lunes, 28 de agosto de 2017

Sombrero Hũ, el símbolo de una era oscura que persiste en Encarnación


El busto de Domingo Robledo, ex compadre de Stroessner, fue arrancado de la Terminal de Encarnación, pero volvió a instalarse y se mantiene sin placa ni nombre. El escritor Robin Wood lo retrató como un villano de historietas.

#CrónicasDeLaMemoria


Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

–¡Ha caído la dictadura del general Alfredo Stroessner...!
Fue la inesperada noticia que el abogado encarnaceno Luis Eliézer Pocho Espinoza Ojeda oyó en una emisora argentina, en la madrugada del 3 de febrero de 1989. Tras confirmar que no era una broma, salió a la calle a respirar hondo. La capital de Itapúa amanecía envuelta en un sepulcral silencio.
Pocho sintió que había llegado el momento de cobrarse tanta injusticia, especialmente por la prisión y los maltratos que le infligieron en 1972, cuando lo llevaron preso junto a otras 21 personas, a las que involucraron en el asesinato del intendente encarnaceno Domingo Robledo, alias Sombrero Hũ, cuando todos sabían que quien lo mató fue el director de Correos, Herminio Palacios, quien además se suicidó tras cometer el crimen.
El abogado buscó una larga cadena y la alzó en su camioneta. Manejó hasta la Terminal de Ómnibus de Encarnación. Estacionó frente al busto dedicado a Domingo Robledo. Rodeó un extremo de la cadena en torno a la cabeza y el cuello del monumento y ató la otra punta a la carrocería del vehículo. Luego puso en marcha el motor, aceleró con mucha fuerza y sonrió al sentir que el busto se desprendía con un golpe seco, cayendo al suelo.
Entonces, Pocho Espinoza recorrió con su camioneta las principales calles de Encarnación, haciendo sonar la bocina y arrastrando el busto de Domingo Robledo, frente a las miradas atónitas de sus conciudadanos, mientras gritaba:
–¡Al fin cayó también nuestro tirano...!


Domingo Robledo (a la derecha) con su característico sombrero negro.
DE VUELTA. Veintiocho años después, el busto de Domingo Robledo Valenzuela, el célebre Sombrero Hũ, todavía permanece frente a la Terminal de Ómnibus de Encarnación.
Llamativamente, no hay placa que revele la identidad del hombre del monumento.
–Señora, ¿sabe usted quién es este personaje? –pregunto a la chipera Ña Felicia.
–No, che karai. Seguro es un héroe de la guerra –dice.
En 1989, el busto de Sombrero Hũ fue abandonado en un vertedero por Eliézer Espinoza. De allí lo recogieron las autoridades de la época y lo volvieron a ubicar en la Terminal, aunque desde entonces hay como cierta vergüenza en rendirle honores.
–La intendenta Élida Bartonchelo le puso una placa nueva con su nombre, pero enseguida alguien sacó y escondió –dice un funcionario de la Terminal de Ómnibus, que pide no ser identificado.

SEÑOR FEUDAL. Nacido en Encarnación, el 20 de diciembre de 1911, de origen humilde, Domingo Robledo fue amigo de infancia y compañero de estudios de su compueblano Alfredo Stroessner, con quien fueron a la Guerra del Chaco en 1932.
"Robledo protegió a Stroessner durante su exilio en Posadas, Argentina, en 1953. Por eso el dictador lo nombró intendente de Encarnación en 1958, cargo que ejerció hasta ser asesinado en 1972", destaca el historiador encarnaceno Julio Sotelo.
Hay quienes lo recuerdan con gratitud por sus obras, como la construcción del estadio del club 22 de Setiembre o la creación del barrio IPVU, pero otros lo hacen con rencor por su ínfulas de señor feudal, déspota y arbitrario, acostumbrado a exigir dinero que luego ya no devolvía.

Con su amigo, el dictador Alfredo Stroessner, admirando una mandioca gigante.

EL FIN. Fue uno de estos préstamos sin devolución el que lo enemistó con su amigo y correligionario Herminio Palacios, jefe de Correos.
"Cuentan que Robledo pidió mucho dinero en préstamo a Palacios. Cuando este fue a pedirle que devuelva, Robledo lo abofeteó y ofendió", narra Julio Sotelo.
El lunes 18 de diciembre de 1972, Palacios vio pasar al intendente en su auto por la avenida Caballero. El jefe de Correos tomó un cuchillo de cocina, subió a su camioneta y lo alcanzó en el cruce con la ruta 1, donde lo embistió y lo tiró a una cuneta. Luego bajó y lo apuñaló reiteradas veces. Enseguida, Palacios se autoeliminó con el mismo cuchillo.
El caso fue aprovechado por el delegado de Gobierno Juan Vicente Ricciardi para encarcelar a 22 adversarios políticos, a quienes acusó del asesinato, a pesar de que todos sabían que solo fue Palacios.
Hoy, el busto de Sombrero Hũ sigue siendo un símbolo en el paisaje urbano de Encarnación. Nadie más se animó a arrancarlo con cadenas.

