sábado, 6 de octubre de 2007

¿Te acordás...?





La calle era de la policía.
En cualquier esquina, a cualquier hora, podían subir al micro, los fusiles enristrados, las caras hoscas, esas miradas que te hacían creer que siempre eras el sospechoso que ellos estaban buscando, aunque nunca supieras qué delito habías cometido.
¿Te acordás...?
Llegaban envueltos en la oscuridad más negra.
Un golpe en la puerta.
Un nombre.
Una orden superior.
Y un ser querido arrancado de la tranquilidad del hogar para ser arrojado a la noche del dolor y la tortura, al foso del olvido, a la nada y al vacío.
¿Te acordás...?
Las paredes y los muros de la ciudad con las escrituras de la expresión popular ahogadas a golpes de brocha gorda, letras de libertad y esperanza asesinadas con gruesas manchas de pintura negra.
¿Te acordás...?
El grito sofocado.
La palabra reprimida.
El nombre impronunciable.
La canción prohibida.
El libro oculto bajo las tablas del piso.
El pensamiento dormido en las profundidades del subconciente.
¿Te acordás...?
Sí.
Ya sé.
Duele recordar.
Duele mucho.
A veces uno quisiera apretar la tecla de escape, dar la orden delete o borrar archivo, como en las compus, dejar que un agujero negro se nos instale en la memoria.
Sería más fácil, ¿verdad?
Escribir la historia sobre la arena.
Despertarse y encontrar que todo no ha sido más que una horrible pesadilla.
Pero no es posible.
No hay mañana sin ayer.
No se puede saber adónde vamos, si primero no sabemos de dónde venimos.
Hay una sola manera de evitar tropezar de nuevo con la misma piedra, y es recordar que la piedra estuvo ahí, y que el golpe fue doloroso.
Porque la memoria trae respuestas concretas, contundentes, para los lemas o esloganes que hoy resucitan en el engaño electoral.
"Era feliz y no lo sabía...".
¿No sabía qué...?
¿Se puede ser feliz a costa de no saber, o de fingir no saber, el sufrimiento de los demás?
¿Se puede ser feliz siendo cómplice con el silencio o con la indiferencia ante las torturas, las persecuciones políticas, los exilios, las desapariciones, los asesinatos, el terrorismo de Estado?
"En esa época no había tanta pobreza, tanta corrupción, tanta gente con hambre...".
¿Ah no?
Entonces, ¿por qué casi un millón de paraguayos tuvieron que marcharse a la Argentina?
¿De donde salieron los campesinos sin tierra? ¿Se cayeron de una nube?
¿En qué época se formó el cinturón de miseria alrededor de Asunción?
"En esa época había seguridad, se podía caminar tranquilo por las calles...".
¿Ah si?
¿Seguridad para quienes?
¿Para los que callaban y agachaban la cabeza ante la arbitrariedad?
¿Había seguridad para Napoléon Ortigoza, encerrado vivo durante 25 años en una celda de dos metros por uno?
¿Había seguridad para Mario Schaerer Prono, asesinado salvajemente en la mesa de torturas de Investigaciones?
¿Había seguridad para los campesinos de las Ligas Agrarias o del caso Caguazú, cuyos restos hasta hoy no pueden ser encontrados? ¿Eh?
Por eso... acordáte.
Ahora que se ponen nostálgicos, hacen discursos públicos reivindicando la "época dorada", o pintan nuevos murales de "paz y progreso" junto a la Facultad de Derecho... acordáte...
Sin rencor, sin miedo, sin ánimos de venganza... acordáte de todo lo que pasó.
Por la dignidad.
Por la justicia.
Por la identidad.
Por la memoria.
Contra el olvido y contra el silencio... acordáte.
No te olvides.
¡Nunca más!


6 comentarios:

  1. Me encanto!!
    En verdad no puedo entender como la memoria de nuestro pueblo es tan frágil, como pueden justificar esos crímenes de lesa humanidad con el cuco del comunismo....no entiendo como podía ser felices... tantas cosas no entiendo...

    ¡Nunca más!

    ResponderEliminar
  2. La peor herencia que nos dejó el stronismo con el dictador a la cabeza y sus cómplices, la mayoría de los cuales solo se adaptaron y continúan con sus prácticas tramposas, corruptas y perversas, es la alteración y destrucción de los valores positivos que cimentaban toda la sana convivencia social. Envileció y prostituyó a una buena parte de muchas generaciones. Es la raíz de todas las miserias que nos asuelan, inseguridad, ignorancia, falta de salud, mediocridad, superficialidad y otras lacras.

    ResponderEliminar
  3. cierto mi socio, y la gente mediocre no se da cuenta.
    Gracias a Dios ya estamos saliendo de eso


    Dictadura nefasta, nunca mas

    ResponderEliminar
  4. Andres, como siempre, gracias por ser el apuntador, el lúcido apuntador, en este teatro de la vida. Y en este caso hacernos repetir estas líneas díficiles pero que hacen parte de nuestra carne y, en especial, de nuestra sangre. Me llevo el video a hacer que lo vean todos los que pueda contactar. Lafu.

    ResponderEliminar
  5. Excelente Andres! gracias por ayudarnos a sacar el polvo a nuestra memoria y recordar lo que le tocó vivir a éste nuestro sufrido país. Y sobre todo para que nuestros hijos sepan de donde venimos y hacia donde no tenemos que volver nunca más

    ResponderEliminar
  6. La extrema derecha tiene sus encantos, mantenia a raya a todos a culpables y a inocentes, pero despues del golpe vino una debalce, fueron descabezados la mitad de los que sostenian las dictaduras, la otra mitad quedo intacta, cambiamos de amo nada mas, Oviedo despues desata un desastre en su afna de mandar, Wasmosy ya robo en la epoca de la dictadura, al tener el poder robo mas que nunca. Extrañamos la dictdura porque la democracia no soluciono nada, las cosas se pusieron perom antes haste de pargue se trabajaba, ahora querian que los pyragues trabajen gratis. paraguay es un estado suigenris, aca ocurre tood lo contrario de lo que esperamos, nadie perdio el poder, la oposicion hizo mal su trabajo y solo se hizo con el poder con 5 cortos años, el partido colorado se reinvento y se hizo mas fuerte que nunca, los soldados del partido no hablan de metaforas, se compartian realmente como soldados. La democraic nos trajo libertad, pero eso no es sufiecinte, todo lo demas siguio, los privilegios, la corrupcion quedo intacta, en eso se resume nuestra gran desgracia. Antes del golpe ya eramos corruptos, despues del golpe, la corrupccion empeoro

    ResponderEliminar