Desde que se inició la histórica y masiva marcha de los estudiantes
secundarios el viernes 18 de setiembre, en demanda de una mejor educación,
también se estaba iniciando una inedita revuelta a la que se sumaron los
estudiantes universitarios, y que se entroncó con la investigación periodística
que venía publicando Última Hora sobre la rosca de corrupción armada por el
entonces rector de la Universidad Nacional de Asunción, Froilán Peralta.
Ese mismo día, viernes 18, escribí mi columna semanal de
opinión en ÚH -que se publica los sábados- sobre la marcha de los secundarios y las siguientes las dedicaría a
la movida de los universitarios –que también empezó ese mismo día-, dos historias que
se unieron formando una sola, creando la más conmovedora movilización social en toda la historia
reciente del Paraguay, cuyo efecto en barrer con funcionarios corruptos ha sido
calificado como “un tsunami estudiantil”.
Una querida lectora me sugiere que rescate las cuatro columnas
semanales sucesivas y las publique en el blog, porque ella dice que ofrecen una linda visión en
perspectiva de todo lo que ha venido sucediendo.
Así que, aquí está: La revuelta estudiantil en cuatro
imágenes.
Menos flores y más
educación
(Publicado el sábado 19
de septiembre de 2015).
Si hay un equivocado gesto mediático del que la ministra de
Educación, Marta Lafuente, estará arrepentida, es el de haber salido a ofrecer
un primaveral ramo de flores a los dirigentes de la marcha estudiantil, durante
la sentata simbólica de protesta que realizaron este viernes frente al
Ministerio.
Si acaso fue una idea suya, resultó ser un craso error. La
creía mucho más inteligente. Si fue la recomendación de algún asesor de imagen,
debería buscarse otros mejores con urgencia.
Cualquiera que haya seguido de cerca el desarrollo de esta
singular movilización estudiantil, se tendría que haber dado cuenta de que sus
contenidos apuntaban a diferenciarse críticamente de toda esa simbología
oficial tradicional que identifica a la juventud con las flores y las fiestas,
con la frivolidad y el "no te metas en cuestiones políticas",
afirmando la idea de que los jóvenes son "la promesa del futuro" y no
los protagonistas del presente.
Como era de esperarse, los líderes estudiantiles rechazaron
elegantemente el ramo que les ofreció la ministra y utilizaron muy hábilmente
la oportunidad para responder con certera ironía: "No queremos flores sino
una mejor educación".
Precisamente, uno de los hermosos detalles de la marcha del
viernes fue la estupenda oratoria de los dirigentes. Resultó motivador escuchar
a chicos y chicas, aún adolescentes, expresándose con ideas tan claras y
precisas, y con un lenguaje tan correcto, en comparación con tantos políticos y
parlamentarios veteranos, que nos hacen sentir mucha vergüenza cuando los
escuchamos discursear.
La oleada de los gritos juveniles ganando las calles de la
capital, con sus muchas réplicas simultáneas en otras ciudades del interior, es
uno de los acontecimientos más esperanzadores que han surgido en esta era de
autoritarismo reciclado, de inmovilidad y de desencanto generalizado hacia los
referentes de las organizaciones políticas y sociales.
Es lindo ver a tantos chicos y chicas con sus coloridos
carteles y sus banderas rebeldes, abriéndose paso hacia un mejor futuro
posible. La inesperada primavera estudiantil le regala a la sociedad paraguaya
una sonrisa de optimismo y esperanza.
Habrá que ver cómo continua esta rebelión de las sentatas en
las aulas y los patios escolares, para que no sea solamente burbuja mediática o
bella flor de un día, como esas que a la ministra de Educación se les quedaron
incómodamente entre las manos.
Una nueva alborada del
periodismo y la sociedad
(Publicado el sábado 26
de septiembre de 2015).
Nunca antes había sucedido algo así...
Que una serie de reportajes de investigación, como los que
Última Hora inició en mayo de este año sobre el gran robo al Estado en la
Contraloría, derive en el juicio político, la renuncia forzada y el
procesamiento de dos altos funcionarios del Estado, el contralor Óscar
Velázquez y la subcontralora Nancy Torreblanca, era algo que resultaba
impensable que pudiera suceder en Paraguay, reino de la impunidad y el oparei.