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El "Sombrero Blanco", personaje de Robin Wood inspirado en Robledo para su serie Morten. 

Un villano de historietas


El gran escritor paraguayo de historietas Robin Wood vivió durante su juventud en Encarnación y conoció de cerca la leyenda de Sombrero Hũ. En los años 80 se inspiró en el personaje, cambiando negro por blanco, para crear a un villano de su serie Morten, dibujada por el argentino Carlos Pedrazzini. El Sombrero Blanco es el alcalde de un pueblo sudamericano, déspota y corrupto, que gobierna a través del terror, hasta que cae en desgracia.

Últimas noticias periodísticas sobre Serafina Dávalos


El hallazgo de una serie de artículos periodísticos de época sobre una querella judicial de 1957, en el que un sobrino de la ilustre primer abogada paraguaya y líder feminista Serafina Dávalos acusa a la excompañera de esta de haberla dejado morir, produjo sorpresas y controversias, tras su publicación en el diario Última Hora. Este es un resumen de las notas, a pedido de lectores del blog.   

#CrónicasDeLaMemoria


Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

En setiembre de 1957, una mujer llegó al Sanatorio Leriche, sobre Perú y Ana Díaz, en la zona del Mercado 4 de Asunción, a pedir medicamentos "para una mujer pobre, que estaba gravemente enferma".
El médico que la atendió, Óscar Acuña Torres, se mostró intrigado y explicó que no podía recetar medicinas sin inspeccionar a la enferma. Tras insistir, la mujer aceptó llevarlo hasta una vivienda sobre la calle Rodríguez de Francia.
Al ingresar a la residencia, el médico quedó sorprendido ante lo que describió como "un cuadro macabro".
En el interior de una habitación se hallaba una mujer de edad avanzada, "totalmente desnutrida, presa del hambre, tendida sobre un catre de lona, sin colchón, con los pies fuera de la cama".
El doctor Acuña Torres, –quien llegó a ser presidente del Partido Revolucionario Febrerista, fallecido en el 2003–, quedó impactado al reconocer que la enferma no era otra que Serafina Dávalos. La que había ido a pedir medicamentos era Honoria Balirán, secretaria y "dama de compañía" de Serafina, pero en realidad su pareja sentimental, en una época en que las relaciones de personas del mismo sexo resultaban aún inconfesables.
Dos años después, en su declaración ante un Juzgado en Asunción, Acuña Torres contó que hizo lo posible por intentar curar a Serafina, pero el daño a su organismo estaba muy avanzado y falleció irremediablemente el 27 de setiembre de 1957.

ACUSACIÓN. El abogado Nicasio Dávalos, hijo de un hermano de Serafina, presentó querella criminal contra Honoria Balirán ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal de Asunción, a cargo del juez Ernesto Giménez, acusándola de ser autora de "la muerte lenta y horrorosa de la doctora en Derecho".
En el relato se describe que Balirán vivía con Serafina Dávalos desde 1915, como "dama de compañía". Nicasio afirma que la mujer empezó a ejercer sobre su tía "una influencia morbosa, encaminada a quedarse con todo lo que acumulaba de fortuna, por su gran capacidad de trabajo".
Así la mujer logró que Serafina la nombre su heredera universal, quedándose con la propiedad del Palacete en que vivían, sobre la calle Herrera casi Tacuarí, que luego vendió al Estado y también procedió a vender los coches de la abogada y un establecimiento ganadero en Itacurubí de la Cordillera, quedándose con el importe de las ventas.
"Allí empezó el viacrucis de la doctora, que fue sometida por su secretaria, quien le negó los alimentos indispensables para su subsistencia, la castigó brutalmente en todas las ocasiones en que reclamaba alimentos, teniéndola secuestrada por largo tiempo hasta su muerte, incomunicándola para que no se entere nadie...", relata el sobrino Nicasio Dávalos, en la querella.

