Una máscara que evoca a Guy Fawkes, el rebelde católico que en 1605 intentó volar el Parlamento inglés, ícono creado para el cómic "V de Vendetta", de Alan Moore y David Loyd, se convirtió en el rostro de Anonymous, universalizado personaje tras el cual se escudan los activistas que combinan la piratería y la guerrilla virtual en internet.
La primera vez que el rostro de Anonymous apareció pintado en la pared del Congreso en Asunción, los legisladores lo confundieron con el Che Guevara y con el entonces mediático líder izquierdista Camilo Soares, a pesar de que la máscara ya era un ícono popularizado por Hollywood.
Desde entonces, y especialmente desde la destitución por juicio político exprés del presidente Fernando Lugo, Anonymous demostró su eficacia en el mundo virtual paraguayo, hackeando sitios webs de instituciones del Estado, incluyendo al de la propia Presidencia de la República.
Aunque no haya sido reivindicado con este nombre, el golpe más emblemático fue el de esta semana, cuando crearon en la web una plataforma falsa que plagia y parodia a la edición digital del diario ABC Color, permitiendo que usuarios anónimos puedan crear libremente sus propias noticias falsas, en algunos casos con clara intencionalidad política, y en otras simplemente como un -hasta ahora- impune divertimento.
El fenómeno despertó un enriquecedor debate en las redes sociales y en los medios, acerca de los límites de la libertad de expresión, y a la vez convocó al fantasma de la censura, cuando las dos principales empresas proveedoras de telefonía celular y servicios de internet bloquearon arbitrariamente el acceso al sitio, en un acto que violó abiertamente el principio de neutralidad de las redes. La protesta fue tan fuerte, que tuvieron que levantar el bloqueo y atribuir la censura a problemas técnicos.
Todo podría haber quedado en su lado rebelde y divertido, si no fuera porque también esta semana se difundió impune y masivamente por internet un video que muestra a dos adolescentes escolares manteniendo sexo, en un hecho que fue calificado por la Fiscalía como abierta difusión de pornografía infantil. Y como yapa llegaron los videos propagandísticos del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
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