Ricardo Flecha, junto a su gran amiga y maestra Mercedes Sosa, con quien grabaron la canción Víctor Libre, de Carlos Noguera y Maneco Galeano, en homenaje al recordado Víctor Jara.
Cuenta una antigua leyenda aborigen que en los tiempos en que
nuestros ancestros guaraníes eran los únicos dueños de la tierra, los karai señalaban el camino con su palabra
luminosa.
Magos andariegos, sabios y humildes, sin más
destrezas que el lenguaje, eran recibidos con alegría en cada tava, aún en aquellos pueblos
ensombrecidos por la guerra.
En la profundidad de la noche, transfigurados
por el resplandor dorado del tataypy comunitario, los karaí compartían su verbo primigenio: No hay que desesperar ante las
penas de este mundo, porque otro mundo mejor espera en algún lugar, en
dirección a donde nace el Sol. Cantando
y danzando, en una peregrinación sin tiempo ni distancias, ellos marcaban el
rumbo hacia el yvy marane’y,
la tierra sin mal donde las
flechas vuelan solas en busca de su presa, donde las frutas y la miel son
siempre abundantes.
Aquellos magos palabreros de la cultura guaraní,
que fascinaron a los primeros exploradores europeos y despertaron la admiración
de grandes antropólogos americanistas como Pierre Clastres y Bartomeu Melià, no
han desaparecido con la extinción de los bosques, ni con el sistemático acoso a
los pueblos originarios.
Los karaí siguen prodigando su palabra
resplandeciente, hoy convertidos en trovadores cantautores o en poetas
profetas.
Desde este Paraguay mágico, en donde la búsqueda
del yvy marane’y es una antigua utopía cotidiana,
Ricardo Flecha Hermosa, heredero de aquellos legendarios karai, solidario cantador de
voz potente y cristalina, incansable soñador de tiempos nuevos, inició la
quimérica cruzada de convocar a sus pares hombres y mujeres, a los karai y las kuñakarai del canto popular y de la cultura
universal, para que sus palabras y canciones resuenen por toda la tierra, en el
guaraní dulce y ancestral, en la misma lengua madre en que se encendieron los
sueños originarios del monte.
Así nacieron los volúmenes uno y dos de El canto de los karai, y ahora
llega este disco tercero, que cierra la gran trilogía, atesorando un haz de
canciones especialmente dedicadas a los niños y a las niñas. Voces que rescatan
la ternura y la inocencia, la fantasía y la alegría de los locos bajitos, los mita’i akahata que cuestionan el orden establecido,
despertando conciencias adormecidas y enarbolando viejos y nuevos sueños, cual
banderas de futuro.
(Texto incluido en el álbum que acompaña al
disco El Canto de los Karai III, de Ricardo Flecha, y leído durante la presentación
del material, el 20 de setiembre de 2011, en el Teatro Leopoldo Marechal de la
Embajada Argentina en Asunción).
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