Busto del mariscal Francisco Solano López en Humaitá, en uno de los escenarios de la Guerra Guasu. |
Mientras Stroessner lo proclamaba modelo de
la dictadura, la izquierda lo usaba en luchas revolucionarias y el EPP lo
reivindica como blasón guerrillero. Sectores liberales lo llaman
"tirano" y jóvenes secundarios creen que es solo el nombre de un
shopping. A casi un siglo y medio de su muerte en batalla, el "héroe
máximo" del Paraguay, sigue provocando controversias.
#CrónicasDeLaMemoria
#CrónicasDeLaMemoria
Por Andrés Colmán Gutiérrez -
@andrescolman
-¿Qué sabes del Mariscal López...?
-¡Es un shopping...!
La
singular respuesta que brindó un joven estudiante secundario a una encuesta
realizada hace algunos años, provocó una sensación de alarma sobre el
vaciamiento de la memoria acerca de una de las figuras emblemáticas de la
historia paraguaya.
"Que
hoy los jóvenes crean que el Mariscal López es solo un shopping o una avenida,
habla del nivel de la educación en el Paraguay, y de la manera en que enseñamos
la historia", destacó en más de una oportunidad la historiadora Milda
Rivarola.
Francisco
Solano López es considerado oficialmente el "Héroe Nacional sin
Ejemplar", título otorgado durante el Gobierno del general Rafael Franco,
en 1936, cuando también decretó el 1 de marzo como el Día de los Héroes, en
conmemoración a su trágica muerte en combate, el 1 de marzo de 1870, en el
campo de batalla de Cerro Corá, que puso fin a la Guerra de la Triple Alianza
(1864-1870) contra Brasil, Argentina y Uruguay. Era el inicio de la
reivindicación de López como héroe, luego de que sucesivos gobiernos y sectores
intelectuales, principalmente liberales, que siguieron tras la guerra, lo
consideraron “tirano”, “genocida”, entre otros epítetos.
Milda
Rivarola, autora de varios libros sobre López y la Guerra Guasu, es una de las
que aporta una visión más crítica y humana sobre la figura del ex presidente
guerrero, evitando caer en el debate entre el lopizmo y del antilopizmo que dividió
-y de alguna manera sigue dividiendo- a la sociedad paraguaya durante más de un
siglo.
En esa
misma línea, el también historiador Hérib Caballero Campos plantea que
"López no es ni el demonio ni el tirano, representado de manera teatral
por Cecilio Báez (uno de sus mayores detractores históricos), como tampoco es
el héroe divino, representado por Juan E. O'Leary (su gran reivindicador). Fue
un hombre que tuvo sus aciertos como sus desaciertos, que gobernó
autoritariamente, nadie lo puede negar; cometió excesos, pero obviamente su
muerte, su forma de morir le dieron un hálito de gloria".
Pero al
margen de la necesidad de recuperar la figura del "héroe máximo" en
un contexto más diverso y contrastado, hay un detalle que llama la atención:
Solano López ha servido -y sigue sirviendo- de bandera tanto a sectores políticos
de derecha, entre ellos la dictadura stronista, como también a los sectores de
izquierda que tenían a Stroessner como enemigo y lo combatían desde batallones
guerrilleros bautizados con el nombre "Mariscal López".
Aún en
la actualidad, gobiernos colorados como el del presidente Horacio Cartes,
proclaman la figura del Mariscal López como referente heroico, mientras
sectores que se le oponen desde la violencia armada, como el grupo fuera de la
ley Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), también lo reivindican.
Restos de la estatua de Stroessner en el Cerro Lambaré. |
El Mariscal López, ídolo del dictador Stroessner
El
domingo 1 de marzo de 1970 se conmemoró el centenario de la muerte del mariscal
Francisco Solano López en Cerro Corá.
Ese
día, la dictadura stronista decretó que todo el país rinda un minuto de
silencio en memoria del "héroe máximo de la nacionalidad" y el propio
dictador, general Alfredo Stroessner, pronunció un discurso en la cadena
nacional de emisoras de radio y televisión.
"Para
nosotros los paraguayos, la historia del Paraguay, en la época de la Epopeya
cuyo centenario evocamos con amor, es la trayectoria del mariscal Francisco
Solano López y de su pueblo. La mistificación de nuestros antiguos adversarios
se ha disipado al empuje de la verdad, que tarda en llegar, pero que siempre
llega y se impone. Las nuevas generaciones contemplan hoy la ejecutoria
broncínea del soldado y estadista que con su vida y con su muerte trazó en la
constelación histórica una profunda y luminosa huella", expresó Stroessner
en su largo y rebuscado discurso.
