lunes, 25 de noviembre de 2019

Myra y Darío: Historia de amor y dólares en tiempos del Lava Jato



Myra se prestó a transferir y salvar los fondos que quedaban de su novio prófugo. Más que Romeo y Julieta, son los Bonnie & Clyde del Operativo Patrón – Lava Jato.

Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Darío Messer se mostraba nervioso y ansioso como un perro enjaulado. El doleiro dos doleiros (lavador de dinero) se sentía solo y abandonado. Era el 11 de julio de 2018 y él llevaba varias semanas escondido en una de las estancias de su amigo y socio, el empresario fronterizo Roque Fabiano Silveira, alias Zero Um o El Jefe, en las afueras de la ciudad de Salto del Guairá, Canindeyú, esperando que sus aliados le ayuden a dar una salida a su situación de prófugo de la Justicia, pero “la solución” no llegaba.
Por sobre todo, Darío extrañaba a su joven enamorada, Myra de Oliveira Athayde, con quien llevaba pocos meses de relación, pero de quien estaba perdidamente enamorado. Había una gran diferencia de edad (ella tiene 27 años, él 61), pero Myra ya le había demostrado estar dispuesta a arriesgar todo para permanecer juntos. Por causa de ella, él se había peleado con su familia.
Su anterior esposa, Rossanne, y sus tres hijos, Dan, Débora y Denise, se mostraron molestos al descubrir que Darío andaba con la joven amiga de la esposa de Dan, cuando Myra llevaba poco más de un año de casada con el abogado Marco Aurelio Asseff, de quien luego se divorció.
Darío había viajado con Myra al Paraguay, en una fuga de luna de miel, cuando sorpresivamente, en junio del 2018, el juez federal Marcelo Bretas ordenó su detención junto a más de 60 personas por el caso Lava Jato. Dos de sus ex socios, Vinicius Claret (Juca Bala) y Claudio Barboza (Tony), habían caído presos y decidieron delatar a Darío y a sus demás cómplices. “Fui traicionado en el Brasil y me agarraron de sorpresa en el Paraguay.
Además arrastraron a Dan (hijo de Darío) en esa confusión. Mi relación con la familia ha quedado muy mal también. Ellos me culpan con razón por esa confusión”, relata Darío en la carta que escribe el 27 de junio desde la estancia en Salto del Guairá a Patrão, quien según la Fiscalía brasileña era el entonces presidente paraguayo Horacio Cartes, a quien pide que le envíe 500.000 dólares a través de Silveira, porque todos sus recursos fueron bloqueados por la Justicia.
Tras ser preso, su hijo Dan Wolf Messer se había acogido a la delación premiada y había brindado datos sobre las operaciones ilegales de su padre. Encuentro amorosoMientras elaboraba en su escondite la estrategia de pedir dinero a Cartes y negociar una posible entrega ante la Justicia paraguaya para obtener prisión preventiva, el 23 de junio de 2018, Messer preguntó vía WhatsApp a Roque Silveira: “¿Será que unos diez días antes de presentarme, puedo encontrarme con mi novia en tu local?”. Roque, con el nombre en código de Judeuzinho (pequeño judío), le contestó con risas de complicidad: “Kkkk. Sí, señor”.
El encuentro con la novia, al igual que la negociación de una posible entrega, demoró en cumplirse. El 11 de julio, Roque Silveira le escribió contándole que su “gran amigo” (HC, según los fiscales brasileños) le recomendaba que espere para entregarse a la Justicia después del 15 de agosto, cuando debía entregar el mando al nuevo presidente, Mario Abdo Benítez. “Sería mejor para todos”, habría sugerido Cartes. Aceptó a regañadientes. “Quiero martillar esta porra de una vez. Estoy ansioso”, le confesó a Roque.
“Mi cabeza está bien, estoy ajustado aquí, pero con mi enamorada que está viniendo, yo lo aguanto sin problemas”, aseguró. Unos días después, Myra logró llegar hasta la estancia de Silveira. Según las suposiciones, ingresó al país por algún punto de la frontera seca con el Brasil, desde la ciudad de Mundo Novo, Mato Grosso do Sul, sin hacer ningún registro de inmigración, ya que no hay datos en esa fecha.
Fue el primer reencuentro tras la huida apurada de hacía un mes. Aunque no estaban en su lujoso tríplex, junto a la playa de Leblón, para los enamorados fueron días de felicidad, aunque a la vez de preocupación.