Nunca antes había sucedido.... pero sucedió. Contra todos
los pronósticos.
Menos aún, que la siguiente serie de notas investigativas,
iniciada el 8 de setiembre, esta vez sobre el esquema de corrupción montado por
el rector de la Universidad Nacional de Asunción, Froilán Enrique Peralta,
llegue a desencadenar una gran revuelta estudiantil, sacudiendo no solamente a
toda la estructura del sistema universitario, sino a la misma sociedad
paraguaya, era un acontecimiento que no cabía ni en las previsiones más
optimistas.
Y menos aún que el hasta entonces todopoderoso rector,
apodado el Ferrari, se vea forzado a pedir permiso y ocultarse, luego a ser
imputado por inducción a un hecho punible, obligado a renunciar a su cargo y
acabar detenido por la Justicia...
Nunca antes había sucedido.... pero sucedió. Contra todos
los pronósticos.
Quizás fue el despertar de una mayor conciencia en los
jóvenes, alimentado por la reciente visita del papa Francisco, quien les había
exhortado: "Hagan lío, pero organicen el lío". ¡Y vaya que lo
hicieron...!
Quizás fue la cosecha tardía de tantas otras luchas estudiantiles
a través de la historia, desde la época de la dictadura stronista, tantas veces
ahogada con represión y con sangre.
Quizás fue el efecto de una época de interconexión con el
mundo a través de las redes sociales de internet, del conocimiento abierto, de
la globalización que supera a la isla de mediocridad y censura.
Quizás fue el simple hartazgo de una sociedad por tantos
años sometida a la corrupción y a la narcopolítica, obligada a callar y a tener
miedo.
Quizás fue todo eso y mucho más.
Lo cierto es que de pronto nos encontramos con un inédito
setiembre de primavera anticipada, de calles y predios invadidos por gritos
juveniles, por banderas coloridas y letras de rebeldía, por cadenas humanas de
solidaridad y esperanza, por consignas de fortalecida intransigencia, con un
hashtag (etiqueta) que se volvió símbolo de esperanza: #UNAnotecalles.
Es una nueva alborada del periodismo investigativo, pero
sobre todo una nueva alborada de la sociedad, que nos obliga a no dormir en los
laureles, a dar más y mejor cada día. Porque a #UNAnotecalles le debe seguir un
#PARAGUAYnotecalles.
Quiénes están detrás de
#UNAnotecalles
(Publicado el sábado 3
de octubre de 2015).
Primero dijeron que
el presidente Horacio Cartes
operó desde las sombras los hilos de la gran revuelta estudiantil,
pasándole la factura al senador Calé Galaverna, por haberlo desafiado en las
internas de la ANR, y que permitió denunciar el esquema de corrupción del ahora
ex rector de la UNA, Froilán Peralta,
que acabó en su inaudita
renuncia, procesamiento y cárcel.
Cuando lo escuché, no pude evitar la risa. ¿En serio creen
que Cartes pueda influenciar a los estudiantes que forjaron su liderazgo
criticando la acción represiva de este Gobierno y la corrupción de la actual
clase política? En el eventual caso de que pudiera hacerlo, ¿sería Cartes tan
necio como para ayudar a despertar al gigante que hoy está devorando gran parte
de su base de sustentación político-partidaria?
Después dijeron que es el ex presidente y ex obispo Fernando
Lugo quien imparte instrucciones a los líderes de la revuelta, como una manera
de elaborar su próximo regreso a la presidencia. Otra vez la risa. ¿En
serio...? ¿Lugo...?
Aunque una figura muy ligada a Lugo, el ex decano de
Arquitectura y candidato a intendente municipal de Asunción por el Frente Guasu
(entre otras organizaciones), Ricardo Meyer, se ha convertido en figura clave
al ser nombrado rector interino de la UNA, lo más probable es que acabe
perjudicado por la decisión de mantener su candidatura electoral, en contra de
la idea de que habría hecho historia ayudando a consolidar la más importante
reforma estudiantil en el Paraguay.
