(A propósito de la
novela gráfica Vencer o Morir -Guerra contra la Triple Alianza, de Enzo Pertile,
que la editorial Servilibro acaba de editar en un bello album, inaugurando la
nueva colección Servi Cómic. Este texto es el prólogo que me tocó escribir para
la obra).
Hay historias tan
inmensas que se vuelven leyendas...
Y hay leyendas tan arraigadas en el
sentimiento de un pueblo y de una Nación… que merecen ser narradas, dibujadas y
corporizadas en proporciones épicas.
La Guerra Guazú, o Guerra de la Triple
Alianza, que tres naciones vecinas -Brasil, Argentina y Uruguay- libraron contra
el Paraguay entre 1865 y 1870, fue una magna tragedia que aún sigue marcando a
fuego el inconsciente colectivo de varias generaciones de paraguayos y
paraguayas, casi un siglo y medio después.
Una epopeya cruenta y desgarrada,
que sigue memorándose con pasiones encendidas y sin medias tintas -especialmente
en estas épocas de celebraciones del Bicentenario de la Independencia, que ha
abierto un privilegiado clima de evocaciones históricas- con posiciones
encontradas acerca de las motivaciones de la contienda, y con visiones divididas
acerca de los protagonistas, a quienes unos rescatan como guerreros redentores y
otros como abominables tiranos, pero a los que nadie puede negar la dimensión
legendaria de un heroísmo encarnado hasta el sacrificio final.
Acerca de la
Guerra Guazú no solo se han escrito páginas y páginas de grandes libros de
historia, sino también numerosa novelas, poemas, obras de teatro, se han
compuesto canciones y se han filmado películas, y seguramente se seguirán
creando muchas más obras, en la necesidad expresiva de contar al mundo los
múltiples detalles de la bélica odisea guaraní.
Una temática tan apasionante
no podía permanecer ajena para el popular género de la historieta o el comic,
que en las últimas décadas ha descollado con mucho dinamismo en el Paraguay.
El desafío es asumido por el dibujante y guionista Enzo Pertile, uno de los
más destacados cultores del noveno arte, quien construye su gran saga “Vencer o
Morir”, como una trilogía que aborda las batallas finales más emblemáticas de la
Guerra de la Triple Alianza: Piribebuy (12 de agosto de 1869) en donde toda la
población prefirió sucumbir en heroica resistencia antes que rendirse a las
tropas invasoras; Acosta Ñu (15 de agosto de 1869), donde un harapiento ejército
de niños soldados se sacrificó para contener la embestida enemiga; y Cerro Corá
(1 de marzo de 1870), el capítulo final de la contienda, con la inmolación final
del mariscal presidente Francisco Solano López, en las sierras del
Amambay.
Las tres obras han sido dadas a conocer originalmente en formato de
fascículos semanales publicados por el diario Última Hora de Asunción. Hoy se
reelaboran y se reúnen todas en un solo álbum, componiendo una magistral novela
gráfica que llega al público lector con el prestigioso sello de la Editorial
Servilibro, destinado a convertirse en el más grande fresco historietístico, o
en la gran narrativa dibujada del heroísmo paraguayo.
La majestuosidad
épica.
“Vencer o morir” es la primera gran obra en la que Enzo Pertile
asume, además de su reconocido talento como dibujante e ilustrador, también la
autoría del guión. Y lo hace con una marcada predilección por lo épico, con una
perspectiva narrativa que se ubica en la línea transmitida por los principales
autores de la historiografía paraguaya más nacionalista, con el hálito de bronce
patrio que habita en los clásicos manuales y textos escolares y
estudiantiles.
Es inevitable hacer un paralelismo entre este “Vencer o Morir”
de Enzo Pertile, y la afamada novela gráfica “300”, del talentoso dibujante y
narrador historietístico norteamericano Frank Miller, obra creada en 1998, en la
que narra de manera apoteósica la mítica y legendaria resistencia ofrecida por
el rey Leónidas y su guardia de 300 espartanos, para contener el avance de un
poderoso ejército de 7.000 hombres del rey Jerjes I de Persia, a las puertas de
la antigua Grecia, en el desfiladero de las Termópilas, en el año 480 a. C., y
que luego fue llevada al cine, en una superproducción dirigida por Zack Snyder,
con prodigiosos efectos de ordenador que permitieron adoptar la misma estética
gráfica del cómic en la gran pantalla.
Al igual que Frank Miller, nuestro
compatriota Enzo Pertile compone su gran fresco historietístico con el mismo
estilo de majestuosidad épica, evocando tanto a las clásicas obras de la teatral
tragedia griega, como a las superproducciones fílmicas de temas históricos con
que grandes realizadores de Hollywood, como Cecil B. DeMille, deslumbraron al
público mucho antes de que se inventaran los efectos digitales.
Al igual que
el varias veces premiado “300”, este “Vencer o Morir” se expone a la polémica,
porque habrá quienes cuestionen su representación museográfica de la historia. Y
al igual que en el caso de “300”, habrá que responderles que “Vencer o Morir” no
es un trabajo de revisión historiográfica, sino una aventura épica de temática
histórica, con el lenguaje del cómic en su estado más puro, técnica
historietística o de narrativa dibujada llevada a su máxima expresión, dando
como resultado a estos personajes que parecen fugarse desde las estampas de
colección de revistas infantiles, desde los manuales escolares, desde los
cuadros de museos o desde las estatuas de las plazas populares, para cobrar vida
y encarnar la historia, la Gran Historia, viñeta a viñeta, página a
página.
En esta novela gráfica están los grandes héroes guerreros, sí. El
mariscal Francisco Solano López, tan majestuosamente dibujado y pintado que
pareciera que respira. El general Bernardino Caballero, dirigiendo a ese
harapiento ejército de niños, y el otro Caballero quizás menos conocido, el que
abre la saga, el comandante Pedro Pablo, el héroe mártir de Piribebuy. Y del
otro lado el implacable Conde de Eu dirigiendo las tropas brasileñas, o el
general Mallet intimando a una rendición que nunca llegará. También están los
personajes secundarios y sin embargo esenciales, el maestro Fermín López leyendo
poemas en una trinchera a la luz de las velas, o el coronel Juan Crisóstomo
Centurión escribiendo sus memorias frente a una ventana, con sus textos
panegíricos permeando gran parte de la historia.
Pero principalmente está el
pueblo. Anónimo, humilde, heroico. Carne de cañón, o carne hecha cañón. Ancianos
sobrevivientes y niños esqueléticos, mujeres sufridas de ropas desgarradas,
sombras entre sombras, fantasmas haraposos con banderas hechas jirones, pero
siempre con una luz de determinación invencible en las miradas, los rostros
crispados en un colectivo grito de batalla. ¡Vencer o morir…!
Con rigurosidad
documental, tanto en la fisonomía de los personajes, como en los detalles de las
armas y los elementos de época, en la reconstrucción de los uniformes y de los
lugares geográficos, pero sobre todo en la espectacularidad de las escenas de
batallas, Enzo Pertile se reafirma en esta obra como uno de los mejores
dibujantes de historieta que ha dado el Paraguay.
Una historia tan inmensa
merecía una narración grafica majestuosa, que permitiera memorarla en una
dimensión única. Enzo Pertile ha respondido al desafío.