Mario Abdo (último a la derecha), junto al dictador Alfredo Stroessner y los demás miembros del Cuatrinomio: Adán Godoy Giménez, José Eugenio Jacquet y Sabino Augusto Montanaro. |
#CrónicasDeLaMemoria
Por
Andrés Colmán Gutiérrez
@andrescolman
La anécdota
humorística que durante más de dos décadas sigue narrándose de boca en boca, es
la siguiente:
El 2 de
febrero de 1989, el caudillo colorado Mario Abdo Benítez, secretario privado
del general Alfredo Stroessner, viajó a la entonces Ciudad Presidente
Stroessner (hoy Ciudad del Este) para participar de los actos por el
aniversario de fundación, en compañía de otras autoridades y figuras políticas
del régimen.
La
versión asegura que “Don Mario”, como era popularmente conocido, cruzó esa
noche el Puente de la Amistad hasta la vecina ciudad brasileña de Foz de Yguazú,
para cenar en un exclusivo restaurante, cuando recibió la noticia de que el
general Andrés Rodríguez acababa de iniciar un golpe militar, para derrocar a
Stroessner.
El
relato sostiene que el secretario del dictador se levantó de la mesa y pidió
ser trasladado rápidamente al lado paraguayo, a pesar de que quienes lo acompañaban
insistían en que permaneciera en territorio brasileño, donde estaría a
resguardo. El político no quiso escuchar razones: “Tengo que seguir la indicación
del general Stroessner”, habría dicho.
Apenas
cruzó el puente, fue presuntamente detenido y arrestado por los militares que
participaban del golpe, y llevado a un calabozo junto a otros jerarcas
stronistas.
Según
esta versión humorística, cuando los propios líderes de la revuelta le
preguntaron por qué había regresado al Paraguay, ya que en Brasil estaba a
salvo, Mario Abdo habría respondido: “El general Stroessner siempre me dijo: Si
escuchás que hay un golpe, cruzá inmediatamente la frontera, para salvarte… y
eso hice”.
LA VERDADERA HISTORIA. ¿Cuánto
hay de verdad o de leyenda urbana en esta historia? Tratándose de Abdo Benítez,
sobre quien se tejieron muchas historias humorísticas, era difícil saberlo.
Los “chistes
de Don Mario” fueron muy populares durante la dictadura, aparentemente creados
como una forma de venganza de la gente común contra los abusos del régimen.
El
periodista radial Rolando Ávalos fue un testigo privilegiado de lo que
realmente ocurrió en la noche del 2 y 3 de febrero de 1989, en que Abdo Benítez
estuvo efectivamente en Ciudad Stroessner y acabó detenido.
El
comunicador asegura que la popular anécdota sobre “Don Mario” no es exacta, ya
que no cruzó hacia el Brasil, aunque le sugirieron que lo haga, pero revela que
su arresto si tuvo varios detalles pintorescos, que parecen sacados de una
comedia política costumbrista.
“No está
en mi ánimo desmitificar la generalizada versión de que Stroessner había
ordenado a Mario Abdo Benítez de que, en caso de un golpe de estado, cruzara de
inmediato la frontera para ponerse a salvo, y que como él se encontraba en Foz
de Yguazú, cruzó la frontera… pero hacia territorio paraguayo”, ironiza Avalos.
El
comunicador era en ese momento director artístico de la emisora ZP 16 Radio
Presidente Stroessner, perteneciente al caudillo regional Carlos Barreto
Sarubbi, y además era secretario de la Junta Municipal de Ciudad Stroessner.
Recuerda
que el clima político estaba enrarecido por la división entre los colorados “militantes
stronistas”, grupo que lideraba Abdo Benítez junto a los ministros Sabino
Montanaro, Adán Godoy Jimenez y Eugenio Jacquet, y los llamados “tradicionalistas”,
conducidos por Juan Ramón Chávez y Luis María Argaña, quienes ya cuestionaban
al entorno de Stroessner.
LA CENA FRUSTRADA. A las
15.30 del 2 de febrero llegó Abdo Benítez en un avión estatal, acompañado de
los diputados Ubaldo Centurión Morínigo, Silvio Meza Brítez y el presidente del
Banco Nacional de Trabajadores, Eligio Tomas Franco.