Entre los inventados padrinazgos por derecha e izquierda, la
masiva movilización de los estudiantes universitarios –con su impresionante
réplica a nivel secundario– continúa sacudiendo no solo a la estructura
corrupta y dictatorial de la UNA, sino a la misma sociedad paraguaya.
Quienes se sienten amenazados por la primavera estudiantil,
acusan que "es una movilización política". ¿Y qué tiene de malo que
lo sea? Solo con el verdadero sentido aristotélico de la política –la búsqueda
del bien común– se puede construir una sociedad mejor, desde los espacios de la
democracia participativa.
A diferencia de la práctica perversa que convirtió a las
facultades en seccionales coloradas, comisarías policiales y antros de
prostitución, en la actual revuelta estudiantil conviven pensamientos e
ideologías diversas, que se enriquecen en el conflicto y las diferencias,
construyendo una unidad social pocas veces vista en nuestra historia.
La lucha es de los estudiantes. Pero los que acusan tienen
razón al señalar que hay fuerzas por detrás. Están los padres, las madres, los
abuelos, emocionados de que sus hijos y nietos protagonicen el cambio que ellos
no pudieron. Están los niños y las niñas, que crecerán seguramente con menos
miedo y más conciencia. Y está la gente: toda una sociedad que ya había bajado
los brazos ante la corrupción y la narcopolítica, y que hoy se da el lujo de
volver a soñar con un Paraguay diferente.
Cuando los jóvenes
enseñan a los mayores
(Publicado el sábado 10
de octubre de 2015).
Hay lecciones esenciales en la vida, que no se aprenden en
las aulas. Por el contrario: a veces para aprender o impartir la clase más
magistral, hay que salir de las escuelas, colegios y facultades.
Probablemente eso está ocurriendo con las revueltas
estudiantiles universitarias y secundarias, que en estos días siguen
conmoviendo e interpelando a gran parte de la sociedad paraguaya.
Es compresible el temor de muchos padres de familias,
incluyendo a sectores de los mismos estudiantes, de que los paros académicos y
administrativos les hagan perder el semestre o todo el año lectivo. Han
invertido esfuerzo, dinero y tiempo, y les preocupa que los estén perdiendo y
ya no los puedan recuperar.
Pero como lo señalaba en estos días en un posteo en Twitter
que resultó polémico y provocó mucha discusión: Perder un semestre o un año de
estudios no es tanto sacrificio... cuando a cambio se puede ganar un mejor
país.
Con sus respectivas movilizaciones, tanto los chicos y
chicas de la universidad, como los de la secundaria, nos están mostrando a los
más adultos cómo se pueden empezar a forzar los cambios que siempre hemos
ansiado, y a los que antes no nos hemos animado, al menos con la fuerza y la
unidad suficiente como ellos y ellas lo están haciendo.
Por ejemplo, el caso de los secundarios. Fue tan contundente
su movilización, que obligaron a que el propio presidente de la República,
Horacio Cartes, los invitara a reunirse con él y parte de su Gabinete, en el
Palacio de Gobierno.
Parecía una inteligente acción de márketing desde el poder.
Recibirlos, escucharlos, tomarse una linda foto para la prensa y luego
despedirlos con lindas promesas, que no necesariamente había que cumplir. Era
el populista método de siempre. Pero no, estos chicos y chicas exigieron puntos
concretos, pidieron la firma de un acuerdo de compromiso, pusieron un plazo y
al no obtener respuestas fueron al paro y volvieron a la calle, desnudando la
hipocresía oficial.
Por ejemplo, el caso de los universitarios, a los que muchos
acusan de intransigentes. Sin renunciar a las cuestiones esenciales de su
lucha, accedieron a que se elija un nuevo rector de la UNA para que los
funcionarios puedan cobrar sus salarios, pero obligan a la nueva autoridad a
firmar una carta de compromiso, asegurando los mecanismos para la reforma
estatutaria y para una participación democrática de los estudiantes en todo el
proceso.
Algo nuevo está naciendo en la universidad, en los colegios,
y por contagio, en la misma sociedad.
Hoy son los jóvenes quienes nos enseñan a los mayores.
Ojalá
aprendamos.