lunes, 31 de marzo de 2014

Tras las huellas de Josef Mengele en el Paraguay




#CrónicasDeLaMemoria

En la portada de la edición del 18 de marzo de 2014 del diario Última Hora publicamos la foto de una vivienda rural, de estilo alemán antiguo, con un título que para muchos lectores resultó una gran revelación: “La casa donde se ocultó Josef Mengele en Hohenau”.
Era el inicio de una serie de reportajes, a los cuales accedimos casualmente, durante una visita a la antigua colonia alemana de Hohenau, Itapúa, en donde indagamos a algunos pobladores amigos sobre las historias que contaban los pioneros inmigrantes, acerca de la presunta presencia de Adolf Hitler en la región.
“De Hitler no sabemos nada concreto, pero sí conocemos la casa donde estuvo refugiado Josef Mengele…”, nos dijo una de nuestras fuentes.
Esa fue la pista inicial para llegar a conocer la casa del pionero Alban Krug, quien dio refugio al ex jerarca nazi y uno de los más buscados criminales de guerra. En el proceso, pudimos obtener fotografías de la casa y, por sobre todo, lograr convencer a Reinaldo Becker Dietze, investigador y periodista de Hohenau, a que acepte narrar públicamente su versión de la historia y mostrar los documentos que tiene en su poder, como el manuscrito en alemán del ex oficial SS, Alfonz Dierckx, quien conoció personalmente a Mengele en casa de Krug, y lo certifica de puño y letra.
La publicación generó muchos debates y polémicas, y nos dejó corregir errores, descartar rumores, pero sobre todo obtener posteriormente el testimonio de uno de los testigos vivos más importantes: nada menos que el de Bonibaldo “Nissi” Junghans, quien fue administrador de la casa de los Krug, donde vivió Mengele entre 1961 a 1963, y que dormía en una pieza contigua con el Ángel de la Muerte.
El testimonio de Junghans es el más valioso revelado hasta ahora, sobre los pasos del criminal de guerra nazi en Paraguay.
Aquí realizamos una condensación de los principales reportajes de la serie, para los seguidores y seguidoras de este blog:

La casa de Alban Krug, en Hohenau Cuatro, donde vivió Josef Mengele, entre 1961 y 1963.

Esta es la casa en la que se ocultó el Ángel de la Muerte en Paraguay


Reinaldo Becker, el investigador que logró el testimonio de un ex oficial de la SS sobre el sitio en que estuvo oculto el criminal nazi, hoy rompe el silencio, narra la historia y nos muestra la casa.

Por Andrés Colmán Gutiérrez  y Narciso Meza
HOHENAU, ITAPÚA

Lo llamaban "doctor Fritz", o simplemente "señor Fritz" (aunque hay quienes lo recuerdan como Fischer), y se referían a él como "el extraño señor alemán que vive en la casa  de los Krug, en Hohenau Cuatro".
En esa época, a principios de los 60, ni siquiera los pocos alemanes que lo conocían, se atrevían a decir su verdadero nombre. Medio siglo después, el miedo a nombrarlo permanece vivo en las calles de Hohenau, la colonia fundada por inmigrantes alemanes en 1900, a 35 kilómetros al noreste de Encarnación.
-Señora, disculpe... ¿conoce usted la casa en la que vivió el doctor Josef Mengele, aquí en Hohenau? ¿Nos dice cómo llegar...?
La mujer anciana, con típicos rasgos de ascendencia alemana, quien al principio nos había atendido con amabilidad, se horroriza al oír el nombre, hace un gesto de negación y se aleja presurosa por una vereda de la céntrica avenida Osvaldo Tischler.

EL ÚNICO.  En Hohenau, ni en las vecinas colonias Obligado y Bella Vista, nadie quiere hablar de Mengele... o casi nadie.
Reinaldo Becker Dietze es un destacado cooperativista, directivo de la Cooperativa Colonias Unidas, también descendiente de alemanes, escritor e investigador, director y editor de la revista local Perspectivas, quien en marzo de 1985, en plena época de la dictadura stronista, cuando era corresponsal en la región del desaparecido diario Hoy, se atrevió a escribir un reportaje titulado "Mengele en Hohenau hacia los años 60".
En el diario no le tomaron muy en serio, a pesar de que había logrado entrevistar a Alfonz Dierckx, ciudadano belga ya fallecido, ex oficial de las SS (las famosas Schutzstaffel, divisiones militares de la Alemania nazi), quien se mudó a Hohenau después de la Segunda Guerra Mundial y aquí conoció personalmente a Joseph Mengele, el célebre "Ángel de la Muerte", médico y criminal de guerra nazi buscado por realizar experimentos con prisioneros judíos.
Dierckx, quien fue prisionero de los soviéticos, ejerció como fotógrafo en Hohenau y se hizo muy amigo de Reinaldo. Cuando en 1985 la cazadora de nazis Beate Klarsfeld vino al Paraguay, acusando que Stroessner protegía y mantenía oculto a Mengele en las colonias menonitas del Chaco, Dierckx le dijo a Reinaldo: "Eso es mentira, yo sé que Mengele ya murió ahogado en Brasil".
El corresponsal le propuso que lo cuente en una entrevista. El belga aceptó, pero dijo que le entregaría las respuestas por escrito. Así lo hizo, en idioma alemán, de puño y letra, en tres hojas de cuaderno, que hoy Becker guarda como un tesoro.