“Había
sido invitado por las autoridades políticas para presidir la inauguración de
varios locales partidarios, actos a realizarse como un boicot a la programación
oficial de la Municipalidad y al intendente Hugo Martínez Cárdenas, ya
abiertamente enfrentado con el presidente de seccional y diputado, Juan Eudes
Pereira”, recuerda Ávalos. Los dos grupos preparaban celebraciones paralelas.
Cerca
de las 18.00, durante uno de los actos, la frecuencia de radio de la policía
informó sobre un tiroteo en la casa de “Ñata” Legal, amante del presidente
Stroessner, en Asunción, pero se creyó que fue un intento de robo.
“Totalmente
ajenos a los sucesos que comenzaban a alarmar a la población asuncena, los
dirigentes políticos se autoconvocaron para una cena en el conocido Doli Bar
(en el centro de la ciudad esteña), donde Mario Abdo Benitez fue informado de
las confusas versiones que procedían de la capital”, relata Ávalos.
Pero la
cena no pudo concretarse, ya que antes de que estén listos los platos
encargados, “Don Mario” invitó a sus acompañantes a trasladarse a la residencia
que él tenía en Ciudad Stroessner, donde intentaría tener más noticias de lo
que pasaba.
GOLPE CONFIRMADO. Sin
lograr comunicarse con Asunción, Abdo Benítez tuvo que esperar que el
empresario Israel Iriarte llegue, ya entrada la noche, a contarle que se había
desatado un golpe militar contra Stroessner.
“Iriarte
traía otra información aún más preocupante: Mario Abdo y sus allegados debían
ser detenidos, aunque ignoraba en qué circunstancias, sugiriendo que todos se
trasladasen a la vecina ciudad brasileña de Foz de Yguazú, para aguardar el
desenlace de los acontecimientos. A pesar de que la mayoría tenía la intención
de aceptar la sugerencia, la negativa del dueño de casa fue firme, desvirtuando
esa posibilidad”, narra Rolando Ávalos.
Finalmente,
“Don Mario” logró comunicarse con la guardia del Batallón Escolta Presidencial,
en Asunción. Mientras su interlocutor le
informaba del alzamiento contra Stroessner, dirigió el auricular a sus acompañantes,
para que escuchen los disparos que sonaban como fondo. Cuando le dijeron que
era el general Andrés Rodríguez el que lideraba la sublevación, no lo quiso
creer.
ARRESTO EN FURGONETA DE PAN. La
Base Naval de Ciudad Stroessner, al mando del capitán de Navío Amado Rodríguez
Gaona, se sumó al movimiento golpista liderado por el general Rodríguez.
Poco
después de las 21.00, Rodríguez Gaona decidió –por propia iniciativa, según
admitió- capturar a Mario Abdo y a los demás jerarcas stronistas que lo acompañaban.
Aunque
en principio había recibido órdenes de no arrestar a civiles, tuvo temor de que
los políticos “intenten una contra-maniobra” y prefirió no arriesgarse. Integró
un equipo comando con un teniente, ocho suboficiales y veinte “cimeforistas”
para la misión, pero se encontró con un problema: no había vehículos a
disposición.
La
solución fue usar una destartalada furgoneta, propiedad del panadero que
abastecía a la Base, en la cual partieron los cimeforistas a cumplir el
arresto. El comandante y los oficiales iban en un auto Toyota, propiedad
particular de Rodríguez Gaona.
La
noticia de que iban para arrestar a “Don Mario” se filtró y el delegado de Gobierno de Alto Paraná,
Bernardino Caballero, pidió auxilio al comandante del Batallón de Frontera, un
coronel de apellido Domínguez, que permanecía fiel a los stronistas. El mismo
dispuso que unos 20 soldados armados, al mando del teniente Llanes, vayan a
proteger a Abdo Benítez y a sus acompañantes, pero el único vehículo del que
disponían era un camión trans-ganado, en el cual se movilizaron.
