sábado, 6 de octubre de 2012

El círculo de la violencia (2): El EPP contra la prensa


Hay un punto de inflexión significativo en la acción  del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), marcado por el violento ataque con bombas a la emisora Radio Guyrá Campana, de Horqueta, Departamento de Concepción, ocurrido en la noche del jueves 4 de octubre, y en la amenaza concreta a miembros de la prensa, expresada en las copias del comunicado que dejaron en el sitio.
Aunque no es la primera vez que el EPP asume como blanco a un medio de comunicación y a trabajadores de prensa, si constituye una nueva modalidad que la acción apunte directamente a silenciar a una de las emisoras radiales más emblemáticas y escuchadas en su zona de influencia, haciendo explosionar bombas caseras armadas con polvora en gel en los estudios de transmisión, e incluso buscando derribar la antena de transmisión con  una tercera bomba que finalmente falló.
Ya en enero de 2011, miembros del EPP habían hecho explosionar una bomba de menor porte en la estación del Sistema Nacional de Televisión, Canal 9, en Asunción, pero en aquella ocasión los daños fueron mínimos.
Entonces habían dejado un comunicado que ya contenía mensajes de amenaza a la prensa: “Hemos sido respetuosos con los medios de comunicación y los periodistas y estos nos han respondido con la defensa intransigente de los criminales, incitándolos a derramar más y más sangre revolucionaria, felicitándolos con posterioridad sus crímenes, ayudándolos a llevar adelante sus maléficos planes”.  
Advertían aquella vez que los periodistas iban a pasar a convertirse en “objetivo militar” de las “fuerzas revolucionarias” y anunciaban que “recibirán merecidos castigos por ser cómplices y encubridores de los enamorados del gatillo, agrupados y capitaneados por el obispo Católico, oportunista y traidor”, refiriéndose al entonces presidente Fernando Lugo.
Esta vez, la acción violenta contra Radio Guyrá Campana y las amenazas transmitidas verbalmente, en el sentido de que “deben prepararse a morir” los comunicadores Fredy Rojas, corresponsal de ABC Color en Horqueta y también directivo y  miembro del plantel de la emisora atacada, y sus compañeros Juan Benítez y María Victoria Piccardo, por presuntamente ser voceros de la “guerra sucia” estimulada desde el Gobierno contra el grupo armado, reviste la historia con un tono de mucha mayor gravedad: hoy los periodistas y el periodismo han pasado a ser también blanco directo del EPP.
Estas amenazas cuasi mafiosas contradicen a la pretendida imagen de guerrilla revolucionaria que el EPP acostumbra reivindicar en sus discursos, panfletos y comunicados. Aún en los conflictos bélicos más encarnizados, ocurridos en distintas épocas de la historia y en diferentes regiones del mundo, la labor de los corresponsales de prensa acostumbra ser respetada por su gran valor testimonial y documentador, más allá de la ideología política que pueda tener cada uno de los comunicadores, o que puedan ostentar los dueños de las empresas de comunicación para las que trabajan, o aún de los encontrados intereses en pugna y las partes en disputa. Aunque a muchos colegas les pueda resultar difícil cumplir con el principio exigido de la supuesta objetividad o neutralidad profesional, ello no justifica matar al mensajero.
En este desgarrado país, de profundas necesidades y desigualdades sociales no atendidas por los sucesivos Gobiernos, y con altas dosis de violencia e impunidad impuestas por sectores del narcotráfico y del crimen  organizado, con sus complejas ramificaciones en las esferas de los poderes del Estado, los periodistas paraguayos ejercemos nuestra profesión –con todas sus luces y sus sombras- como una permanente situación de riesgo.
Parece que a esos muchos desafíos… hoy debemos agregar, además, las nuevas y crecientes amenazas de los miembros del EPP.

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