DOCUMENTO.  "Conocí a Mengele por intermedio del señor Alban Krug, con quien me unió una gran amistad, y en cuya casa de campo, ubicada en Hohenau 4, Caguarené, vivió Mengele un tiempo", relata el ex oficial SS, Alfonz Dierckx, en el manuscrito que entregó a  Becker.
"Solamente dos veces pude hablar con él durante su paso por estas colonias alemanas. Recuerdo sí que durante uno de nuestros diálogos, el doctor Mengele me dijo que se fue de la Argentina porque se sentía perseguido, y que en cualquier momento podían secuestrarlo, lo que me dio a entender que lo perseguían por sus responsabilidades en la guerra", dice en otro párrafo.
En su testimonio, Dierckx afirma que entonces no sabía nada sobre los crímenes de Mengele. "Incluso tuve ocasión de tomarle unas fotografías, las que quemé luego, junto con los negativos, al enterarme años después, por medio de la prensa internacional, de las atrocidades y crímenes que había cometido", sostiene.
En el documento, Dierckx le hace a Becker la revelación que en ese momento era una primicia: "Después de los dos diálogos que mantuve con él (Mengele), no supe más nada, únicamente lo que confidencialmente me contó el señor Alban Krug, en el sentido de que Mengele fue a una colonia alemana del Brasil, donde al parecer habría fallecido ahogado. Yo fui confidente del señor Krug y descarto que me haya contado algo que no fuera verdad".
Con aquel dato, Becker quiso titular su reportaje con la primicia mundial: "Mengele murió ahogado en Brasil", pero su editor le dijo que era muy fantasioso. El dato fue consignado al final. Meses después, el propio Gobierno brasileño comunicaba que Mengele había muerto ahogado en una playa de Brasil.

SILENCIO.  Desde entonces, Reinaldo Becker Dietze también se llamó a silencio sobre Mengele. Tras dejar la corresponsalía de Hoy, se dedicó principalmente al cooperativismo, siguió editando su revista Perspectivas y publicó varios libros.
"Aquí, lo relacionado a Mengele y al tiempo que vivió en casa de los Krug, se volvió un secreto a voces. Muchos lo saben, pero nadie quiere hablar públicamente del tema", admite Reinaldo, desde su oficina en la colonia Obligado.
Cuando le proponemos romper su silencio de casi 30 años, para  relatar la historia durante tanto tiempo oculta y acompañarnos a conocer la casa donde se ocultó el Ángel de la Muerte, parece dudar por un breve instante, hasta que finalmente responde: "¡Vamos...!".

***
 
Reinaldo Becker Dietze, y el manuscrito que le dejó el ex oficial SS, que conoció a Mengele.

LA ENTREVISTA CON REINALDO BECKER DIETZE

"Todos sabíamos que Mengele vivió en la casa de Alban Krug"

La antigua casa de la familia Krug está en la cima de una verde colina, semioculta entre la vegetación, a unos 20 kilómetros al noreste del centro urbano de Hohenau, en la zona rural conocida como Hohenau Cuatro, Caguarené, a orillas del arroyo Poromocó.
Es una vivienda de material cocido, con la clásica arquitectura de la región alemana de Baviera, que  impusieron los primeros moradores inmigrantes en Itapúa. La residencia fue vendida hace algunos años a la familia Heisecke, de Asunción.
La mañana del sábado en que llegamos, llovía torrencialmente, el portón estaba cerrado y no se veía a los cuidadores, de manera que no pudimos ingresar, y solo pudimos tomar fotos desde afuera. Una persona de Hohenau que sí pudo entrar y sacar fotos, nos proporcionó imágenes del interior, pidiendo que no revelemos su identidad.
Mientras observábamos la casa desde el interior de la camioneta, entrevistamos a Reinaldo Becker Dietze. Publicamos la primera parte del diálogo, que proseguirá en la edición de mañana.

-¿Cómo descubriste que Mengele vivió en esta casa?
-La historia tiene varias aristas. Sucedió que en 1985, el presidente Alfredo Stroessner estaba invitado para ir a Alemania. Y un mes antes, en Asunción, apareció la señora Beate Klarsfed, quien trabajaba con Simón Wieshental, el cazador de nazis. Beate Klarsfeld, realizó manifestaciones en Asunción, en la plaza frente al Palacio de Justicia, reclamando que Stroessner le entregue a Josef Mengele.

-¿Ella aseguraba que, en ese momento, Mengele estaba todavía en Paraguay?
-Ella aseguraba que Mengele estaba en Paraguay, que Stroessner lo escondía en algún lugar, en el Chaco. Había muchas versiones. Y la Beate Klarsfeld contrató gente para hacer esa manifestación y en una de las pancartas que ella sostenía en su mano, se lee: "Stroessner, tu mientes al decir que no sabes dónde está él SS Mengele. No vayas a Alemania sin él". Y bueno, eso creó mucho sensacionalismo, y también la señora Beate Klarsfeld trajo muchos periodistas  a Paraguay para hacer ruido, para hacer sensacionalismo. Yo, en aquel tiempo, era corresponsal del diario Hoy. Entonces, casualmente, el fotógrafo que vivía en Obligado, don Alfonz Dierckx, que es un ciudadano de nacionalidad belga...

-¿Ya falleció...?
-Sí, ya falleció. Fue oficial de la SS, luchó en la Segunda Guerra Mundial, fue prisionero de los rusos casi durante tres años, y una vez que recuperó su libertad, vino al Paraguay y se radicó en Obligado. Fue  fotógrafo durante muchos años, una persona respetada...