BATALLA EVITADA. “Rodríguez
Gaona y los efectivos navales ya habían rodeado la residencia de Abdo Benítez y
se aprestaban a ingresar en ella, cuando llegaron los militares, quienes fueron
intimados a viva voz por el experimentado marino, para que se retirasen de
inmediato, bajo la amenaza de morir todos en caso de no hacerlo”, relata Ávalos.
Los
militares prefirieron replegarse, antes que enfrentar a los marinos, con lo
cual se evitó un baño de sangre.
“Pistola
en mano, Rodríguez ingresó violentamente a la vivienda, ordenando a sus
subalternos el apresamiento de todos, principalmente de Abdo Benitez y Juan
Eudes Pereira, quienes, como todos los demás, no opusieron resistencia y
acataron de inmediato la orden de salir, para ser llevados a la Base Naval,
hasta donde fueron transportados en un minibús de la Itaipú Binacional que
pasaba ocasionalmente por el lugar”, narra el periodista.
Poco
antes de la medianoche, el operativo militar había concluido, asegura Ávalos,
quien relató por primera vez este pintoresco episodio en un capítulo escrito
para el libro “¿Qué hacías aquella noche?”, compilado por Alfredo Boccia Paz.
Mario
Abdo Benítez, al igual que otros jerarcas del stronismo, permaneció durante
varios años en prisión.
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Los chistes de “Don
Mario”
Son numerosas las historias humorísticas
que se relataban durante el régimen stronista, tomando como protagonista a “Don
Mario (Abdo Benítez)”, el ex secretario privado del general.
He aquí algunos de ellos, recopilados
gracias a aportes de los lectores en internet:
Don
Mario es invitado por Stroessner, junto con los demás miembros del “Cuatrinomio
de oro”, a cenar en Mburuvicha Roga.
Transcurre
la cena normalmente cuando, de pronto, a “Chanchito” Montanaro se le resbala el
tenedor y cae estrepitosamente al piso.
El
ministro trata de hacer una broma para distender la “pelada” y dice:
-Tenedor
con "T"… se acuerda de mí… ¡Teresa!
Todos
sonríen y la cena sigue.
En un
momento, a Don Mario se le cae un gran pedazo de zanahoria, que llama la atención
de todos.
El
secretario privado trata de aplicar la misma fórmula que Montanaro:
-Zanahoria
con “S”… se acuerda de mí… ¡Cecilia!
***
Stroessner
y Don Mario viajan a Venecia, Italia. Tras un primer recorrido por la ciudad,
el general le pregunta a su secretario:
-¿Qué
te parece Venecia, Mario?
-Muy
linda, mi general. ¡Lástima que vinimos en época de inundación!
***
Mario
Abdo escucha que Montanaro ha ordenado la compra de un helicóptero último
modelo a un proveedor norteamericano, y aunque nunca había visto uno en su
vida, también pide que se le traiga otro. “¡Pero que sea con aire
acondicionado, no importa el precio, porque aquí en Paraguay hace mucho calor!”,
exige.
Cuando
finalmente el helicóptero llega y aterriza en el patio del Palacio de Gobierno,
Don Mario es avisado para ir a recibir su nueva adquisición. Sale contento de
su despacho, pero apenas asoma afuera y ve a la aeronave funcionando, con la hélice
girando a pleno, se indigna e increpa al proveedor:
-¡Ustedes
los yanquis son unos estafadores…! Yo le pedí bien que me traiga un helicóptero
con aire acondicionado… ¡pero me trajo uno con ventilador de techo!
***
Don
Mario asiste a la recepción al nuevo embajador de España. A su llegada, el
canciller cumple en presentar al secretario privado de la Presidencia y al
diplomático.
-¡Con
el mayor de los placeres…! –dice el embajador, haciendo una reverencia.
Y Don
Mario no se queda atrás, haciendo otra reverencia:
-¡Con
el menor de los Benítez…!
***
Mario
Abdo llega a Mburuvicha Roga y pide hablar con Stroessner. Cuando el dictador
lo recibe, el secretario privado le pide por favor que lo acompañe al fondo de
la casa, porque debe pedirle algo muy personal y urgente.
El
general se muestra intrigado, le pregunta por qué no le puede hablar allí en el
despacho, donde igual hay mucha privacidad, pero el otro le insiste y le ruega:
tiene que ser en el fondo.