El chat en que Darío pide a Silveira que su novia pueda visitarla en la estancia donde estaba oculto.
 SOCIA EN NEGOCIOS. Fue allí en donde Darío le confió a su amada Myra lo que podía disponer de sus operaciones. Ella empezó a viajar: Asunción, Pedro Juan Caballero, Ponta Porá, Río de Janeiro, São Paulo, Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Miami, realizando retiros de dinero y transferencias, tratando de salvar lo que podía ser salvado.
Para ello contó con la ayuda de los amigos y socios de Messer y sus aliados en cada destino, e incluso con la colaboración entusiasta de sus propios padres, los nuevos suegros de Darío. El padre de Myra, Carlos Jader, es un dentista y empresario que fue vereador (concejal municipal) en el estado de Río de Janeiro. Su madre, Alcione Athayde, fue diputada y estuvo presa en el 2008 por un caso de desvío de fondos.
Según la acusación fiscal, ambos también se hicieron cómplices de Darío y Myra. Para facilitar sus trámites, Myra recurrió a los servicios de la empresa Inmigra Paraguay Relocation Company, que le ayudó a obtener la cédula de identidad paraguaya número 8.475.004, el 12 de noviembre de 2018.
El 4 de enero de 2019, Myra creó en Miami, Florida, la empresa GoodHope Consulting LLC, para servicios de consultoría, donde ella figura como gerente y única directiva. Es una de las empresas que usó para mover el dinero y abrir cuentas en el Bank of America. A través de un socio brasileño residente en Brasil, Roland Gerbauld, realizando varias transferencias para intentar ocultar el dinero de Messer.
En medio de las idas y vueltas por el mundo, encontraba tiempo para acudir al encuentro de su amado Darío, quien por razones de seguridad se había mudado de la estancia de Silveira a la finca de otro amigo, el empresario fronterizo Antonio Joaquin Da Motta, en la zona de Pedro Juan Caballero (Amambay), quien también posee una tienda de carnes en Ponta Porá, Brasil.Según el expediente de la acusación fiscal, hay registros de la presencia de Darío y de Myra en propiedades de la familia Da Motta, por el uso de sus redes de wifi, en diversos momentos del 2018.
Incluso hay una fotografía tipo selfie de Darío Messer que se obtuvo durante su estadía en una de las fincas de los Da Motta. La acusación fiscal sostiene que “las conversaciones indican que Antonio Motta ocultaba 232.000 dólares de Darío Messer con el compromiso de entregar mensualmente 10.000 dólares a Myra Athayde”.
En un audio, Myra le comenta a Darío: “No consigo ni raciocinar tanto dinero por minuto, kkkk. Solo quiero los 10 (mil) de Toño”.

La cédula paraguaya que Myra pudo obtener para facilitar sus movimientos en el país.
EL FINAL. Además de la generosa protección de que le brindaron sus amigos con poder en el Paraguay, fue la eficaz asistencia de Myra la que permitió que Darío Messer pudiera escapar durante más de un año de la persecución de la Justicia brasileña. Finalmente, tras detectar quién era la mujer que lo acompañaba y ayudaba, se le pudo seguir la pista y descubrir que ella había viajado en aviones al Paraguay al menos cuatro veces entre noviembre de 2018 y enero de 2019.
Finalmente, ante el cambio político en el Paraguay, Messer decidió regresar a ocultarse en Brasil. Myra alquiló un lujoso departamento en un condominio de São Paulo, donde él quedó encerrado, con el pelo pintado de rubio, tupida barba y la nariz retocada con cirugía estética, mientras su novia salía a hacer vida social.
Pero ya la policía le seguía la pista a ella y así, el 31 de julio de este año, se logró capturar a Darío. Ahora también Myra está presa. La historia de la pareja, más Bonnie & Clyde que Romeo y Julieta, seguramente seguirá en prisión.
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(Una primera versión de este artículo fue publicada en el diario Última Hora, página 4 Política, edición del domingo 24 de noviembre de 2019)


Myra (a la derecha) con sus padres y uno de sus hermanos.

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