sábado, 8 de octubre de 2011

La patria más allá de las fronteras


Fotocollage: Enzo Pertile

Hay un Paraguay que palpita más allá de un desteñido y polvoriento hito fronterizo.
Más allá de las correntadas grises de un río con orillas de distintas banderas.
Más allá de los atestados andenes de una terminal de ómnibus.
Más allá de las asépticas plataformas de un aeropuerto internacional.
Más allá de las madrugadoras filas para obtener pasaportes.
Más allá del seco golpe de un sello de salida en la ventanilla de Migraciones.

Hay un Paraguay que reparte canastos de chipá crujiente en los corredores de la Estación Retiro de Buenos Aires.
Hay polca jahe’o y cachaca pirú resonando en los recovecos de la Villa 21.
Hay una foto de Nelson Haedo y un banderín albirrojo colgado en un bar de Nueva York.
Hay voces conversando en guaraní en los andamios de una obra en construcción en el puerto de Barcelona.
Hay un pabellón tricolor colgado de una ventana en un piso de Madrid.

¿Qué es la patria…?
¿Solamente la que habita en estos 406.752 kilómetros cuadrados de geográfica fatalidad?
¿Dónde dejamos entonces al Paraguay que sintió dentro de sí aquel gran poeta compatriota, desterrado y condenado a morir bajo cielos distantes?

“Caminando bajo nubes distintas
sobre los fabricados perfiles de otros pueblos
de golpe te recobro
por entre soledades invencibles
o por ciegos caminos de música y trigales
descubro que te extiendes
largamente a mi lado
con tu martirizada corona y con tu limpio
recuerdo de guaranias y naranjos.
Estás en mí: caminas con mis pasos
hablas por mi garganta
te yergues en mi cal
y mueres, cuando muero, cada noche.”.
(Herib Campos Cervera, “Un puñado de tierra”).

No nos define ser paraguayo o paraguaya el solo hecho de vivir aquí, o de pagar aquí los impuestos, sino ese sentimiento intangible de compartir con los nuestros la sangre, el afecto, la lengua, la cultura, la comida, un particular modo de ser... Todo un manojo de sueños y esperanzas en un destino común, que nos llevan a reconocernos en el otro… aunque a veces nos sintamos separados por miles y miles de kilómetros.

Hay una media familia de compatriotas por el mundo que quieren seguir siendo parte de nosotros.
Muchos fueron condenados por razones políticas a ser árboles con raíces en el aire... y muchos siguen siendo forzados por razones económicas o sociales a salir a pelear el pan más allá de las fronteras.
Hoy nos piden un gesto de solidaridad para que conquistar el derecho a votar en las elecciones desde el extranjero.
Este domingo 9 de octubre es el gran día del histórico referéndum.
¡Yo me ubico entre los que vamos a decirles que SI...!