-¿Dierckx llegó a ser una persona muy querida en Obligado?
-Muy querida, que dejó lindos recuerdos a la comunidad de Obligado. Y cuando él vio esas manifestaciones, en que se le reclamaba a Stroessner que entregara a Mengele, me comentó, como amigo que éramos: "Todo lo que se dice, todo lo que se habla sobre este tema son pavadas. Yo sé que Mengele murió ahogado en el Brasil". Eso me llamó la atención, entonces yo le pregunté si él no quería acceder a una entrevista.

-¿Aún no había noticias sobre la muerte de Mengele?
-No, nada. Se creía que estaba todavía en Paraguay. Prácticamente era lo que en el mundo se decía. Él (Dierckx) accedió a la entrevista, entonces yo le armé las preguntas, le hice la entrevista (las respuestas las escribió de puño y letra, en alemán), preparé el artículo y me fui a Asunción, a la redacción del diario Hoy. Allí no hubo mucha recepción, porque me dijeron bueno... es...

-¿Una leyenda más...?
-Sí, que era una leyenda más, un comentario más, una suposición... pero me publicaron el artículo. Inclusive, me acuerdo, el secretario de redacción, el señor (Juan Rómulo) Gauto me dijo: "¿Qué título le vamos a poner?". Yo le dije, vamos a ponerle: "Mengele falleció ahogado en el Brasil", y él me dijo, "no, eso ya es muy contundente, porque acá todo el mundo habla de que Stroessner lo esconde en el Chaco, en algún lugar". Entonces, se puso como título: "Las huellas de Mengele en Hohenau".

-Fue allí donde publicaste la primera foto de esta casa, en la que Mengele vivió en Hohenau.
-Sí, yo vine a este mismo lugar donde estamos hoy aquí, y saqué fotos para ilustrar el artículo, y eso se publicó en el diario Hoy, en mayo de 1985.

-¿Quién te contó que esta es la casa en la que vivió Mengele?
-Eso lo dijo el fotógrafo (Alfonz Dierckx) y ya se sabía aquí en la colonia. Se sabía que Mengele estuvo en las colonias durante un tiempo, y que uno de sus amigos fue don Alban Krug.

-¿Alban Krug era el propietario de esta casa, en la que vivió Mengele?
-Sí, don Alban Krug era el propietario de esta casa, del campo. Acá vivía con su familia. También don Alban era una persona muy culta, muy querida también acá, en las colonias Unidas. Y bueno, eso fue un poco lo que ocurrió.

-En ese reportaje también contaste que Mengele murió ahogado en Brasil (según la versión de Dierckx). ¿Esa fue la primera noticia que se conoció sobre el tema?
-Exactamente, fue la primera noticia. Después de un mes de publicarse el artículo, se confirmó en el Brasil que Mengele falleció ahogado, se encontró su cadáver, se hicieron las pruebas, se exhumó el cadáver...

-Se hizo la prueba de ADN...
-Si de dientes, y se confirmó que era Mengele, y que murió ahogado en Brasil.

-El famoso superpolicía brasileño, Rumeu Tuma, dirigió la exhumación del cadáver...
-Exactamente. Entonces el diario Hoy recordó que había dado la primicia mundial. Inclusive Romeu Tuma tenía un ejemplar del diario Hoy, preguntándose cómo era posible que en el Paraguay ya se sabía (un mes antes) que Mengele murió ahogado en Brasil, pero que entonces nadie había creído en esa versión...

-¿Y ese dato lo pudiste tener porque el fotógrafo era muy amigo del círculo que rodeaba a Mengele?
-El fotógrafo era muy amigo del señor Alban Krug. Y don Alban era una persona muy abierta. Ellos tenían contacto, constantemente, y fue así como don Alban le comentó eso a don Alfonz Dierckx.

(La entrevista en video, primera parte:).




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Reinaldo Becker (centro), junto con Narciso Meza (izquierda) y Andrés Colmán Gutiérrez, en Hohenau Cuatro, frente a la casa de Alban Krug, donde Mengele se refugió entre 1961 y 1963. 

SEGUNDA PARTE DE LA ENTREVISTA CON REINALDO BECKER DIETZE:

"Mengele se salvó de ser capturado en el hotel Tirol"

La lluvia cae mansamente sobre la región de Hohenau Cuatro, Caguarené. Desde el interior del móvil de Última Hora, a través del amplio parabrisas, se observa la residencia rural en la que se ocultó el criminal nazi Josef Mengele, probablemente entre 1962 y 1965.  Con ese escenario de fondo, realizamos la segunda parte de la entrevista con Reinaldo Becker Dietze, el hombre que aceptó romper un largo silencio y revelar todo lo que sabe sobre la presencia del Ángel de la Muerte en la región.

–¿Hay  precisión acerca de cuánto tiempo vivió Mengele en Hohenau y en qué años exactamente?
–Muchos hablan de que vivió aquí entre dos a cuatro años. Vino de Bariloche, de Argentina, donde la organización estuvo tras sus huellas, después de que Simon Wiesenthal consiguiera capturar a (el criminal de guerra Otto Adolf) Eichmann, en Buenos Aires, Argentina...

–¿Eso fue lo que asustó a Mengele, y por eso buscó refugio en el Paraguay?
–Sí, allí Mengele salió de Bariloche y vino al Paraguay, le consiguieron un pasaporte...

