martes, 5 de enero de 2016

Carta olvidada en el interior de un viejo zapatito


Este es un texto mío ya algo clásico, que algunos lectores reclaman en cada víspera del 6 de enero.
Cumplimos, reciclándolo.
¡Feliz Día de Reyes…!
(Cuiden sus zapatitos).

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Queridos Reyes Magos:

Me dicen que escribirles es una tontería, una pérdida de tiempo, porque ustedes no son seres reales, son solamente personajes de una antigua leyenda cristiana que se está volviendo cada vez menos creíble.
Eso me dicen… pero aún así les escribo esta carta.
Si viven en el alma de tantos niños y niñas, si están en el recuerdo nostálgico de tantos adultos que quizás sigamos atesorando nuestra niñez en algún rincón del corazón, si son capaces de convocar tantos sueños y tantas fantasías en cada mágica madrugada del 6 de enero, si pueden despertar tanta energía creadora, tanta fuerza, tanta esperanza… entonces, ustedes están mucho más vivos que muchos seres de carne y hueso que hoy son apenas sombras o fantasmas. Ustedes son mucho más realidad que tantas personas reales y palpables que en el fondo son mentiras vivientes.
Hasta los nueve años de edad, como tantos niños de Yhú, mi pueblo natal, yo creía fervorosamente en los Reyes Magos.
La magia nos envolvía al escribir cartitas de letras temblorosas, con el esfuerzo de enumerar supuestos actos de bondad, para canjearlos por una pelota de cuero o un camioncito a control remoto.
Las entregábamos a nuestros padres, convencidos de que conocían el imposible servicio postal que las llevaría hasta el País de los Sueños.
Sí... era magia la que nos impulsaba a preparar el pasto y el agua fresca para los exhaustos camellos, al pie de la ventana.
Era magia la que nos mantenía en duermevela, seguros de poder vislumbrar las sombras de los tres jinetes en el silencio de la madrugada.
Era magia la que nos despertaba de un salto para ver qué había junto a los zapatitos.
Era magia la que inundaba las calles de risas infantiles, en la mañana del 6 de enero, convirtiendo al mundo en una feliz aldea de niños jugando.
Un día se rompió el encanto...
Algún siniestro pyrague, creyendo que acaso nos hacía un favor, nos reveló la supuesta verdad y nos robó la magia.
El mundo se volvió otro.
Los Reyes Magos no existen.
Los Reyes Magos son los padres.
Los Reyes Magos son el invento publicitario de algún shopping center.
Los Reyes Magos son políticos en campaña llevando juguetes a los barrios pobres a cambio de votos.
En un mundo así, ¿cómo puede haber espacio para la magia?
Pero en esta víspera de la madrugada de Reyes, el niño que sobrevive dentro de mí se adueña de mi mano y me impulsa a escribirles estas líneas, que quedarán dentro de un viejo zapatito en la ventana, en donde les dejo mis pedidos.
Les pido que nos traigan de regalo las ganas y las fuerzas para seguir creyendo que es posible construir un Paraguay mejor.
Que a pesar de que el país está así como está, con el agua hasta el cuello, con tanta pobreza, con tanta corrupción, con tanta impunidad, con tanto engaño por parte de las autoridades y los políticos… no caigamos en la desesperanza, no caigamos en el error de creer que esto no lo arregla nadie y que ya no vale la pena luchar (justamente, este año, los chicos de la universidad y de la secundaria nos han demostrado todo lo contrario).
Les pido que nos laven las telarañas de los ojos, para poder ver que, a pesar de tantas malas noticias, también hay cosas lindas que han ocurrido y siguen ocurriendo.
Que hay mucha gente construyendo pequeñas cosas, desde lo cotidiano, desde lo comunitario.
Que no todos somos corruptos.
Que hay gente honesta, valiente, idealista, y a lo mejor está allí, en la casa vecina, y que tal vez muchos periodistas todavía no tenemos el valor de descubrir que ellos son en realidad la buena noticia, la verdadera buena noticia.
No les pido que vengan ustedes a solucionar nuestros problemas, porque en realidad no podrían hacerlo, por más magos que sean. Además no va a servir, porque así no aprenderíamos nada.
Pero en cambio sí podrían ayudarnos a descubrir que nosotros podemos, que somos capaces de superar nuestras propias limitaciones, de unirnos por encima de las diferencias, pensando en el país que les vamos a dejar a nuestros hijos.
Los abraza con mucho cariño.

Andrés

3 comentarios:

  1. Andrés.. me hiciste llorar! Me encantó! Sos un capo! Te admiro desde siempre!

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  2. Maria Sagrario Cubero26 de julio de 2016, 4:49

    Mis hermanos, me dieron una pelota preciosa, y me dijeron: toma juega con ella es tu regalo de reyes, los reyes son los padres.
    Recuerdo que lloré de la desilusión, tenía 8 años, y hasta los 12 que mi madre me lo dijo, cada año seguía jugando a creer en los reyes.
    Soy Española, y vivo en Luque hace 14 años, creo en este país, creo en su gente.
    Con estos gobiernos tan corruptos que tenemos, (que por cierto es lo mismo en todas partes, los políticos son corruptos, sean de donde sean.), Yo me preguntaba ¿ como funciona el pais ?.
    y encontré la respuesta,
    Gracias a LOS héroes anónimos, que somos muchos por cierto, los que hacen lo que hay que hacer, independientemente de las pelotudeces de turno,NO ESTAS SOLO COMPAÑERO, hagamos lo que hay que hacer.
    Lo mio es hacer reir y eso procuro, soy PAYASA.
    Muchas gracias.
    Marisa.

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  3. Que carta tan emotiva y llena de verdades. Cada uno, donde esté, puedo contribuir a seguir construyendo un país mejor.

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