“Algunas veces vivo
y otras veces
la vida se me va con lo que escribo.
Algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo
que te arañe el corazón.
Luego arrojo mi mensaje
se lo lleva de equipaje
una botella
al mar de tu incomprensión”.
(Joaquín
Sabina).
* * *
Escribo
para contarte quién soy, aunque a veces yo tampoco lo sepa muy bien.
Escribo
como quien dibuja con palabras, o como quien construye un hogar con ladrillos
de letras.
Escribo
para dejar salir a esos extraños bichitos que siempre llevo adentro y que me
roen permanentemente las entrañas, los muy malditos.
Escribo
para exorcizar a mis demonios privados.
Escribo
para asustar a mis fantasmas favoritos.
Escribo
para purgar las culpas propias y ajenas.
Escribo
para dejar que estallen mis crisis de conciencia.
Escribo
para aliviar las heridas del alma y las del corazón.
Escribo
para encontrar una forma de pagar las cuentas a fin de mes.
Escribo
para disfrazar mi inutilidad más absoluta de plantar soja o de criar vacas, de
hacer carrera como diputado o de traficar cocaína, de contar billetes ajenos en
un banco o de mentir en los tribunales.
Escribo
para que las palabras me ayuden a ganar un beso de mujer o una noche de pasión.
Escribo
para imaginar que quizás me enamoro, y que mis palabras escritas dicen todo lo
que probablemente nunca me animaré a expresar en persona desde el fondo de las
venas abiertas.
Escribo
para complacer la vanidad de ver mi foto en la solapa de un libro, aunque
después ese libro solo junte telarañas en la biblioteca.
Escribo
para que las palabras formen un puente sobre el cual atravesar la niebla,
caminando al encuentro de ese país del cual tengo mucha nostalgia… por más que
todavía no exista en el mapa.
Escribo
para declarar mi suerte echada con los pobres de la tierra, y que la pluma
también puede ser adarga al brazo a lomos de Rocinante.
Escribo
para inventar el gran libro que tanto me gustaría leer, y que hasta ahora nadie
ha tenido los huevos ni el talento suficientes para escribirlo... y después de
terminarlo descubro que yo tampoco.
Escribo
porque es mi manera de cometer el crimen perfecto; de matar sin mancharme las
manos con sangre... aunque sí con tinta.
Escribo
para que otros recuerden lo que estoy condenado a olvidar.
Escribo
porque es mi manera de buscar a Dios, o a la Fuerza que dicen que es, allí
donde esté, allí donde sea, o donde no.
Escribo
porque no me quiero morir, y tengo la terca ilusión de que con las letras y los
mundos que invento voy a seguir viviendo cuando ya sea apenas polvo y nada y
siempre.
(Andrés Colmán Gutiérrez)
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