–El famoso piloto (Hans Ulrich Rudel) le ayudó...

–Sí, acá en Asunción estaba Rudel...

–Que era muy amigo de Stroessner...
–Sí, era muy amigo del presidente Alfredo Stroessner. Rudel fue un famoso piloto en la Segunda Guerra Mundial.

–¿Él fue quien hizo las gestiones ante Stroessner  para que Mengele venga al Paraguay? 
–Exactamente, él hizo las gestiones, y Mengele estuvo en varias partes, acá en Paraguay.



Josef Mengele.

-¿Qué cuenta la gente de Hohenau de esa época? ¿Cómo se movía Mengele? ¿Salía poco, tenía guardaespaldas...?
–Sobre eso, realmente, yo no tengo mucha información. Sé, por lo que me contaban, y porque me interesaba... cuando escuchaba algo, me interesaba en lo que se decía... que él inclusive trabajaba como doctor, se lo conocía como el señor Fritz, o el doctor Fritz, otros dicen el doctor Fisher...

–¿Esos eran los supuestos nombres que utilizaba...?
–Sí, él volvía a Asunción periódicamente, porque allá él tenía un círculo de amigos, en Asunción, donde iba periódicamente, y se movía en Paraguay, en distintos lugares...


–¿Era muy cuidadoso en sus movimientos, porque sabía que estaba siendo buscado? 
–Exactamente...

–Mencionaste que a Mengele casi lo atrapan en el hotel  Tirol (en Capitán Miranda, cerca de Hohenau).
–Sí, en el hotel Tirol. Supuestamente estaban ya por capturarlo, y él pudo escapar por la ventana. Y de allí es que tomó la decisión de ir al Brasil. Sabemos que después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, muchos jerarcas nazis tuvieron cabida aquí en Sudamérica, especialmente en Argentina, a través del presidente Juan Domingo Perón, que les dio refugio, y se dispersaron por toda Sudamérica, y acá en Paraguay  lo que sabemos concretamente es el paso de Mengele y de Martin Borman.

–¿Por qué para la gente de Hohenau este es un tema tabú, y muy pocos reconocen que en esta casa vivió Mengele?
–Yo creo que hay que ser consciente de que el pueblo alemán tiene, de alguna forma, esa mala conciencia de lo que pasó en la guerra...

–¿Es como un trauma  que perdura todavía...?

–Es un trauma. La historia la escriben los que ganan la guerra. A mí me sorprendió  cuando estuve en 1980 en Alemania y vi en la televisión documentales sobre el holocausto, escenas muy crudas que me impactaron, entonces consulté: "¿Esto, por qué se pasa acá?", y los propios alemanes me dijeron: "Esto periódicamente nos muestran, para que no nos olvidemos, como pueblo, de lo que pasó".  Y tenemos mala conciencia, y nos sentimos culpables. Pero también atrás está la otra parte, la de los ganadores de la guerra, que de alguna forma  al pueblo alemán le dicen "ustedes hicieron esto", y la intención es recibir alguna indemnización.
La organización de Simon Wiesenthal, de Beate Klarsfeld, de todos los que buscaron a los criminales de guerra, buscan demostrar al mundo lo que pasó, entonces el propio Gobierno alemán, hasta hoy, a través de un programa llamado en alemán "Reparar lo hecho", indemniza a todos los que fueron víctimas o sufrieron consecuencia por lo que pasó con el pueblo judío.
Yo pienso que seguramente todos harían lo mismo, porque realmente lo que pasó allí no debería haber pasado. Lamentablemente. Yo siempre digo que en la Guerra de la Triple Alianza a los paraguayos nos pasó lo mismo, fuimos los que perdimos la guerra, y fuimos los malos de la película, y también hasta hoy sufrimos las consecuencias.

–Hay una imagen estereotipada de que las comunidades de inmigrantes alemanes, como Hohenau y Obligado, tienen mucha presencia de ideología nazi. ¿A qué se debe?

–No, eso es un poco de mito. Los inmigrantes alemanes que vinieron al Paraguay  lo hicieron mucho antes de la Segunda Guerra Mundial. El 90 por ciento son inmigrantes que llegaron primero al Brasil, y del Brasil vinieron al Paraguay. Otros vinieron directamente al Paraguay, antes incluso de la Primera Guerra. Lejos de la patria, seguían con el sentimiento de estar siempre interesados en lo que pasaba en Alemania. ¿Y por qué habían abandonado Alemania...? Por los problemas económicos, la hiperinflación, los problemas de la industria, no había trabajo, había hambruna... Entonces vinieron al Paraguay, se radicaron acá y empezaron a trabajar, pero siempre con el corazón en la patria que abandonaron... entonces hay una simpatía, un relacionamiento, y surgió en Alemania un Hitler que solucionó el problema del desempleo, de la inflación, reconstruyó Alemania, se convirtió en un país próspero y en una potencia.
Hitler tenía también una forma de organizar a la juventud, a través de desfiles, de cantos, procurando el amor por la patria... un sistema parecido al de los boy scouts, y eso le gustó a la gente, y más a la gente que estaba en el exterior, que tenía su corazón siempre con los parientes que quedaron, o con la patria que abandonaron. Por eso se entiende que hubo una simpatía en todo el mundo. Nadie supo lo que realmente ocurrió en la guerra, recién al terminar la guerra saltaron las barbaries que ocurrieron. Por eso uno no puede decir que en las colonias hay nazistas, o que hay simpatía con los nazis.

