miércoles, 20 de mayo de 2009

Adiós a un amigo




Y mientras Fukuyama repite iracundo
que estamos ante el fin de la historia del mundo
mi amigo Benedetti abre el tomo segundo.

(Frank Delgado, “Konchalovsky hace rato que no monta en Lada”).

Lo primero a lo que renunció fue a su prolongada denominación.
Sus padres, fanáticos de la literatura y el cine, lo bautizaron con un largo rosario de nombres de personajes: Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia. El prefirió llamarse simplemente Mario Benedetti, pero se quedó con el amor por la literatura y el arte que le dejaron de herencia.
De aquella pasión nacieron más de 80 libros (poemas, novelas, cuentos, artículos, letras para canciones), y una activa militancia por las causas humanas a toda prueba, que deja una luz de dignidad y coherencia en el firmamento del Sur.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves


Hombre y artista comprometido con la historia de su tiempo. Su obra y su vida fueron siempre la misma cosa. La siniestra sombra de las dictaduras militares y el encandilador destello de las experiencias revolucionarias lo llevaron, en 1971, a unirse con miembros del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, para fundar el Movimiento Independiente 26 de Marzo, que integró combativamente el Frente Amplio de la izquierda uruguaya hasta 1973, cuando la barbarie militar lo empujó al exilio durante 7 años.

con tu imagen segura
con tu pinta muchacha
pudiste ser modelo
actriz
miss Paraguay
carátula
almanaque
quién sabe cuántas cosas
pero el abuelo Rafael el viejo anarco
te tironeaba fuertemente la sangre
y vos sentías callada esos tirones
Soledad no viviste en soledad
por eso tu vida no se borra
simplemente se colma de señales
Soledad no moriste en soledad
por eso tu muerte no se llora
simplemente la izamos en el aire

Como muchos de mi generación que empezamos a gatear en la militancia contra la dictadura stronista en los duros años 70 y en los combativos años 80, me asomé a la historia de la guerrillera Soledad Barret, nieta de mi admirado maestro Rafael Barret, gracias a un poema de Benedetti que nos llegaba en folletos multicopiados, tratando de burlar, más que la censura, la falta de plata para comprar libros.

Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

Me aprendí varios de sus poemas de memoria para susurrarlos en los oídos de alguna adorable compañera, entre reuniones y pintatas clandestinas.
Delirábamos al corear sus versos musicalizados en las voces de Sembrador y Gente en camino:

Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

Aquella noche, hace no sé cuantos años, cuando vino por primera vez al Paraguay para una jornada de vinos y poemas en el entonces precario anfiteatro de El Lector, en San Martín, me acerqué con timidez a darle un abrazo y hacerle firmar un ajado ejemplar de La Tregua, y encontré con sorpresa que él parecía aún más tímido que yo.
Recuerdo que le dije entonces que aunque era la primera vez que lo veía en persona, lo sentía como un gran amigo de toda la vida, y él me dijo que sentía igual con muchos lectores a quienes nunca había tratado, pero que lo conocían mejor que él mismo.
Yo era entonces un adolescente tardío descubriendo el mundo y allí aprendí que las letras unen más que los abrazos o que cualquier forma de relación física o social. Por eso entendí cuando el enmascarado Subcomandante Marcos de Chiapas eligió su nombre, inspirado en un personaje de la novela “El cumpleaños de Miguel Angel”, de Mario Benedetti.
Ahora cuenta la prensa que ese gran amigo, que me acompañó y me seguirá acompañando con sus versos esenciales en la vida, ha muerto en la ciudad de Montevideo, Uruguay, a los 88 años de su edad.
Seguro que es otra noticia falsa de los medios.
¿Cómo se va a morir Benedetti?

2 comentarios:

  1. Increible, gracias por compartir en el CTJ este texto personalmente...esperamos volever a contar con tu presencia...gracias

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  2. Lloré por él como si realmente se tratase de alguien muy muy cercano. Bueno... lo era! y lo seguirá siendo. Gracias, Andrés

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