"Como
presidente de la República del Paraguay, mi corazón se estremece al sólo
recuerdo de sus glorias y estoy seguro que todos mis compatriotas, hombres y
mujeres, ancianos y niños levantan hoy al cielo su mirada para contemplar su
imagen santificada por nuestra irrenunciable y firme veneración. Nadie puede
negar al pueblo paraguayo su derecho a honrar a sus héroes y mártires, que como
el Mariscal Francisco Solano López fue el genio de la paz, el rayo de la guerra
y el modelo absoluto de la dignidad de la raza", agregó el dictador.
Tanto
en sus reiterados mensajes, como en sus materiales de propaganda y en los
contenidos del sistema educativo, la dictadura stronista buscó asociarse con
las figuras de los héroes de la Independencia y de la guerra del 70, como las
de José Gaspar Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López y sobre todo la de
Francisco Solano López.
"Con
su reivindicación de Francia y de los López, Stroessner buscaba que se lo
asocie con ellos, que se le considere como una especie de continuidad de los
héroes máximos del Paraguay", destacó en un artículo sobre la dictadura
stronista el escritor uruguayo Eduardo Galeano.
Con ese
mismo espíritu, el dictador encargó al escultor español Juan de Ávalos y García
Taborda, el mismo que construyó el monumento del Valle de los Caídos para el
dictador español Francisco Franco, que levantara un gran monumento en la cumbre
del Cerro Lambaré, con la imagen de "los cinco principales héroes del
Paraguay", que incluía, además de la esfinge de un indio con la imagen de
la Virgen de Caacupé, las estatuas de bronce de José Gaspar Rodríguez de
Francia, Carlos Antonio López, el mariscal Francisco Solano López, el general
Bernardino Caballero... y el general Alfredo Stroessner.
El
propio Stroessner inauguró el monumento a los héroes -que lo incluían a él- el
28 de abril de 1982. Se llamó “Monumento a la Paz Victoriosa”.
La
gloria de compartir el panteón de los máximos héroes le duró hasta el 7 de
octubre de 1991, cuando -tras la caída de la dictadura- el entonces primer
intendente municipal democrático de Asunción, Carlos Filizzola, ordenó que se
derribe la estatua de Stroessner de la cumbre del cerro Lambaré, dejando las
estatuas de "los otros verdaderos héroes".
Hoy en
el lugar solo quedan los pies de la imagen de Stroessner, que tuvieron que ser
cortados con una sierra para echar la estatua. La esfinge del tirano estuvo
mucho tiempo tirada en los depósitos de la Municipalidad, hasta que el escultor
Carlos Colombino la cortó en pedazos y la incluyó en el monumento a los
desaparecidos, en la plaza junto al Palacio de Gobierno. Allí se ve ahora un
pedazo del rostro y la punta de una mano, sumergido y aplastado por moles de
cementos.
Panfleto del EPP, con su logo de homenaje al mariscal López. |
El Mariscal López, ídolo de los
guerrilleros
"Mariscal
López" se llamaba la columna guerrillera del Frente Unido de Liberación
Nacional (FULNA), dirigido por el comandante Agapito Valiente, del Partido
Comunista Paraguayo (PCP), que desde 1959 intentó derrocar por las armas a la
dictadura del general Alfredo Stroessner, la misma que también consideraba a
López su "héroe máximo".
En
épocas más actuales, el grupo armado que se pretende guerrillero y que actúa en
zonas de Concepción y San Pedro con el nombre de Ejército del Pueblo Paraguayo
(EPP), desde su presentación en sociedad con el ataque a una estancia en 2008,
adoptó como logotipo la figura del Mariscal López montado a caballo.
En su
libro "Programa Político del Ejército el Pueblo Paraguayo", escrito
desde la prisión, el principal ideólogo Alcides Oviedo -a quienes los miembros
del grupo denominan como su "comandante en jefe"-, sostiene que el
EPP se fundó oficialmente con ese nombre el 1º de marzo de 2008, día de
aniversario de la muerte del Mariscal Francisco Solano López, a quien
consideran su principal héroe militar inspirador.