–Probablemente hay simpatizantes del nazismo, como también quienes tienen una opinión crítica.
–Claro, siempre va a haber algún fanático, pero en general la gente no sabía lo que ocurrió, se enteró después por los diarios o todo lo que saltó a la luz. Yo creo que nadie puede querer que una cosa así suceda. El sentido común del ser humano  no puede apoyar algo así.

–Hay interés por conocer la historia de que Mengele vivió en esta casa. ¿Qué habría que hacer con este lugar? ¿La comunidad de Hohenau debería asumir esta historia y darle más transparencia?   

–Yo creo que sí, es una realidad que ocurrió. La comunidad de Hohenau debería aprovechar esto, y podría ser parte de un circuito turístico, "acá vivió Mengele, aquí pasó". Es una realidad que no podemos negar. Sería cuestión de pensar, de organizar eso y de tener otro lugar turístico en nuestras colonias.


(La entrevista en video, segunda parte:).



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Eugen Krug: "Somos inocentes de lo que pasó en esa casa"

"Disculpe, Colmán, pero no hay ninguna posibilidad de que yo le hable de este tema", se excusa amablemente por teléfono Eugen Krug, uno de los hijos del ya fallecido Alban Krug, el hombre que le cedió su casa en Hohenau 4 Caguarené al célebre "Angel de la Muerte", Josef Mengele, para que el buscado criminal de guerra nazi viva oculto allí, durante un tiempo que se estima entre dos a cuatro años, a principios de los años 60.
Eugen Krug vive actualmente en Naranjito, localidad al norte del Departamento de Itapúa, sobre la Ruta VI, en donde es un conocido dirigente político.
"En esa época éramos todos muy niños y somos totalmente inocentes de lo que pueda haber ocurrido en esa casa", señala Krug, en la breve conversación telefónica que mantiene con el enviado de ÚLTIMA HORA.
"A mí ya me ofrecieron millones de dólares para que dé entrevistas, pero no lo hice, ni lo voy a hacer nunca, porque en mi familia hemos decidido no hablar nunca de ese tema", destaca.
"Ahora esa casa ya ni siquiera nos pertenece, ya la hemos vendido hace varios años", agrega.
Cuando se le insiste en que al menos confirme o desmienta si realmente Josef Mengele vivió en la casa de campo de sus padres, Eugen Krug deja oír una breve risa: "Dejémoslo así. Que quede en la incógnita...".

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Alban Krug, el nazi de Hohenau que le dio refugio a Mengele

 

Lo citan como jefe del partido nazi clandestino en el Paraguay, en la época. Su hijo es vicepresidente del partido Patria Querida y una sobrina fue desaparecida por la dictadura militar argentina.


Por Andrés Colmán Gutiérrez 

HOHENAU - ITAPÚA

Alban Krug
¿Quién era Alban Krug, el poblador pionero inmigrante alemán que brindó generosamente su casa de campo en Hohenau Cuatro, Caguarené, para que sea usada como refugio en el Paraguay por el doctor Josef Mengele, el ex jerarca nazi y criminal de guerra más buscado del mundo, a principios de los años 60?
En la comunidad de Hohenau son pocas las personas que aceptan brindar datos para construir una semblanza sobre Krug, a quien algunos autores internacionales, como Gerald Astor, (autor de 'Mengele, el último nazi'), nombran como "el jefe del partido nazi clandestino en el Paraguay, en la época".
Reinaldo Becker Dietze, el cooperativista y escritor que nos ayudó a ubicar y conocer la casa en que vivió Mengele en Hohenau, recuerda a Alban Krug como "una persona muy culta, muy querida".
Eugenio Wolf, nieto de una cuñada de Alban Krug, lo describe también como una persona trabajadora y respetada en la comunidad, pero que no ocultaba su gran simpatía por el partido nazi y por su gran líder, Adolf Hitler.

BRASILEÑO. Alban Krug nació en Brasil, en el seno de la primera colectividad alemana que llegó al vecino país. Formó parte del grupo de familias que llegaron al Paraguay en 1900, para fundar Hohenau.
Casado con Nora Altenhofen, también nacida en Brasil, tuvieron varios hijos en Hohenau. Alban se hizo propietario de miles de hectáreas de tierras en lugares como Morena'i, Hohenau 5 y Hohenau 4, incluyendo el sitio en donde construyó la casa de campo de estilo alemán antiguo, donde viviría Mengele.
Krug se convirtió en un próspero empresario agrícola y fue presidente de la Cooperativa Colonias Unidas.
"Él admitía en forma pública su admiración por Adolf Hitler, principalmente porque fue el único presidente alemán que reconoció a los descendientes de alemanes radicados en otras partes del mundo", destaca Eugenio Wolf.
En esa época, la mayoría de los pioneros alemanes de Hohenau, Obligado y Bella Vista, se mostraron entusiasmados con el nazismo, y hacían campaña públicamente a favor de Hitler.
Alban Krug llegó a ser el principal líder del grupo de nazis paraguayos en Hohenau, según Wolf y otros pobladores consultados.
CONTACTO. En su libro "Mengele: La historia completa", publicado en 1986, los escritores e investigadores Gerard L. Posner, norteamericano, y John Ware, británico, relatan que fue el piloto alemán Hans Ulrich Rudel quien presentó a Alban Krug a Mengele, probablemente en 1960, en la primera visita que realizaron a Hohenau.
Rudel, quien fue asesor del presidente argentino Juan Domingo Perón, era también agente comercial de las industrias de la familia Mengele en Alemania y se hizo muy amigo del dictador Alfredo Stroessner, quien le permitió hacer negocios en Paraguay.
Paralelamente, Rudel se vinculó con las organizaciones de alemanes nazis en el Paraguay, y fue así como logró que reciban y protejan a Mengele, primero en Altos y luego en Hohenau.
"Aunque vivía en Hohenau, en la casa de Alban Krug, Mengele se movía mucho por varios lugares, siempre muy bien protegido por guardaespaldas", relata Reinaldo Becker, citando lo que le había contado el ex oficial SS Alfonz Dierckx, quien conoció personalmente al "Ángel de la Muerte".
La mayoría de los hombres entrenados que lo custodiaban eran miembros de la organización de nazis alemanes paraguayos.

