Nada de eso podría ocurrir, según nuestra experiencia más pesimista o realista… pero la política paraguaya suele ser también una caja de sorpresas. Recuerden, si no, el Marzo Paraguayo o la victoria electoral de Lugo. O a quienes creían que los hasta entonces intocables González Daher, Díaz Verón o Zacarías Irún nunca irían a caer.
Lo que pueda suceder en las próximas semanas o meses, depende mucho de los hilos que se muevan desde la Embassy de la avenida Mariscal López, como del comportamiento que tengan los principales contendientes en la disputa actual de poder dentro del coloradismo.
Mientras tanto, aunque todos tengamos la impresión de que “no hay nada nuevo bajo el sol”, sin embargo, sí lo hay. No deja de ser importante que se produzcan denuncias oficializadas ante organismos estatales (Seprelad y Tributación, presionando al Ministerio Público, con efectos en la Justicia internacional, principalmente Panamá, tras los Pandora Papers), como que, por primera vez, un ministro del Interior exponga el esquema de poder político mafioso (o al menos una parte del mismo) ante una sesión en el Poder Legislativo, transmitido en vivo por los medios de comunicación.
Tal vez no pase nada a nivel de Fiscalía o del Poder Judicial, cooptados por la corrupción y el poder político, pero que la sociedad se nutra de información de primera mano, en las portadas de los mayores diarios y en horario prime time de los principales noticieros televisivos, puede ayudar a desencadenar interesantes procesos de depuración de nuestro endeble sistema democrático.
Seguramente muchos seguirán votando por los bandidos de siempre en las próximas elecciones, pero, con todo esto que está saliendo a luz, que al menos algunos reflexionen sobre lo qué están haciendo y cambien de actitud, puede hacer posible que algo, alguito, empiece a cambiar. Claro que, para eso, hace falta construir desde la oposición y desde los espacios independientes mejores alternativas políticas y líderes más creíbles, y no cometer el error de presentar de nuevo en las elecciones a los mismos quemados personajes de siempre, que inspiran tanta desconfianza o rechazo como los que acaparan el poder corrupto desde hace 70 años.
Andrés Colmán Gutiérrez
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