domingo, 1 de noviembre de 2009

La noche en que Caetano le cantó al alma del Paraguay


No era la poética Luna de Sao Jorge, sino la de la Triple Frontera, blanca y radiante, iluminando el instante mágico en que Caetano Veloso se quedó solo con su guitarra en medio del escenario, y empezó a entonar los inconfundible versos de la canción que el confiesa haber adorado desde niño, y que recién a los 67 años de su edad pudo cantarla directo al corazón de los paraguayos: “Una noche tibia, nos conocimos, junto al lago azul de Ypacaraí…”.
Fue el momento en que la multitud pareció levitar en una sola voz colectiva, cuando cerca de 2.000 gargantas acompañaron cada verso de la guarania con una emoción desbordada. No era la exquisita versión en solo de cello que el maestro Jacques Morelembaum arregló especialmente para el disco Fina estampa, sino otra distinta, más cálida e intimista, que Caetano improvisó con su voz inigualable y su suave rasgueo de guitarra.
La noche del viernes 30 de octubre no era tibia como la de Ypacaraí, sino extremadamente calurosa para ese privilegiado público apretujado en el patio del N9ne Bar & Lounge de Ciudad del Este, pero las incomodidades se habían olvidado en seguida, apenas el cantautor bahiano entró en escena.
El sonido acústico de la Banda Cé, con Pedro Sá (guitarra), Ricardo Diaz Gómez (bajo) y Marcelo Callado (batería), le dio el ropaje musical preciso a los nuevos temas del disco Zii e Zie, que Caetano presentó al público con entusiasmo adolescente, pero sin descuidar intercalar algunos de sus clásicos temas, incluyendo una extraordinaria versión en español del tango Volver, de Gardel y Lepera.
Y si con su interpretación de Recuerdos de Ypacaraí se metió en el alma del Paraguay, arrancó gritos de emoción cuando dedicó la canción Irene a la memoria del inmortal Augusto Roa Bastos, uno de los grandes escritores a quien Caetano confesó su devoción.
Fueron más de dos horas de un show que probablemente se hizo esperar una vida. Un largo bis de canciones coronó la noche en que uno de los más celebrados cantautores de Brasil y de toda Latinoamerica pulsó las fibras más hondas de la emoción, demostrando que su grandeza de artista convive por igual con su sencillez y su nobleza hondamente humana.
Un extraordinario concierto, que quedará en la historia.