Que un
capo del narcotráfico en Ciudad del Este haya mandado construir una imponente
réplica del Santuario de la Virgen de Caacupé en el patio de su mansión no
debería sorprender mucho: la mayoría de los jefes del crimen organizado
acostumbran tener delirios místicos.
"El
patrón del mal", el narco colombiano Pablo Escobar Gaviria, se sentía
protegido por el Santo Niño Jesús de Atocha, del que decía que lo salvó de un
atentado. El narco brasileño Jarvis Ximenes Pavão había sembrado el acceso a su
estancia Cuatro Filhos, en Yby Yaú, Concepción, con enormes esculturas de
cemento que reproducían páginas abiertas de la Biblia con mensajes religiosos,
además de imágenes de ángeles.
El
narco brasileño Arnaldo Moreira De Macedo bautizó "Virgen Serrana" a
su lujosa estancia en Puerto San Salvador, Concepción, con una pintura de la
Virgen de Caacupé en la entrada y una hermosa capilla en su interior.
En su
libro La Virgen de los Sicarios, el escritor colombiano Fernando Vallejos
cuenta cómo los asesinos por encargo le rezan a la Madre de Jesús y mandan
bendecir las balas, para que "les salga bien" el "trabajo"
de matar a otras personas.
En el
caso del narco esteño Tomás Rojas Cañete, alias Toma'i, constructor de la
"Basílica-i", o réplica del Santuario de la Virgen de Caacupé en el
barrio Carmelitas de Ciudad del Este, lo sugestivo es que miles de personas
siguen concurriendo a la celebración popular y religiosa que se realiza cada 8
de diciembre en el lugar, a pesar de saber muy bien que el principal impulsor está
preso en Tacumbú desde 2011, tras haber sido atrapado por la Secretaría
Nacional Antidrogas (Senad) con un cargamento de cocaína.
En el
reciente Tupãsy Ára, aun desde la cárcel, el capo narco ordenó que se faenen
varias reses vacunas y que se ofrezca un rico asado a la estaca, con abundante
bebida, a sus fieles seguidores católicos. Ante la publicación de la noticia,
la más leída en ULTIMAHORA.COM en estos días, abundaron los comentarios de
lectores defendiendo al jefe criminal: "¡Nadie tiene que juzgar a nadie,
si es un narco bueno!", reclamó la lectora Lucero Cuevas. "En Ciudad
del Este no lo vemos como mala persona... Él ayudaba a muchas personas
necesitadas", afirmó otro lector, Óscar Báez.
En
setiembre de 2006, en Última Hora habíamos publicado un reportaje de la serie
Amambay confidencial: El narcotráfico al desnudo, en el cual denunciamos que el
narco brasileño Erineu Domingo Sóligo, alias Pingo, fue quien financió la
construcción de la comisaría policial y el puesto militar de Cerro 21, una pequeña
localidad que está sobre el camino fronterizo de tierra que une a Capitán Bado
y Pedro Juan Caballero.
Imagínense:
¡Un narco construyendo el local de los policías y militares que debían
detenerlo...!
Ningún
juez o fiscal abrió alguna investigación, y muchos lectores y lectoras opinaron
que aquella "obra solidaria" les parecía muy bien.
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