Ya te
parece insoportable la sala llena y adentro la gente fumando. Así que levantás
la mano y les pedís, por favor, si pueden apagar sus cigarrillos. ¡Existe una Ley
que prohíbe fumar en lugares cerrados..!
Un coro
de burlas y abucheos te responde. Alguien comenta que por suerte ya hay un
proyecto legislativo para modificar esa norma discriminatoria contra los
fumadores. Si los propios parlamentarios que hicieron esa misma Ley son fotografiados
fumando en la sala del Congreso, ¿por qué otros tendrían que respetarla...?
Sofocado
y vencido, salís a la calle en busca de aire puro. Te parás en una céntrica
esquina de la ciudad y aspirás profundamente, con tus fosas nasales, ansiando inundar tus pulmones
con la brisa mañanera… cuando justo pasa a tu lado un viejo y destartalado
ómnibus del transporte público, que te arroja a la cara su tóxico humo negro de
monóxido de carbono. ¡Cof… cof… cof…!
Desesperado,
retirás el auto del estacionamiento y ponés proa rumbo al Sur, iniciando una
alucinada fuga hacia el campo, en busca de la tierra roja, del paisaje verde,
del cielo azul. Pero a medida en que dejás atrás la jungla de cemento, sentís
que te vas internando en escenas de la película Apocalipse Now.
Campos y bosques en llamas. Desiertos de carbón detrás del humo y la bruma. Restos de árboles agonizantes que extienden sus muñones hacia el cielo. Altas murallas de fuego a los costados de las rutas, devorando pastizales, acorralando a rebaños de animales y asentamientos humanos.
El Sol es apenas un tímido disco rojo detrás de la cortina negra.
Campos y bosques en llamas. Desiertos de carbón detrás del humo y la bruma. Restos de árboles agonizantes que extienden sus muñones hacia el cielo. Altas murallas de fuego a los costados de las rutas, devorando pastizales, acorralando a rebaños de animales y asentamientos humanos.
El Sol es apenas un tímido disco rojo detrás de la cortina negra.
Mientras
atravesás ese territorio de pesadilla, una voz informa en la radio que se
registraron más de 1.700 focos de incendios en todo el territorio nacional.¿Será que en cada paraguayo o paraguaya hay un pirómano latente?
¿Acaso odiamos tanto a este país, que tenemos que quemarlo en la hoguera, como a la princesa india Anahí, como a Juana de Arco, como a las brujas medievales...?
-¡Arde, Paraguay, arde...!
¿Acaso odiamos tanto a este país, que tenemos que quemarlo en la hoguera, como a la princesa india Anahí, como a Juana de Arco, como a las brujas medievales...?
-¡Arde, Paraguay, arde...!
Hasta
que, al cabo de interminable kilómetros y soledades, aparece detrás del
parabrisas un horizonte brillante y verde como la esperanza.
¡Al fin…!
¡Al fin…!
Frenético,
parás el vehículo al costado del camino y te bajás presuroso, dispuesto a
disfrutar de ese regalo de la naturaleza.
Pero…
¿qué te sucede?
¿Qué es esa sensación picante que te golpea la nariz y te quema la garganta?
¡Claro…!
¿Cómo ibas a darte cuenta, justamente vos, nerd bicho de ciudad... que toda esa
interminable llanura verde no es otra cosa que un mecanizado campo de soja
transgénica... al que acaban de darle varias pasadas de herbicida con glifosato…?¿Qué es esa sensación picante que te golpea la nariz y te quema la garganta?
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