Mediante postes de madera, los nativos de la aldea Jogasui se comunican con el resto del mundo. |
Singularidades
de la globalización: Los teléfonos comunitarios están sujetos a pintorescos
postes, en el único lugar donde reciben señal, en la aldea de Jogasui, Chaco
Central. Desde allí se comunican en lengua ayoreo con sus parientes en Bolivia.
Por Andrés Colmán Gutiérrez
JOGASUI, CHACO CENTRAL
Son dos
precarios postes de madera, plantados en medio de la aldea de Jogasui, del
pueblo originario Ayoreo, a 86 kilómetros al norte de Filadelfia, en el Chaco
Central.
Por
cada poste hay desgastados teléfonos celulares, de los modelos más económicos,
sujetos por cintas de goma, brillando ante las luces del sol.
"Estas
son nuestras cabinas telefónicas al estilo Ayoreo, la únicas que tenemos en el
medio del monte...", informa el líder Lucio Dosapei, sonriendo ante la
curiosidad de los visitantes.
La
incredulidad de los observadores desaparece cuando de pronto se oye sonar a uno
de los aparatos, y el maestro de la comunidad, Carlos Moreno, acude a
responder, con solo oprimir un botón, sin mover el aparato de lugar, ni sacarlo
de su atadura en el poste.
"¡Niome...
niome...! (¡mañana, mañana!), se escucha gritar a una voz desde el pequeño
aparato. Carlos contesta en lengua ayoreo, relatando a su interlocutor que hay
unos "cojñones" (hombres blancos) que han llegado de visita a la comunidad,
y que en ese momento le están tomando fotografías.
Tras
concluir la comunicación, el docente nos cuenta que quien ha llamado es un
pariente suyo, que vive en una aldea de ayoreos del llano boliviano.
De la
familia lingüística Zamuco, los ayoreos (o ayoreóde, "la gente
verdadera") constituyen un pueblo nómada de guerreros, originarios del
Chaco, entre Paraguay, Bolivia y Argentina, que hasta recientemente eran
perseguidos y cazados, llamados despectivamente "indios moros".
Diferenciados
entre silvícolas (ayoreos totobiegosodes), y moradores del llano (ayoreos
garaygosode y guidaigosode), actualmente se estima su población en unas 5.000
personas, distribuidas entre Paraguay y Bolivia.
Existen
testimonios sobre unos pocos grupos de ayoreos silvícolas (totobiegosodes) que
aún no han tenido contactos con el hombre blanco. Aunque se ha logrado asegurar
jurídicamente porciones de territorios que garanticen su supervivencia, se
encuentran permanentemente acosados por empresarios y ganaderos que invaden sus
territorios y depredan sus bosques.
COMUNITARIO.
"En esta zona del Chaco hay muy mala señal de teléfonos celulares. Este es
el único lugar de la comunidad donde hay señal, por eso colocamos los teléfonos
por los postes, nadie debe mover ni sacar de su sitio, porque de lo contrario
no se va a poder hablar", explica Carlos.
Los
celulares son de uso comunitario y el costo de las tarjetas para obtener saldo
es compartido por todos los usuarios. Los teléfonos son colocados de manera
fija, con el sistema de altavoz, lo cual hace que las conversaciones sean
escuchadas por todos los que están alrededor, pero en la cultura ayoreo es
frecuente compartir todo y prácticamente no existen secretos, señala el
docente.
Existen
otros teléfonos de reserva, cuyas baterías son cargadas con energía
proporcionada por paneles solares, y que permiten reemplazar a los aparatos que
están por los postes, una vez que estos agotan sus cargas.
Los
ayoreos conforman una de las culturas originarias del Chaco que con más rapidez
han incorporado la tecnología a sus comunicaciones tradicionales. Utilizan
también equipos de radio en frecuencias UHF (frecuencia ultra alta) para
comunicarse con otras aldeas, pero lo que más les gusta es recurrir a las ya
obsoletas grabadoras a casetes, en las que graban colectivamente largos relatos
orales, incluyedo cánticos, rezos y danzas, que luego envían a sus parientes
lejanos, mientras reciben de ellos también otros casetes grabados.
Es muy
común observar a toda la comunidad de una aldea ayorea, reunida alrededor de
una pequeña grabadora, para escuchar los casetes enviados por sus parientes
lejanos, una especie de "noticiero de la tribu", que les permite
ponerse al día sobre los acontecimientos que afectan a su pueblo.
"Los
ayoreos somos muy comunicativos y la tecnología nos permite estar mejor
conectados. Los más útiles y prácticos son los celulares. Lástima que en estas
zonas del Chaco hay todavía muy mala señal...", lamenta el maestro Carlos
Moreno.
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