En
abril de 1965, el Ángel de la Muerte entró a una joyería en el Puerto de
Asunción y se encontró con Sonia Tauber, su ex prisionera. La historia es
rescatada en el libro periodístico Mengele en Paraguay.
Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman
Era una
luminosa mañana de abril de 1965. Sonia Tauber, de soltera Sonia Brom,
ciudadana polaca nacionalizada paraguaya, sobreviviente de los campos de
concentración de Auschwitz y Birkenau durante la Segunda Guerra Mundial, se
encontraba en la trastienda de la Relojería y Joyería J. Tauber, el local que
tenía con su marido Jacobo Tauber en el edificio colonial de La Recova, sobre
la calle Colón casi Presidente Franco, en la zona del Puerto de Asunción,
cuando una de sus empleadas la llamó, porque había llegado un cliente que
hablaba en inglés.
Sonia
fue hasta la parte delantera del local. Allí estaba un hombre mayor, de
estatura baja, bien aseado y vestido con elegancia, mirando algunos de los
relojes.
—¡Good
morning...! —saludó ella en un correcto inglés y el hombre le contestó.
DÉJÀ VU. Sonia tuvo al instante
una sensación extraña, de escalofrío y a la vez de incómoda familiaridad.
"A este hombre lo conozco. ¿De dónde?", pensó.
Ella se
aproximó al mostrador, instintivamente, recelosa y temerosa. El hombre pidió
ver uno de los relojes. Al extender su brazo izquierdo para tomar el reloj,
quedó expuesto a la luz matinal el tatuaje que Sonia llevaba marcado de por
vida en la piel, en el cuerpo, en el alma, en la memoria: 29458. Los números
parecían resplandecer ante la luz solar que ingresaba por los arcos del
corredor colonial ante los ojos del extraño cliente.
Al
verlo, el hombre se quedó pasmado.
—Su
rostro se puso blanco —recuerda Flora Tauber, la hija de Sonia, rememorando el
episodio que su madre, ya fallecida, le había contado tantas veces y que
siempre la hacía estremecer.
Sonia Tauber, en Asunción. Nótese el tatuaje de Auschwitz, en el brazo izquierdo. |
UN FLASH. Al ver el rostro pálido
y asustado del extraño cliente, Sonia Tauber lo reconoció en un flash que le
golpeó la memoria.
Era él.
El Ángel de la Muerte. El imperturbable y sonriente jefe médico del campo de
concentración de Auschwitz, a donde ella había sido llevada dos décadas atrás,
cuando tenía apenas 17 años, junto a casi todos los miembros de su familia, sus
padres y cuatro hermanos, y en donde solamente ella y su hermana menor, Ester,
habían logrado sobrevivir.
Era él.
El médico nazi Josef Mengele. El hombre de la diabólica sonrisa helada. El
criminal de guerra más buscado del mundo, acusado de responsabilidad en el
asesinato de cerca de 400.000 prisioneros, principalmente judíos.
El
imperturbable jerarca nazi a quien ella había sido obligada a cortarle el pelo,
más de una vez, durante esos años de insoportable cautiverio.
Veinticuatro
años después de que ella y su hermana habían escapado de aquel infierno y
habían atravesado el océano para intentar dejar atrás toda la horrible
pesadilla, él estaba otra vez allí, a miles de kilómetros de Auschwitz y de
Birkenau.
Justamente
allí, en su nueva patria y en su propia ciudad, en su propia tienda, intentando
comprarle relojes, como si nada hubiera pasado.
REVELACIÓN. La
historia de Sonia Tauber y el doctor Josef Mengele es revelada por primera vez
con detalles precisos en el libro de investigación periodística Mengele en
Paraguay, escrito por el autor de este artículo, en colaboración con Desirée
Esquivel y Narciso Meza Martínez, que presenta la editorial Servilibro.
La obra
es continuación de una serie de reportajes que ÚLTIMA HORA empezó a publicar en
marzo del 2014, con datos inéditos sobre los años en que el criminal de guerra
Josef Mengele estuvo refugiado en Hohenau, Itapúa, protegido por una red nazi,
ligada a la dictadura del general Alfredo Stroessner.
HUIDA. Cuando Sonia Tauber
reconoció a Mengele en su joyería, el médico nazi ya estaba viviendo en Brasil,
tras haber huido ante un intento de ser capturado por agentes israelíes, pero
regresaba cada cierto tiempo al Paraguay.
"Cuando
mi mamá se dio cuenta de quién era, empezó a gritar: '¡Es Mengele! ¡Es
Mengele!', mientras él salía corriendo hacia la calle. Mi padre acudió al
escuchar los gritos e intentó perseguirlo, pero solo pudo ver cuando Mengele
subía apurado a un auto y se perdía en las calles de Asunción", narra
Flora Tauber, la hija de Sonia.
Armand
Reynaers, dueño del Hotel Tirol del Paraguay, de Itapúa, contó que Josef
Mengele vino por última vez al país y se alojó en el establecimiento, en 1970.
Murió ahogado en Brasil, en 1979.
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Esta historia está narrada con muchos detalles en el libro Mengele en Paraguay (Servilibro, 2018). También forma parte de la película documental De Auschwitz a
Hohenau, dirigida por Desirée Esquivel.
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(Foto abajo: izquierda, Flora Tauber, hija de Sonia Tauber. Derecha: Josef Mengele, cuando ya estaba viviendo en Brasil, pero seguía viniendo de visita al Paraguay).
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