). Lo vieron por última vez tras el ejercicio, en que lo
llevaron a sentarse en un banco, en la guardia. A la madrugada encontraron su
cuerpo muerto en una cama que no era la suya, a dos camas de la que le
correspondía dentro de la cuadra. Llamativamente, también el teniente Alcaraz
desapareció por largas horas, durante las mismas horas en que estaba
desaparecido Noguera.
-Lo
llamativo fue que, tras conocerse el caso, desde las altas esferas de las
Fuerzas Armadas intentaron bloquear nuestra investigación y ocultar datos. El
entonces comandante del Ejército, general Lino Oviedo, viajó a Mariscal
Estigarribia, reunió a todos los excamaradas de Noguera y les ordenó: “Ustedes
no digan nada, nosotros vamos a arreglar todo, porque esto se va a usar para
desprestigiar a las Fuerzas Armadas”. Muchos de los ex camaradas se negaron a
dar declaraciones y quienes accedieron lo hicieron con mucho miedo, en medio de
medidas de seguridad y tras asegurarles que sus identidades serían mantenidas
en reserva. Durante la etapa en que hicimos la investigación, la madre de Ariel
Noguera fue víctima de ataques y presiones, llegaron a incendiar una
carpintería de la familia y un auto chocó a uno de sus hijos.
En
la esperanza de poder contribuir a este juicio, los saludo atentamente.
Andrés Colmán Gutiérrez
Periodista
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