La
plaza está allí... pero ya no parece la misma.
Ahora
es un espacio que se abre desnudo y vacío, azotado por lúgubres aires de
tristeza y ocasionales vientos forasteros.
Hay
emotivas diferencias entre esta y aquella otra plaza, aunque simulen hallarse
en el mismo espacio geográfico, en las inmediaciones del viejo e histórico
Cabildo.
Mismo
lugar, otro tiempo.
Marzo
de 1999.
¿Se
acuerdan...?
Caras
pintadas con colores de la Patria. Banderas al viento, consignas y música en el
aire. Plaza inundada de pueblo. Habitada de indignación, de gritos, de rabia,
de idealismo, de plegarias y canciones. Pechos convertidos en murallas ante las
balas asesinas.
¿Qué se
hizo de tanta pasión cívica colectiva?
¿Qué
oscuros francotiradores mataron aquellos sueños...?
Aquella
plaza parecía habitar también otro país.
¿Se
acuerdan...?
Jóvenes,
campesinos y trabajadores movilizados contra la amenaza de los proyectos
totalitarios. Manifestantes que confundían la bandera con su propia piel y
parecían no tener miedo a la muerte. Solidaridad ciudadana sin barreras que se
volcaba a las calles.
Un país
capaz de imaginarse distinto... aunque solo fuera en el loco sueño de seis días
y seis noches otoñales de marzo.
Todo
eso ya no está; pero de alguna manera quedó grabado a fuego en la memoria, al
igual que los nombres de los mártires en una astillada cruz de madera: Henry,
Manfred, Víctor Hugo, José Miguel, Armando, Cristóbal, Tomás, Arnaldo.
La cruz
continúa allí, en esa plaza desnuda y fría, desgastada por el tiempo y por la
ausencia, solitaria, pero firme en cada marzo otoñal, cuando siempre vuelven a
haber velas encendidas, canciones y plegarias que llenan el aire húmedo, como
un eco sordo tras todos estos años.
Aquella
plaza, este país...
Desmemoriado,
pero vivo. Con sueños rotos o reconvertidos. Macroeconomía en alza, audios filtrados que revelan aun más la podredumbre política y judicial, autoblindaje alevoso en el Congreso. Los ecos de otro marzo con imágenes similares de resistencia, fuego, represión y muerte. Sociedad dolorosamente dividida
que aún no encuentra maneras de cerrar la grieta. Indignación ciudadana en las
redes sociales de Internet y conformismo en la vida real. Elecciones que, en líneas generales, ofrecen más de lo mismo. Marchas
campesinas repetidas. Narcopolítica al acecho. Futuro con interrogantes. Terca
esperanza que renace una y otra vez, a pesar de todo, como ajada bandera de
resistencia.
Y el
viento en la plaza, sin lograr apagar todo el fragor de todos estos años...
#CrónicasDeLaMemoria
(Publicado en la columna "Al otro lado del silencio", sección Opinión del diario Última Hora, en marzo de 2013).
#CrónicasDeLaMemoria
(Publicado en la columna "Al otro lado del silencio", sección Opinión del diario Última Hora, en marzo de 2013).
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