domingo, 27 de noviembre de 2011

Porqué no voy a ir a ver a Il Divo...


Me moriré de ganas de ir a disfrutar del concierto de un muy buen grupo de artistas como Il Divo en Paraguay… pero no lo haré.
No por creer populistamente que, en un país subdesarrollado como el nuestro, el pueblo no tenga el derecho a disfrutar de un número de excelencia musical universal como el de estos artistas –o el de muchos otros que existen a nivel mundial, al igual que el de nuestros artistas nacionales-, subsidiado de manera transparente con fondos públicos… sino porque creo que realmente se están haciendo muy mal las cosas, hay demasiadas cuestiones pendientes sin resolver en el plano de la seguridad ciudadana, de la lucha contra la pobreza, de la marginalidad social, del saneamiento contra la corrupción... y considero que en esta particular coyuntura es un grave error político destinar una cifra tan alta del dinero de Itaipú (nuestro dinero, al fin y al cabo) en un mega festival, que en su sola enunciación ya provoca aún más profundas divisiones y enfrentamientos en la propia comunidad artística y cultural local, y polariza posturas de la misma sociedad.
No me iré a ver a “Il Divo” (aunque lo sienta en el alma), porque no me pienso someter, además, a la hipocresía de ir a retirar mi entrada para el millonario espectáculo, a cambio de llevar un paquetito de alimentos perecederos “para las familias pobres”. Esa imposición “susanística” (por Susanita, la amiga de Mafalda) de calmar nuestra conciencia con un acto de pura caridad asistencialista, ofende aún más que el derroche de fondos, y contradice al espíritu de acción solidaria con los más humildes, que reclaman con mucho acierto otras instituciones de este mismo Gobierno, como la Secretaría de la Niñez y de la Adolescencia.
Yo sí creo que “no solo de pan vive el hombre”. Estoy convencido de que la cultura, la música, la poesía, el teatro, el cine, la literatura, la plástica y toda forma de excelsa expresión artística creadora deben llegar a volverse “tan indispensables como el pan” para todos los habitantes del país. Pero también creo que ese estado ideal debe ser alcanzado en un proceso de construcción ciudadana participativa, y no como una dádiva paternalista o populista, decidida entre cuatro paredes, con generosa disposición de nuestros fondos públicos.
No reprocho, ni mucho menos condeno, a quienes si decidan asistir al mega-festival. Probablemente los envidie, porque realmente me gusta la música que hacen los cuatro chicos de “Il Divo”. Pero por esta vez me conformaré en seguir admirándolos desde un buen concierto en DVD, o desde los archivos en mp3 que atesoro en el pendrive.