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Eugen Krug, el hijo de Alban, es dirigente de Patria Querida

Eugenio Krug
Eugen o Eugenio Krug, el actual vicepresidente del Partido Patria Querida (PPQ) y también dirigente de la Coordinadora Agrícola del Paraguay, es uno de los hijos de Alban Krug, el hombre que le cedió su casa como refugio al criminal de guerra y ex jerarca nazi Josef Mengele, en Hohenau, en los años 60.
Quienes conocen bien a Eugen sostienen que su ideología es muy diferente a la que pudo haber tenido su padre y no tiene nada que ver con el nazismo. "Él es un gran demócrata, un defensor de la libertad y la igualdad entre todos los seres humanos y muy crítico ante cualquier sistema totalitario", comentó un alto dirigente del Partido Patria Querida.
Eugen Krug es un conocido productor agrícola, principalmente de soja, radicado actualmente en Naranjito, localidad al norte de Itapúa, sobre la ruta VI.  
Krug  había aceptado conversar brevemente por teléfono con el periodista de Última Hora, pero se negó a hacer cualquier declaración sobre el refugio que su padre dio a Mengele en la vieja casa de campo de su familia.
"En esa época éramos todos muy niños y somos totalmente inocentes de lo que pueda haber ocurrido en esa casa", comentó.
Eugen también relató que algunos medios internacionales de televisión ya le ofrecieron millones de dólares para que les conceda entrevistas sobre la historia de la casa y su vinculación con Josef Mengele, pero que él, al igual que los demás miembros de su familia, ha rechazado todas las ofertas.

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La otra Krug, la activista que desapareció en la Argentina

Marlene Kegler Krug
La comunidad de Hohenau no solamente tiene a figuras políticas vinculadas al nazismo en su historia, sino también a jóvenes revolucionarias que se inmolaron en su lucha contra regímenes totalitarios, como Marlene Katherine Kegler Krug, desaparecida en 1976, en Buenos Aires, durante la dictadura militar argentina.
Nacida en Hohenau, en abril de 1953, Marlene Katherine es precisamente sobrina de Alban Krug, el hombre que cobijó a Mengele.
Hermana del doctor Eitel Kegler Krug, quien fue director del centro materno-infantil de las Aldeas SOS de Hohenau, Marlene fue activa integrante de la Iglesia Evangélica Alemana del Río de la Plata y maestra de la escuela dominical.
En 1972 viajó a la Argentina para estudiar obstetricia en la Facultad de Medicina de La Plata. Su sensibilidad social la llevó a vincularse con movimientos estudiantiles, como el Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS).
El 24 de setiembre de 1976, Marlene fue secuestrada cuando salía de su casa, en Berisso, para ir a la facultad. Fue vista por otros prisioneros, como Pablo Díaz –sobreviviente de "La noche de los lápices"– en centros de detención clandestinos. Integra la lista de los desaparecidos durante la "guerra sucia".
Paradójicamente, se sindica como líder de los secuestradores ejecutores de Marlene al comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz, confeso admirador del nazismo, la misma ideología de la que fue seguidor su tío Alban Krug, en su Hohenau natal.

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El hombre que vivió dos años con Mengele rompe el silencio

Bonibaldo Junghanns era el administrador de la granja de Alban Krug, cuando el criminal de guerra nazi se refugió allí. Hoy rompe el largo silencio y revela detalles de la histórica convivencia.