Stroessner
finalmente accede y caminan hasta el fondo del patio, donde Don Mario
finalmente le dice que necesita dinero, y le pide que le de la licitación de
alguna obra pública.
-¿E’a,
y eso nomas piko…? –se sorprende Stroessner-. Es un vyroreí, ¿por qué me
hiciste venir hasta el fondo para pedirme eso… si podías hacerlo en el
despacho?
-Es que
quería asegurarme de que me conceda mi pedido –explica el secretario-. ¡Es que
toda la gente siempre dice que, muy en el fondo, usted es bueno!
***
Don
Mario, Stroessner, Montanaro y Godoy Giménez viajan en avión, cuando de repente
hay fuertes sacudidas y el piloto grita:
-¡Emergencia…!
¡Colóquense el paracaídas y salten de a uno!
Mario
va directamente a la puerta del avión, dispuesto a arrojarse, cuando Stroessner
le grita:
-¡Mario
Abdo, no te pusiste el paracaídas!
Y el
secretario responde con una sonrisa, mostrando un pequeño frasco de color
verde:
-¡No se
preocupe, mi general! ¡Tengo Mentolatum… “para caídas y golpes”!.
***
(¿Conocés algún otro chiste de Don Mario?
Animáte a compartirlo…).
Don Mario es invitado a Bolivia a un concurso de inteligencia y estan todos los secretarios presidenciales de las Américas y en las primeras pruebas dicen : A VER DIGAN PALABRAS QUE USEN "HIPER" sale el de Argentina y dice "Hiperinflación" bien y todos aplauden a continuación dice el de Brasil "Hipermercado" bien y todos de nuevo aplauden, Don Mario alza la mano y dice "Farmacia" (???) y todos se quedan asombrados y el conductor del programa dice "Está mal" a lo que Don Mario agrega "Y Perfumeria" jajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarYo recuerdo más o menos uno sobre él: Mario Abdo muere y va al cielo, algún santo o funcionario le da la bienvenida y le explica cómo son las cosas por ahí, el clima, el horario, le menciona algo sobre unos relojes que están en el cielo y le cuenta que existe uno para cada persona del planeta cuyas manecillas se mueven cada vez que el representante del reloj mete la pata... Mario Abdo le pregunta al santo dónde está el suyo, y el santo, después de confirmar su nombre y buscar en la computadora, le dice que su reloj se está usando como ventilador en la oficina de San Pedro.
ResponderEliminarEl General va de invitado a la casa de Mario para jugar un partido de tenis en su nueva cancha recién terminada...ni bien observa Stroessner le pregunta; hey Mario...para qué mandó colocar tantas canillas de agua alrededor de la cancha???...a lo que Mario responde; "es que escuche que los jugadores pierden por SED..."
ResponderEliminarMario Abdo llega al su casa y encuentra algo su hijo víendo una serie de televisión y pregunta; que estas viendo hijo el mismo responde; "Hawai 5 0. El responde; haya, que goleada.
ResponderEliminarLlega el Rey de España y todas las autoridades del país pasan a saludar a su alteza y su séquito. Don Mario llega hasta una de las señoras españolas y esta le dice:"Buen día. CONCHITA DE MARTINEZ"
ResponderEliminarY Don Mario le responde: "Mucho gusto, PILIN DE MANON"
van en un avión 3 personas el general, el piloto y Mario Abdo, después sufre un desperfecto el avión y cae en picada libre, el problema es que había 2 paracaídas, el piloto agarra uno de elloa y se tira, quedando sólo un paracaídas, debatiendo con el General, Mario Ando le dice, tirese usted mi general, este le pregunta y usted que hará? respondiendo le Mario Adbo dice; TRANQUILO MI GENERAL; TREJE MENTOLATUN ??? (Para caídas y golpes) jajajaja
ResponderEliminarStroessner le pide a Mario que le prepare un té porque estaba con malestares... Mario le trae un vaso de agua y Stroessner nota que esta revolviendo con sus dedos bien metidos en el líquido. Sorprendido le reclama.. POR QUE METÉS TUS DEDOS EN EL VASO !!!!... Don Mario le responde, es que te estoy preparando un TÉ DE BURRITO MI GENERAL.
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