Hay un Paraguay
que nos espera al otro lado de la niebla.
Un país
que todavía no conocemos y sin embargo extrañamos, cuya belleza no se puede
pintar sobre el papel, porque su geografía pertenece al intangible territorio
de los sueños.
Un país
hecho con la madera de nuestras mejores utopías, e iluminado con el sol de
nuestros recuerdos más felices; incluso con los recuerdos de las cosas que
todavía no sucedieron, como aquella Independencia que nació en una furtiva
madrugada de mayo de 1811, pero todavía está en camino…
La
Patria vive en ese viejo y querido trapo de colores que flamea libre contra el
cielo, y algunos llaman bandera.
Vive
también en la mirada de ese niño de pies descalzos que espera junto a un camino
polvoriento. Como hace más de doscientos años de soledad, simplemente espera…
La
Patria vive en el canto de los chicos y las chicas de blanco, formando fila en
el patio de la escuela o el colegio, mientras sus voces se quiebran en
desafinadas estrofas:
-“Ni opresores ni siervos alientan, donde reinan unión e igualdad…”.
-“Ni opresores ni siervos alientan, donde reinan unión e igualdad…”.
Vive
también en el eco de las risas, en los juegos de rebeldía que desafían los
límites del sistema autoritario y dan rienda suelta a la imaginación creativa.
Patria de mi alegría y de mi duelo.
Trueno entre las hojas, puñado de tierra,
isla sin mar.
Territorio
del dolor y la esperanza, donde el aire todavía hiere los ojos de tanta belleza
y transparencia.
Nación
de historia inconmensurable escrita todo el tiempo sobre la arena.
Arpa
desgranando trinos de campanas en medio de la selva.
Guarania
que brota desde abajo del suelo y se alza libre como una paloma.
Desgarrada
bandera rescatada por las manos de una mujer en medio de un campo de batalla.
Una
pluma que se hunde hasta el mango en el papel y escribe con sangre una historia
nueva.
¡Patria…!
La
palabra rohayhu pintada en los muros
de una plaza.
Ausencias
que duelen.
Guitarra
en blancas noches de luna y amistad bohemia.
Procesión
de espectros en busca de la tierra sin mal.
Niños
pervertidos, poetas olvidados, políticos mentirosos, mafiosos al acecho, jueces
en oferta, burócratas corruptos, mujeres de quebracho.
¡Y esta
terca esperanza que no se rinde…!
Andrés Colmán Gutiérrez
(Reescrito
en mayo de 2015, a partir de una primera versión de mayo de 1995)
es esa síntesis perfecta.....yo lo completaría, PATRIA...."madre paraguaya".....que se agiganta cuando todo parece nada y en especial cuando de la esperanza se debe reconstruir un mañana.....Feliz día de la Patria Maestro......
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