Por Andrés Colmán Gutiérrez y Narciso Meza
HOHENAU, PARAGUAY

Él tenía 23 años de edad en el año 1961. Se desempeñaba como el capataz administrador de la granja rural que Alban Krug poseía en Hohenau Cuatro, Caguarené, a 20 kilómetros del centro urbano, el día en que su patrón llegó acompañado de un hombre ya entrado en años, con inconfundible aspecto de alemán, a quien presentó como "el doctor Francisco Fritz", y le dijo que se quedaría a vivir como un huésped invitado en el lugar.
Bonibaldo Junghanns, popularmente conocido como Nissi en toda la región Sur de Itapúa, también descendiente de inmigrantes alemanes en Hohenau, entonces no tenía ni la más remota idea de que su inesperado inquilino no era otro que el ex jerarca nazi y el más buscado criminal de guerra, doctor Josef Mengele, apodado como el Ángel de la Muerte por sus muchos crímenes en experimentaciones con los prisioneros judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.
No fue sino varios meses después, cuando Oscar Krug, uno de los hijos de Alban, le contó la verdad: El misterioso alemán a quién tenía allí era en realidad Josef Mengele, y le encargó que protegiera el secreto.
Nissi Junghans convivió durante dos años (entre 1961 y 1963) con su tristemente célebre huésped, a quien recuerda como "una persona excelente, muy buen señor, con mucha educación y mucha cultura". Dormían en habitaciones muy cercanas, en el interior de la casa. Compartió con él diversos momentos muy especiales, que hasta ahora los había guardado como un gran secreto. Un buen día, en 1963, vinieron a buscarlo  y Mengele se fue para siempre de ese lugar.
Después, Nissi se enteraría de que su huésped se mudó al Brasil, donde siguió escondido y dicen que finalmente murió ahogado, probablemente en 1979.
Junghanns hizo carrera política y pudo prosperar como empresario. Fue electo intendente municipal de Hohenau en el periodo de 1996 a 2001, y le tocó presidir las celebraciones del Centenario de Hohenau, en el 2000. En todos estos años, guardó un prudencial silencio, a pesar de que, más de una vez, comentó algunos detalles a otra gente, incluyendo a algunos periodistas.
Ahora que Última Hora sacó a luz las fotos de la casa en donde vivió Mengele, la misma en la que él fue capataz administrador durante ese periodo, Nissi cree que ya no tiene razones para callar, y acepta conceder una entrevista.
Con su porte de viejo colono alemán, nos recibe en su casa del centro de Hohenau, sobre la avenida Osvaldo Tischler, en una amplia sala con muchos libros y recuerdos. El suyo es el primer testimonio directo de alguien que pudo llegar a conocer bien a Mengele durante su estadía en Paraguay, ya que convivió con él durante dos años, y fue testigo de algunas de sus horas personales más difíciles, en medio de la huida constante. 
El testimonio de Bonibaldo Nissi Junghanns es un documento histórico.

-¿Cómo fue que usted llegó a convivir con Josef Mengele, en Hohenau?
-Josef  Mengele era conocido como Federico Fritz durante su estadía en el Paraguay. Yo trabajé desde el año 1959 hasta 1963 como capataz administrador de la empresa del señor Alban Krug.  Y en esa misma casa que se ve en las fotos que está publicando ahora el diario Última Hora, Mengele tenía su pieza al lado de la mía. Y también es cierto que la casa tiene sótanos, pero como tienen todas las casas de los colonos. Por ejemplo, yo acá en mi casa, también tengo dos sótanos.

-Entonces, ¿usted dormía en la habitación de al lado de donde dormía Mengele, en esa misma casa?
-Sí, así mismo era. Yo vivía y dormía en una de las habitaciones de la casa que se ve en las fotos. Allí, una habitación era de él y la otra, era mi pieza. Yo conviví con Mengele durante esos dos años, entre 1961 y 1963. 

-¿Cómo era la convivencia con Mengele, la rutina cotidiana?
-Ese señor me acompañaba a la chacra, íbamos a plantar y cosechar yerba, a cargar maíz, a darles de comer a los animales, especialmente a los chanchos. Él era una persona excelente, muy buen señor, con mucha educación, mucha cultura.

-¿Cómo fue que Mengele llegó realmente a esa casa? ¿Quién lo trajo? 
-Le visitaba mucho una familia de Asunción, que era la familia Jung, dueña de la ferretería alemana. Esa gente fue la que le trajo a Mengele a la casa de don Alban Krug. 

-¿Usted sabía entonces de quien se trataba, conocía su pasado?
-Yo, por ejemplo, después de un tiempo llegué a saber más o menos su historia, de porqué él estaba ahí, porque Oscar, el hijo de don Alban me había contado. Después, nadie le conocía en la zona. Eso solo lo saben sus hijos (de Alban Krug), pero nosotros mantuvimos la prudencia de no hablar, hicimos un pacto de silencio, porque en el momento en que había cierta persecución, porque se le acusaba de ser un criminal de guerra, era lógico que nosotros teníamos que ser prudentes también, para no caer en algunas consecuencias de peligro.

-¿Usted pudo ver si en los sótanos que hay en la casa de los Krug, Mengele llegó a armar algún laboratorio, o si ejercía la medicina con la gente del lugar?

-En los dos años que estuvo allí conmigo, Mengele nunca hizo nada raro en el sótano, y tampoco le atendía como médico a la gente, pero a los animales, sí. Resulta que nosotros allá, en la granja de don Alban Krug, criábamos hasta 250 chanchos en aquella época, y si por ahí se enfermaba un cerdo, Mengele sabía  qué hacer. Si se enfermaba una vaca, también él sabía qué hacer, y esas cosas él hacía. Después íbamos a cargar raído por ejemplo, él manejaba el tractor mientras los personales alzaban la carga.

-¿Qué otras cosas hacía? ¿Es cierto que guitarreaba con los peones de la granja?
-Es cierto, guitarreaba con los personales. De tardecita, así cuando ya largábamos el trabajo, empezábamos  a hacer un reviro para la cena, porque ahí no se comía otra cosa sino reviro, habilla, poroto... Entonces, él pedía a mis personales la guitarra y comenzaba puntear, cantaba algunos temas musicales, mientras él mismo ejecutaba el instrumento... y empezaba a lagrimear. Entonces, yo le preguntaba qué le estaba pasando, y él me contestaba en alemán. "Bueno, uno estando así lejos, extraña su tierra de origen, cómo no extrañarla", me decía.

