miércoles, 26 de noviembre de 2014

Escribir como quién vive, vivir como quién escribe



“Algunas veces vivo
y otras veces
la vida se me va con lo que escribo.
Algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo
que te arañe el corazón.
Luego arrojo mi mensaje
se lo lleva de equipaje
una botella
al mar de tu incomprensión”.

(Joaquín Sabina).       

* * *

Escribo para contarte quién soy, aunque a veces yo tampoco lo sepa muy bien.
Escribo como quien dibuja con palabras, o como quien construye un hogar con ladrillos de letras.
Escribo para dejar salir a esos extraños bichitos que siempre llevo adentro y que me roen permanentemente las entrañas, los muy malditos.
Escribo para exorcizar a mis demonios privados.
Escribo para asustar a mis fantasmas favoritos.
Escribo para purgar las culpas propias y ajenas.
Escribo para dejar que estallen mis crisis de conciencia.
Escribo para aliviar las heridas del alma y las del corazón.
Escribo para encontrar una forma de pagar las cuentas a fin de mes.
Escribo para disfrazar mi inutilidad más absoluta de plantar soja o de criar vacas, de hacer carrera como diputado o de traficar cocaína, de contar billetes ajenos en un banco o de mentir en los tribunales.
Escribo para que las palabras me ayuden a ganar un beso de mujer o una noche de pasión.
Escribo para imaginar que quizás me enamoro, y que mis palabras escritas dicen todo lo que probablemente nunca me animaré a expresar en persona desde el fondo de las venas abiertas.
Escribo para complacer la vanidad de ver mi foto en la solapa de un libro, aunque después ese libro solo junte telarañas en la biblioteca.
Escribo para que las palabras formen un puente sobre el cual atravesar la niebla, caminando al encuentro de ese país del cual tengo mucha nostalgia… por más que todavía no exista en el mapa.
Escribo para declarar mi suerte echada con los pobres de la tierra, y que la pluma también puede ser adarga al brazo a lomos de Rocinante.
Escribo para inventar el gran libro que tanto me gustaría leer, y que hasta ahora nadie ha tenido los huevos ni el talento suficientes para escribirlo... y después de terminarlo descubro que yo tampoco.
Escribo porque es mi manera de cometer el crimen perfecto; de matar sin mancharme las manos con sangre... aunque sí con tinta.
Escribo para que otros recuerden lo que estoy condenado a olvidar.
Escribo porque es mi manera de buscar a Dios, o a la Fuerza que dicen que es, allí donde esté, allí donde sea, o donde no.
Escribo porque no me quiero morir, y tengo la terca ilusión de que con las letras y los mundos que invento voy a seguir viviendo cuando ya sea apenas polvo y nada y siempre.

(Andrés Colmán Gutiérrez)


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