Es
común encontrar en la literatura revolucionaria de la izquierda paraguaya la
reivindicación de la figura del Mariscal Francisco Solano López, como la del
prócer de la Independencia y dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, aunque
no tanto la de Carlos Antonio López.
"Resulta
un tanto inquietante que este ícono (el Mariscal López), que ha sido más bien
útil al discurso de la derecha y los sectores más conservadores, haya sido
apropiado también por algunos sectores progresistas o de izquierda",
señala el escritor Damián Cabrera.
"Si
bien las lecturas marxistas de la historia de la Guerra contra la Triple
Alianza en el Brasil se afirman en el capitalismo de Estado de los López, en
muchas ocasiones celebrándolo como experiencia insólita en la región, a nivel
local parece bastante difícil disociar la tradición conservadora vinculada a la
figura de López. Y sin embargo, tanto el Partido Comunista del Paraguay como
referentes de Patria Libre y aún el EPP reivindican la figura de López",
agrega.
En una
entrevista que Cabrera realizó con la historiadora Milda Rivarola, para el
sitio digital Viento Fuerte, sobre esta reivindicación desde la izquierda de la
figura de López, ella asegura: "El Lopizmo es una construcción ideológica
estructurada en los años '20, como forma local del nacionalismo. Como muchos
nacionalismos, porta contenidos fuertemente antidemocráticos y militaristas,
defendidos primero por los colorados, asumidos desde la década del '30 por el
partido comunista paraguayo y por la derecha nacionalista liberal (los ‘cuarentistas’).
Entiendo que se trata más bien de una incapacidad de la izquierda -y de los
demócratas- de construir mitos históricos propios, construyendo figuras de
héroes identificados con sus valores. El revisionismo histórico posterior
(paraguayo, argentino, brasileño), de los años 60 para adelante, tiene muy poco
respeto por fuentes históricas, y mucho de ensayo o literatura con fines
ideológicos".
En su
entrevista con Milda Rivarola, Damián Cabrera hace referencia a un ensayo
publicado por Bernardo Coronel, también en Viento Fuerte, sobre "López,
héroe antiimperialista". "Si bien se puede afirmar que López era
antiimperialista con relación al Imperio de Brasil (y esto a pesar de su
francofilia, su eurocentrismo), las connotaciones que el término ‘antiimperialista’
pueden adquirir en un discurso de izquierda son inquietantes", le consulta
a Milda.
La
historiadora contesta: "Es lo que en historiografía se llama 'un salto anacrónico'.
De acuerdo al primero de sus estudiosos, el mismo Lenín, el imperialismo es una
fase superior del capitalismo iniciada hacia 1885. Eso supone hacer de López un
antiimperialista dos décadas antes del surgimiento de ese fenómeno
mundial".
"De
hecho, Francisco Solano gobernó apenas dos años sin guerra (de 1862 a 1864), lo
que hace difícil juzgar las políticas de su gobierno. En el Paraguay seguían
existiendo esclavos (unos 12.000 fueron armados tras la derrota de Tuyutí), no
hubo políticas distribuidoras de tierras en un país extensamente campesino, y
el sistema electoral, fijado por su padre, excluía expresamente a los no
propietarios (la mayoría del país) de la ciudadanía política", indica
Rivarola.
"El
progreso de esos años favoreció exclusivamente a las clases propietarias
(encabezadas por la familia López y sus parientes), y hay varios registros de
crítica y oposición a su gobierno y a las prácticas de guerra por parte de las
clases populares (mercaderas, campesinas), ocultadas cuidadosamente por la
historia oficial. Para no mencionar la cantidad de desertores y 'pasados' a
filas aliadas desde 1858, que contradice el mito de 'pueblo paraguayo unido a
su gobernante'".
Finalmente,
Milda Rivarola concluye: "Si se buscan figuras combativas dentro de la
izquierda paraguaya -tan derrotadas en el plano militar como López- hay varios:
Cantalicio Aracayú, el de la toma de Encarnación en 1931, Obdulio Barthe,
combatiente en la guerra civil del '47, Agapito Valiente, de la guerrilla
comunista de 1960/70, o Juan Carlos da Costa, otro héroe combativo de la
izquierda, de la OPM de 1976. Ni hablar de héroes civiles como Rafael Barret,
Francisco Gaona y otros tantos. No había por qué copiar del espectro
autoritario y de la derecha los personajes que existen, con gloria propia, en
el de la izquierda".
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