-¿Llegó Mengele a comentarle algo sobre su actuación en la Segunda Guerra Mundial, sobre lo que fue su pasado?
-En los dos años en que vivimos juntos nunca habló de la Guerra, ni contó nada sobre su pasado, ni cuál era la razón por la que él vino a quedarse ahí en esa casa. Lo único que yo sé, y que también me consta, es que unas tres veces, durante su estadía ahí, vino un hijo de él,  acompañado por una señora que era la esposa del hermano de Mengele. Venían a visitarle de Alemania, le traían cosas y entonces hablaban y se quedaban allí durante dos o tres días, y de repente desaparecían otra vez.

-¿Hasta cuándo vivió Josef Mengele en esa casa?
-Un día, casi al cumplir dos años más o menos de su llegada, él desapareció. Ocurrió que vino un alemán, que era profesor  en Lapachal (en el distrito de Obligado) hasta la casa de Hohenau Cuatro.  Era una persona que andaba mucho a caballo. Llegó una tardecita, compartieron una cena y luego se marchó. Dos días después de eso, llegó un auto, en el cual alzaron las cosas de Mengele y le llevaron. Nunca más supe de él, solo lo que se contó ya mucho después. Los que le llevaron eran unas personas que le visitaban a menudo, allí en la casa. Por lo visto, el profesor era un delator y por eso le hicieron desaparecer a Mengele, para que no sea capturado.

-¿Cómo era la relación con Alban Krug, el dueño de la casa? ¿De qué cosas conversaba con Mengele?
- Don Alban era una persona que tenía su negocio en Encarnación, y que venía los fines de semana. Era una persona muy prudente, no hablaba mucho, siempre direccionaba lo que se tenía que hacer en la empresa, después él se iba, se quedaba la señora. Las conversaciones entre Mengele y Alban eran solo entre ellos. Yo nunca participé de conversación alguna entre ellos. Nunca acepté, a pesar de que me decían "vení, vamos a cenar", cuando ellos cenaban en grupo y en familia. Sencillamente me quedaba en mi pieza o me iba a cenar con los personales, con quienes yo tenía buen relacionamiento.

-¿Había muchos seguidores del nazismo en esa época, en que estuvo Mengele en Hohenau? 
- Hay una cosa, y es que todos de repente nos inculcamos con un fanatismo, y nos sometemos a un partido, como acá, donde está el Partido Colorado, el Partido Liberal. Los que están acá son descendientes alemanes, que vinieron del Brasil. Por eso tomaron cierto fanatismo por Hitler. Y otros eran opositores, pero sí... existió ese fanatismo. Hoy ya no hay racismo. Nos mezclamos entre todos, los tiempos actuales exigen eso. Somos todos seres humanos, que uno tenga pelo negro o pelo rubio, todos somos humanos, somos  todos iguales ante Dios. Yo me acuerdo que, en mi juventud, cuando me iba los bailes, en esos locales que decían Sociedad Alemana, no se podía entrar así nomas. Entraban solo los alemanes, eso ahora terminó. Ahora es uno como el otro, quiere decir que estamos evolucionando en otro sistema de vida y en otra relación social.

***

"Al doctor Mengele, yo lo sacaba a pasear en un tractor hasta el centro de la colonia Hohenau"

Como una de las anécdotas más pintorescas de su convivencia con el Ángel de la Muerte, Bonibaldo Junghanns recuerda que, al menos en tres ocasiones, el doctor Josef Mengele le pidió que lo lleve a pasear hasta el centro de la ciudad de Hohenau y de otra vecina colonia de alemanes, Obligado, para visitar a sus amigos.
"Como el camino de tierra era generalmente intransitable, le sacaba en el tractor que teníamos, con el que recorríamos los cerca de 20 kilómetros desde la casa de Alban Krug hasta el centro urbano de la colonia Hohenau", recuerda Nissi.
Generalmente venían de paseo a la casa de su tío Reinaldo Junghanns, un millonario que vivía en las cercanías del Colegio San Blas, de Obligado, pero en el lado que pertenecía al distrito de Hohenau.

INCIDENTE.  Su relación con Mengele persiguió a Nissi Junghanns durante muchos años, y lo expuso al acoso de algunos investigadores y periodistas, principalmente extranjeros, que intentaban obtener de él detalles sobre la presencia de ex jerarca nazi en Hohenau, pero el siempre mantuvo el "pacto de silencio" que  había acordado con los miembros de la familia Krug.
En marzo del 2000, durante la celebración del Centenario de Hohenau, cuando Nissi ejercía como intendente municipal de la ciudad, recibió la visita de periodistas de la revista Isto É, del Brasil, que realizaron un reportaje sobre la vida en las colonias, y de paso le preguntaron sobre Mengele.
En esta nota, Junghanns  reconoció que había compartido la casa con Mengele, pero la nota le dejó un amargo sabor, ya que los periodistas lo pintaron como un nazi fanático, admirador de Hitler y de Stroessner, que les habría dicho: "Nao entendo por qué nao gostan de Mengele". 
A unos periodistas alemanes también les habría recriminado: "¿Por qué persiguen la historia de Mengele, siendo que no dicen nada sobre las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, que hasta hoy tienen consecuencias en esas poblaciones?". 

La periodista encarnacena Myrian Moreno, directora de la revista turística Viajeros obtuvo valiosos testimonios de Junghanns. Fue ella quién nos encaminó a buscarlo y a proponerle que rompa su silencio sobre Mengele.

(Copyright: Andrés Colmán Gutiérrez - Narciso Meza - ÚLTIMA HORA)
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