Publicación del diario El País de Asunción, de fecha 19 de octubre de 1959.
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Los testimonios más consistentes que se revelan sobre la forma en que murió la ilustre abogada y pionera feminista Serafina Dávalos son los brindados por dos médicos que aseguraron haberla asistido en sus últimos días y la encontraron en un grave estado de desnutrición, ante la falta de cuidados.
El principal testigo, que brindó su declaración ante el proceso judicial iniciado en 1957 ante el juez de Primera Instancia en lo Criminal de Asunción, Ernesto Giménez, fue el doctor Óscar Acuña Torres, médico del Sanatorio Leriche. Reconocido dirigente del Partido Revolucionario Febrerista (PRF), llegó a ser presidente de dicha organización política en dos periodos y falleció en un accidente automovilístico, el 14 de enero de 2003, en las afueras de la ciudad de Coronel Bogado.
En su declaración testifical, en el marco de la querella promovida por el abogado Nicasio Adriano Dávalos, sobrino de Serafina, contra la ex compañera sentimental de la misma, Honoria Balirán, reproducida por varias publicaciones del diario El País de Asunción, en octubre de 1959, el doctor Acuña Torres relata que fue a visitar a Serafina, a la casa en que la tenían, sobre la calle Rodríguez de Francia, donde la encontró "en un cuadro terminal" y "totalmente desnutrida".
"Le suministró en esa oportunidad remedios y cuando fue la segunda vez, dos o tres días después, acababa de morir", precisa la publicación.
Acuña Torres también declaró que Honoria Balirán le pidió "reserva sobre su estado", porque "no quería que se comentara con nadie el estado en que se encontraba" Serafina Dávalos.

OTRO MÉDICO. En el mismo proceso judicial declaró además el médico Telmo Aquino, también integrante del equipo del Sanatorio Leriche, quien "corroboró plenamente lo afirmado por su colega, por haber presenciado también ese mismo cuadro".

LA CRIADA. Otro testimonio brindado ante el juez Giménez fue el de Cecilia Vázquez, quien fue presentada como la criada que prestaba servicio en la casa en que vivían Serafina Dávalos y Honoria Balirán.
Vázquez también sostuvo que Honoria Balirán "le ha hecho objeto de malos tratos a la doctora Dávalos, castigándola, no proporcionándole los alimentos y medicamentos que le hacían falta", según la publicación de El País.
Agregó que la doctora Dávalos "presentaba en su cuerpo moretones que probaban fehacientemente los malos tratos de que era objeto".
La criada contó que cuando Serafina se encontraba muy mal, le pedía a ella "que fuera a llamar a la señora Zulma de Martínez", pero Honoria Balirán le prohibía hacerlo, cerrando las puertas con llave.
Cuando murió Serafina, Honoria "no quiso que se diera la noticia a nadie", indicó Cecilia Vázquez.

AMIGA. Zulma Llano de Martínez, amiga de Serafina Dávalos, también declaró en el proceso judicial, alegando que la visitó en varias oportunidades, comprobando personalmente el estado de abandono en que la tenían.
"Le negaba alimentos y se negaba a comprar medicamentos cuando ella necesitaba", dijo la mujer, asegurando que en más de una oportunidad encontró rastros de golpes físicos en el cuerpo de Serafina.

POLÉMICA. Los datos revelados por ÚH sobre la presunta manera en que murió la ilustre abogada Serafina Dávalos causó polémica en círculos intelectuales, feministas y de colectivos LGBT.
El grupo Aireana, en nota publicada en su página de Facebook, sostiene que la versión del sobrino Nicasio Dávalos es probablemente falsa. Sin embargo, hasta ahora no aparece otra versión documentada sobre la muerte de Serafina Dávalos, que refute la historia, ni los testimonios que han sido publicados.
¿Cómo acabó el juicio? El historiador Fabián Chamorro señala que no se hallaron más publicaciones. Rosemary Dávalos, sobrina nieta de Serafina, cree que la familia le pidió a Nicasio que desista de la querella y que no existió un veredicto final... pero todavía quedan muchos detalles por investigar.

Otra de las publicaciones de El País, que encendieron la polémica.

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La tumba perdida de Serafina

¿Dónde está la tumba de la primera mujer abogada paraguaya y admirada líder feminista Serafina Dávalos?
Esta fue la pregunta que motivó al historiador Fabián Chamorro a hurgar en antiguos periódicos, donde halló las crónicas sobre una querella judicial entablada por Nicasio Dávalos, sobrino de Serafina, en 1959, acusando a la ex compañera sentimental de la abogada, Honoria Balirán, de haber provocado intencionalmente su muerte, privándola de alimentos... y de haber ocultado sus restos, tal como hemos consignado en la crónica anterior.
"Muerta la doctora (Dávalos), la Balirán y su cómplice se apresuraron para asegurar el botín y llevaron, con propósito de ocultar el crimen, el cadáver de la doctora, con destino desconocido, pues ni siquiera figura con entrada en el Cementerio de la Recoleta, como corresponde", aseguró Nicasio Dávalos en la querella, según refiere una publicación del diario El País de Asunción, el 19 de octubre de 1959.
Agrega que "ni siquiera dieron aviso a los periódicos y parientes, y el ataúd que se dice contiene el cadáver apareció después en la Recoleta".

MISTERIO. "Hace tiempo que vengo buscando la tumba de Serafina Dávalos, como parte de una investigación para una obra de cuatro tomos sobre la historia del Cementerio de la Recoleta, pero no existe ningún dato acerca de su ubicación, ni siquiera hay registros de que la hayan enterrado allí", destaca el historiador Fabián Chamorro.
Tratando de obtener los datos sobre el destino de sus restos, Fabián encontró algo más terrible: la acusación de que la muerte de Serafina fue lenta y dolorosa, presuntamente provocada por su ex compañera sentimental, para quedarse con sus bienes.
"No conocíamos esta parte oscura de la historia de Serafina y me sorprendió mucho", admite Chamorro.
La historiadora Ana Barreto Valinotti, quien incluyó la biografía de Serafina Dávalos en su libro Mujeres que hicieron historia en el Paraguay, editado en 2011, también se muestra sorprendida. Ella escribió que "Serafina falleció en 1957, en la pobreza, habiendo ejercido su profesión de abogada hasta el final de sus días. A sus restos se les negaron funerales cristianos".
Barreto cuenta que hace poco se enteró de nuevos datos sobre la pionera del feminismo. "Por la investigación de su sobrina nieta Rosemary Dávalos, sabemos que la fecha de su nacimiento es equivocada. Hay detalles de su biografía por corregir, pero el relato de su trágica muerte resulta sorprendente para quienes la admiramos", destaca.
Barreto coincide en que el lugar donde está sepultada Serafina Dávalos sigue siendo un misterio, que resulta un desafío para los historiadores.

SORPRESA. "No conocía los detalles de esta lúgubre historia y me da mucha pena", dice la sicóloga Rosemary Dávalos, sobrina nieta de Serafina, quien está trabajando en rescatar y valorar la vida y obra de la gran luchadora feminista. Teme que esta revelación periodística empañe la valiosa trayectoria de Serafina, aunque las circunstancias de su muerte no pueden opacar el brillo de su vida.
El palacete sobre Herrera casi Tacuary, en Asunción, que perteneció a Serafina Dávalos. Foto: Andrés Colmán G.
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En defensa de Honoria Balirán

Tras los datos de la querella de Nicasio Dávalos contra Honoria Balirán, el diario El País publicó el 23 de octubre de 1959 una carta de Héctor Saturnino Mendieta, paraguayo residente en Argentina, quien defiende a la ex compañera de Serafina.
Este relata que Serafina Dávalos nombró a Honoria Balirán como su heredera universal en 1917, "en plena juventud y en la plenitud de sus medios", lo cual contradice que pueda causar su muerte para quedarse con sus bienes.
Mendieta acusa al sobrino de Serafina, Nicasio Dávalos, de tener "propósitos oscuros" con la querella, probablemente el de quedarse con los bienes. "Nunca hemos visto a los parientes de ella acercársele", destaca.
"Nadie desconoce que la doctora Dávalos y la Balirán se trataban como hermanas y como tales registraban también diferencias, que originaban discusiones. He sido testigo de varias de estas discusiones", dice.
Relata, además, que Honoria Balirán vendió al Estado paraguayo el Palacete de la calle Herrera, que le dejó Serafina, por un valor de 3 millones de guaraníes, la mitad de la oferta original que pensaba percibir.

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Las huellas de la primera abogada

Según la biografía oficial, Serafina Dávalos Alfonze nació en Ajos, la actual Coronel Oviedo, el 9 de setiembre de 1883, pero nuevos datos hallados por su sobrina nieta, Rosemary Dávalos, indican que en realidad nació algunos años antes.
"La fecha de su nacimiento surgió de una obra del historiador Carlos R. Centurión, pero tenemos documentos que refieren que fue en otra fecha. Estamos comprobando, antes de dar a conocer", afirma Rosemary.
Tras estudiar en la Escuela Graduada de Niñas, Serafina promueve con sus compañeras la creación de la Escuela Normal de Maestras en 1896 y egresa como maestra en 1898. Ante la guerra civil de 1904, lleva adelante una movilización de mujeres en busca de la paz.
Fue la primera mujer abogada del Paraguay, egresada en 1907, con su revolucionaria tesis Humanismo.
En 1908 se convierte en la primera mujer integrante del Superior Tribunal de Justicia.
En 1910 asiste como delegada oficial del Paraguay al Congreso Internacional Femenino en Buenos Aires, Argentina.

Serafina Dávalos (Foto: Portal Guaraní).